Crítica:CINE

Entre la muerte y la vida

De tal modo se ha impuesto en nuestros días el llamado «cine de autor» que a menudo se olvida lo que un filme tiene de labor de equipo. Parece que en un principio los intérpretes de las películas, americanas sobre todo, llevaban a cabo totalmente su trabajo, incluyendo los lances más arriesgados, en un juego a medias entre el teatro y el circo. Muchos galanes cuyos nombres aún están en la memoria de todos, debieron a su aptitud para tal clase de ejercicios y a su amor por el riesgo, una fama que quizás su sola presencia física o su dominio de la escena les hubieran negado.Mas a medida que el c...

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De tal modo se ha impuesto en nuestros días el llamado «cine de autor» que a menudo se olvida lo que un filme tiene de labor de equipo. Parece que en un principio los intérpretes de las películas, americanas sobre todo, llevaban a cabo totalmente su trabajo, incluyendo los lances más arriesgados, en un juego a medias entre el teatro y el circo. Muchos galanes cuyos nombres aún están en la memoria de todos, debieron a su aptitud para tal clase de ejercicios y a su amor por el riesgo, una fama que quizás su sola presencia física o su dominio de la escena les hubieran negado.Mas a medida que el cine se fue enriqueciendo, la acción de las películas se fue haciendo cada vez más complicada. Como en el circo, el público exigía cada vez más emoción, mayor riesgo, aunque sólo fuera en la mentida realidad de la pantalla. Fue entonces cuando surgieron los «dobles», es decir, especialistas en arriesgar los huesos o la vida allí donde la estrella protagonista se negaba.

Hooper, el increíble

Director, Hal Nedham. Guión de Thomas R¡ckman y Bill Kerby, según la novela de Walt Green y Walter S. Herdom. Fotografía, Boby Byerne. Intérpretes: Burt Reynolds, Jan-Michael Vincent, Sally Field. EEUU. Aventuras. Local de estreno. Luchana.

Uno de estos especialistas que, reunidos en grupos, pueden hoy encontrarse en todas las cinematografías importantes, fue hace tiempo Hal Nedhman realizador de este «Hooper» increíble.

Así como otros directores incluyen en sus biografías estudios universitarios o ayudantías al lado de nombres famosos, Nedham anota en la suya cuarenta fracturas, dos lesiones en la columna vertebral y una serie de secuencias violentas realizadas con su grupo para filmes diversos. No es de extrañar, por tanto, que dentro de tal género se haya convertido en director y que este su nuevo filme venga a ser por no solo su autobiografía, sino también un canto al riesgo de una profesión y unos hombres que, al amparo de una anécdota simple, realizan toda clase de «números y trucos».

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