Tribuna:DIARIO DE UN SNOB

El amor

Un día me llaman de la tele, ya saben ustedes cómo son esos chicos:-Que te vengas por aquí a La clave, que vamos a hablar del amor.

Es Felipe Mellizo, periodista sabio y raro, escritor raro y rico, pájaro carpintero de la literatura que en seguida se cansa de picotear en un árbol, en un periódico, y se va a otro, o pone una granja avícola o se enamora.

Le admiro mucho, pero a pesar de todo tuve que decirle que no:

-Es que ese día tengo oculista, Felipe.

Sé que luego han comentado por Prado del Rey Juan Carlos I que cuando se tiene tele se deja el oculi...

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Un día me llaman de la tele, ya saben ustedes cómo son esos chicos:-Que te vengas por aquí a La clave, que vamos a hablar del amor.

Es Felipe Mellizo, periodista sabio y raro, escritor raro y rico, pájaro carpintero de la literatura que en seguida se cansa de picotear en un árbol, en un periódico, y se va a otro, o pone una granja avícola o se enamora.

Le admiro mucho, pero a pesar de todo tuve que decirle que no:

-Es que ese día tengo oculista, Felipe.

Sé que luego han comentado por Prado del Rey Juan Carlos I que cuando se tiene tele se deja el oculista. Pues no señor. A ver por qué. Ustedes se han creído que son la bomba atómica. Que le hacen a uno un favor. A mí me cae bien Balbín, como todos los señores que fuman en pipa. No soy fumador y el humo dulzón de la pipa me acerca blandamente a ese paraíso artificial para burgueses y locutores. Me cae bien, ya digo, pero así y todo.

Me caen mejor mis ojos.

El doctor García Castellón, gran oculista, gran amigo, el hombre que ha operado a Aleixandre de dos glaucomas, y a Garcíasol y a tantos otros poetas, es para mí una cita de amor más importante que la tele. Son dos ojos para toda la vida. Bueno, pues parece que se lo tomaron a mal. Cómo son. Una vez me lo dijo Gerardo Diego:

-Mira, Umbral, no vuelvo a Televisión Española. Son desconsiderados y creen que nos hacen un favor.

Hace poco se escapó Gerardo de la tele en un acto académico donde querían enchufarle junto a Dámaso Alonso. Miguel Delibes les pide pasta por venir de Valladolid:

-Otros perderían el culo por salir en la cosa, Miguel.

-Yo tengo poco culo.

La tele, el electrodoméstico que habla. Mientras escribo esta crónica viene a interrumpirme el señor que pone en marcha el lavaplatos. El gato y yo atendemos obnubilados a sus explicaciones de cómo se lava un plato. La tecnología es la forma de crecimiento de la barbarie. A Paco Costas le han quitado un programa televisivo porque explica lo fácil que es pegársela con un coche:

-Es que los coches no están hechos para chocar- me dice Norberto Carrasco Araúz, ecologista y amigo, partidario de conducir sin arrogancia.

-Ya, pero si te la pegas se comprueba que el coche es de cartón-piedra, como las botas de las legiones de Mussolini.

A los dos jóvenes entrevistadores de guardia (no falla un par cada tarde, con su grabador ominoso) les he explicado que toda la informática es barbarie, desde el cine al lavaplatos. Que hay que leer libros:

-Es usted un reaccionario.

-Sí, soy reaccionario con Ray Bradbury, que ha visto nuestro futuro inmediato mejor que nadie y se ha inventado el mito lírico, grandioso, del hombre-libro, el hombre que se sabe un libro clásico de memoria, para cuando el fascismo de las lavadoras los haya quemado todos.

Por la televisión neoyorquina vi un señor explicando que de las profecías milenaristas de Orwell se han cumplido ya cien, mucho antes del plazo previsto por el autor. Lauren Postigo me invita a un café minuslorquiano y me dice que en Cantares ha tenido que dar pseudoflamenco porque el flamenco puro no lo aguanta el telespañol. Y así con todo. Cultura sinnnnn. Eso da la tele. Pseudocultura.

Almuerzo con el padre Llanos y Carmen Díez de Rivera. Me dice Llanos que él sí ha grabado el programa sobre el amor, con Fernando Díaz-Plaja, Analía Gadé y Corín Tellado. Es un programa navideño que trata mayormente del amor a Dios.

-Qué pituitaria tengo, cura. Soy un naricísimo infinito, te lo prometo. Soy un hombre a una nariz pegado. Les veo venir y las huelo llegar. Me habían echado el cable del amor/pasión a ver si picaba e iba, para balearme luego desde la teología, como patache entre polisarios.

Gracias, BaIbín. Habéis dejado la teología en Corín Tellado y el sexo en el padre Llanos. El lavaplatos televisivo, consumidos los eslóganes constitucionales de mi admirado Jaime Campmany, no sabe ya qué fregar después del fregado del referéndum. Se va el técnico de los lavaplatos tras sus glosas al subtexto de la colada. El gato hasta pone cara de haber entendido algo.

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