Antonio Gala: "Hay que cultivar las individualidades para superar la crisis teatral"

Antonio Gala pronunció ayer, en el Centro Iberoamericano de Cooperación, una conferencia sobre Teatro de hoy, teatro de mañana, en la que expuso los problemas que aquejan al teatro español en la actualidad y los presuntos derroteros que puede tomar en el futuro.

«No me refiero a un mañana inmediato, es un poco más a largo plazo -declaró Antonio Gala a EL PAÍS-. No sé si la crisis del teatro es de crecimiento o, más bien, de nacimiento. Creo que la crisis es de la sociedad de consumo, de espectadores, que pienso no desean cosas trascendentes.»«Creo que ahora la gente está más atenta a ot...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Antonio Gala pronunció ayer, en el Centro Iberoamericano de Cooperación, una conferencia sobre Teatro de hoy, teatro de mañana, en la que expuso los problemas que aquejan al teatro español en la actualidad y los presuntos derroteros que puede tomar en el futuro.

«No me refiero a un mañana inmediato, es un poco más a largo plazo -declaró Antonio Gala a EL PAÍS-. No sé si la crisis del teatro es de crecimiento o, más bien, de nacimiento. Creo que la crisis es de la sociedad de consumo, de espectadores, que pienso no desean cosas trascendentes.»«Creo que ahora la gente está más atenta a otro tipo de teatros: las Cortes, los mítines, los congresos de UCD, con las pintadas callejeras a modo de affiches. Lo cierto es que toda la actividad política, pese a tantos años de ausencia de la misma, ha sido y es más aburrida de lo previsto y pienso que se debe al «consenso». En el Parlamento no hubo protagonistas y antagonistas. Todos sabíamos cuál iba a ser el final: la comedia acaba en boda, como las obras del Siglo de Oro. Lo malo de Fuenteovejuna, por ejemplo, es que Laurencia se casa con Fragoso y es la única que no ha sido violada. Sólo se casa por haber sido despeinada.»

Antonio Gala mantiene esa notable potencia dialéctica que le hace ser uno de los contertulios más temibles del Madrid cortesano. Comenta su próximo proyecto en televisión -una serie de trece capítulos, Inmortales sin nombre-, lo que no le impide el asaeterar al partido gubernamental y a su reciente congreso, pese a que conoce bien.las represalias de la censura. Carlos Arias, entonces presidente del Gobierno, le interrumpió su serie Paisajes configuras, por causas difíciles de ser explicadas desde una perspectiva racional.

«Creo que hay que cultivar las individualidades. No veo otra salida mejor para el teatro, y hay que cultivarlas subrayando esas dos palabras claves y cortas: "yo" y "no". Jonás debe de arañar un poco las entrañas de la ballena antes de que ésta haga la digestión.»

El gusto por la metáfora y el símil suele ser propio de quienes se saben dominadores de la palabra, de ahí el que Gala los utilice con frecuencia.

«Es cierto que existieron intentos de teatro crítico que fueron utilizados por el sistema, pero pienso que eran unos intentos amañados. Hemos pasado de la libertad reprimida a la libertad controlada, y la verdad, no estoy seguro de cuál de las dos formas es peor. La sociedad de consumo transforma siempre el erotismo en pornografía. Los teenagers no cesan de comprar los pantalones que la industria les impulsa a comprar, o los Champúes que lavan mejor sus largos cabellos. Es como las banderas y escudos andaluces que, desgraciadamente, las siguen fabricando en Cataluña. Me resulta entristecedor el pretender transformar el teatro desde dentro. Habría que transformar la sociedad en su conjunto, de la que el teatro es una pequeña parte.»

Las críticas de Gala a la sociedad actual son evidentes. La pregunta surge por sí misma. ¿Cuál es la sociedad ideal del dramaturgo?

«Sin duda habría que potenciar el principio de individualidad, que es el principio del placer como enemigo y antagonista del principio de la realidad. Hay dos cosas esenciales, el sexo y la cultura, que ahora se han hecho gregarios. Se habla con frecuencia de «revolución cultural», pero personalmente no creo en las revoluciones impuestas. En realidad no sabemos muy bien hacia donde se dirige lo que llamamos progreso. Quizá habría que redefinir el concepto mismo del progreso. Toda la segunda parte de mi conferencia es el elogio del retorno. Hay una serie de ejemplos que llevan a pensar que este retorno alcanzará al teatro, en la creación y la expectación ante el hecho teatral.»

«Quizá la salvación del teatro no está en los autores o en los amantes del teatro, sino en la sociedad espectadora, en el supuesto de que en el futuro exista gente con vocación de espectador.»

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En