Inaugurada en París la exposición de dibujos de Joan Miró

«Si faltara el material para trabajar, ir a la playa y hacer grafismos sobre la arena con un bambú, dibujar meando en la tierra seca, dibujar en el espacio vacío el canto de los pájaros, el ruido del agua, del viento y de una rueda de carretilla y el canto de los insectos, el viento y el agua podrían llevarse todo eso; pero tened la covicción de que todas esas realizaciones puras de mi espíritu repercutirán por magia y por milagro en el espíritu de los hombres.»

El párrafo precedente, original de Joan Miró, reproducido en una pancarta inmensa, preside la entrada de la exposición Dibujos...

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«Si faltara el material para trabajar, ir a la playa y hacer grafismos sobre la arena con un bambú, dibujar meando en la tierra seca, dibujar en el espacio vacío el canto de los pájaros, el ruido del agua, del viento y de una rueda de carretilla y el canto de los insectos, el viento y el agua podrían llevarse todo eso; pero tened la covicción de que todas esas realizaciones puras de mi espíritu repercutirán por magia y por milagro en el espíritu de los hombres.»

El párrafo precedente, original de Joan Miró, reproducido en una pancarta inmensa, preside la entrada de la exposición Dibujos de Miró, que se inauguró anteayer en el Centro Nacional de Arte y de Cultura Georges Pompidou, esa especie de drugstore de la escultura que, desde hace año y medio, cuando fue inaugurado, se ha convertido en la otra torre Eiffel parisiense más visitada por curiosos autóctonos y ajenos.El ministro de la Cultura y de la Comunicación, Jean Phileppe Lécat, presidió la inauguración de esta primera retrospectiva mundial de los dibujos del pintor catalán, que coincide con su 85 cumpleaños. Miró, frágil de salud, no pudo asistir al acontecimiento, según deseaba. En 1919, cuando por primera vez llegó a París, en una carta a su amigo Rafóls, le contaba las impresiones que le había producido la llamada Ciudad Luz: «Este París -escribía- me ha turbado total y benéficamente como en la carne Viva. » Si ahora hubiese presidido el homenaje que le rinde el Centro Pompidou también se habría emocionado: cuatro horas después de abrir al público la exposición, 2.000 personas habían ya recorrido las salas en las que cuelgan los 509 dibujos que abarcan toda su trayectoria pictórica, desde 1901 hasta 1978. Cuando una de las primeras visitantes comentó: «No está mal todo esto para una decoración un poco a lo loco», tres personas que estaban al lado, fulminaron con su mirada a la filósofa, a la que, seguramente, Miró no hubiera condenado. La exposición está dividida en dos partes: en la planta baja del Beaubourg (así se llama también al Centro Pompidou, por estar ubicado en la zona parisiense del mismo nombre) están colgados los 312 dibujos firmados por Miró desde 1960 hasta el presente. Y en la tercera planta figuran 197 obras que abarcan su creación histórica desde principios de siglo. Este período histórico de la exposición es el más original y, en todo caso, inédito en su mayoría, ya que muchos de los dibujos nunca habían sido expuestos. La fundación Joan Miró de Barcelona, a la que el pintor había ofrecido gran parte de estos dibujos, los ha prestado para esta manifestación en la que, naturalmente, ha contribuido esencialmente con sus obras particulares el propio artista.

El callista, el primer dibujo, del año 1901, que se aprecia en la parte antigua de la retrospectiva, ya anuncia con un cuarto de siglo de antelación al Miró de La estatua y del Personaje lanzando una piedra a un pájaro, es decir, desde sus primeros dibujos más realistas, el grafismo, simplista y refinado, intermitente y continuo, instintivo y premeditado, ya se revela el trazo que iba a caracterizar todas las etapas, todas las técnicas de su obra, desde el dibujo a la pintura pasando por la cerámica y las estampas.

El iniciador de la exposición, Pierre Georgel, declaró que, con motivo de este acontecimiento que se ha elaborado a lo largo de varios meses, Joan Miró le había confiado la misión de anunciar «una importante donación» que hará al Museo Nacional de Arte Contemporáneo. Los cuadros, es decir, los dibujos serán seleccionados entre los que completan la exposición actual del centro Beaubourg. Al iniciarse la guerra civil Miró pasaba ya temporadas continuas en París. Desde que llegó por primera vez, en plena Belle Epoque, residió aquí durante cuatro años. Sus lazos con Francia, a lo largo de su trayectoria artística, no se han interrumpido nuca.

En las salas vecinas a la que muestra el período reciente de los dibujos de Miró exponen sus cuadros un conjunto de jóvenes pintores catalanes, y en la sala de espectáculos del centro se inauguró el miércoles último el espectáculo Mori el Merma, inspirado por los trabajos que ha realizado Miró sobre el tema de Ubu. El pintor catalán ha dibujado y pintado también esta obra representada por la compañía barcelonesa Claca.

Esta exposición en París se celebra a las pocas semanas del homenaje de la ciudad de Palma de Mallorca al universal pintor catalán, con la presencia de los Reyes de España y el presidente de la Generalidad, que inauguraron una exposición antológica. En el Museo Español de Arte Contemporáneo y en las salas del Patrimonio Artístico, en Madrid, tuvieron una gran acogida las muestras de pintura y grabado.

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