El "Homenaje al vino español" ha decepcionado

El «Homenaje al vino español», bajo cuyo lema se ha presentado el Festival Madrid 78, inaugurado el pasado día 6 en el recinto de la Feria del Campo, ha decepcionado a los amantes del buen beber, que esperaban encontrar una muestra completa de los caldos españoles. El desencanto de los aficionados nace del malentendido producido por los organizadores de este festival, la empresa Festivales y Ferias Españolas, que «no entendemos por qué ha querido disfrazar de acontecimiento agro-cultural lo que no es más que una especie de verbena montada con fines de lucro», han manifestado algunos aficionado...

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El «Homenaje al vino español», bajo cuyo lema se ha presentado el Festival Madrid 78, inaugurado el pasado día 6 en el recinto de la Feria del Campo, ha decepcionado a los amantes del buen beber, que esperaban encontrar una muestra completa de los caldos españoles. El desencanto de los aficionados nace del malentendido producido por los organizadores de este festival, la empresa Festivales y Ferias Españolas, que «no entendemos por qué ha querido disfrazar de acontecimiento agro-cultural lo que no es más que una especie de verbena montada con fines de lucro», han manifestado algunos aficionados.La idea del Festival Madrid 78 en sí parece haber sido bien acogida, dada la necesidad que se siente en nuestra ciudad de lugares y ocasiones de esparcimiento colectivo. La empresa organizadora ha contratado a una serie de atracciones que actúan por las noches en el auditorio de la Feria del Campo, que tiene una capacidad de 6.000 asientos, y además hay diversiones para los niños, películas toleradas y un minicirco; hay también una especie de tablao flamenco y un amplio local llamado «discoteca», muy mal acondicionado pero donde se puede bailar en olor de multitudes. No son diversiones de calidad, pero, al fin y al cabo, la entrada no cuesta más que cien pesetas. La mayor crítica que se ha observado sobre el festejo es que se haya presentado corno un festival vinícola, cuando no hay más allá de una quincena de casetas representando a bodegas o denominaciones regionales, sin responder en absoluto a ningún criterio de selección de calidad ni de representatividad. Junto a ellas hay una mezcla de casetas, desde los típicos stands de feria de muestras, donde se hacen exhibiciones de electrodomésticos o se exhiben las publicaciones de una editorial, hasta churrerías, establecimientos de hamburguesas o simples bares, pasando por puestos de venta de artesanía andina o prendas marroquíes. Todo el que ha pagado 150.000 pesetas ha podido instalar una caseta.

Según los organizadores, en los dos primeros días ha habido una afluencia de 50.000 personas, y esperan llegar al millón de visitantes en los doce días de apertura. La mitad de esta cifra de entradas vendidas serviría para cubrir gastos, lo que quiere decir que se esperan obtener unos beneficios de cincuenta millones de pesetas.

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