Estados Unidos presiona sobre el general Somoza para que abandone el poder

Fuentes de la oposición nicaragüense dan como seguras las presiones norteamericanas para que el presidente de Nicaragua, Anastasio Somoza, facilite con su cese una solución política de la situación que atraviesa el país centroamericano, donde la continuidad de la huelga general y la toma, por parte de la Guardia Nacional, de la ciudad sublevada de Matagalpa constituyen los hechos más destacados de la pasada jornada.

ENVIADO ESPECIAL, La presencia en Nicaragua del funcionario norteamericano Steinberg, asesor especial de la Secretaría de Estado, corrobora la idea que los dirigente s d...

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Fuentes de la oposición nicaragüense dan como seguras las presiones norteamericanas para que el presidente de Nicaragua, Anastasio Somoza, facilite con su cese una solución política de la situación que atraviesa el país centroamericano, donde la continuidad de la huelga general y la toma, por parte de la Guardia Nacional, de la ciudad sublevada de Matagalpa constituyen los hechos más destacados de la pasada jornada.

ENVIADO ESPECIAL, La presencia en Nicaragua del funcionario norteamericano Steinberg, asesor especial de la Secretaría de Estado, corrobora la idea que los dirigente s de la oposición política sostienen con insistencia: Estados Unidos parece decidido, esta vez, a presionar a Somoza para que renuncie a la presidencia. Por las reuniones mantenidas por Steinberg con diversas personalidades políticas y representantes de sectores económicos se deduce que el asesor norteamericano tiene la misión de elaborar un detallado informe sobre la situación que atraviesa Nicaragua.

La decisión, en Washington

Cuando se pregunta a algún dirigente opositor por cuánto tiempo puede seguir la presente situación y qué perspectivas realistas existen de que el presidente Somoza abandone el poder en un breve plazo, la respuesta es, invariablemente, la misma: cuando Estados Unidos decida. Esta convicción generalizada señala que en estos momentos existe certeza de que la Casa Blanca ha variado su idea inicial con respecto a las soluciones del grave problema nicaragüense y que está dispuesta a buscar los más adecuados canales para intervenir en el asunto.Lo que está menos claro es el sistema que Estados Unidos puede utilizar en estos momentos para trasladar su presión a Anastasio Somoza.

Descartada la posibilidad de una intervención directa y abierta, la oposición nicaragüense especula con la idea de que pudiera ser la Organización de Estados Americanos el organismo con suficiente personalidad jurídica para pronunciarse en torno al tema.

En cuantas intervenciones públicas o entrevistas periodísticas participa Somoza, insiste en la afirmación de que la Constitución nicaragüense le impide dimitir. Los dirigentes del Frente Amplio Opositor consideran que no solamente es falsa esta apreciación, sino que estarían dispuestos a aceptar una solución negociada, de acuerdo incluso con lo que el texto constitucional vigente señala para esa eventualidad. En otras palabras, el FAO estaría dispuesto a aceptar como presidente de Nicaragua a la persona que designara el Congreso de la República, en el que existe una mayoría del Partido Liberal que dirige Anastasio Somoza. Siempre, claro está, que esa persona aceptase llevar a la práctica el programa de dieciséis puntos exigidos por la oposición.

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Pocas personalidades

Uno de los más graves escollos que obstaculizan el camino de una salida pacífica al conflicto nicaragüense es la ausencia de personalidades alternativas con el suficiente carisma y capacidad para conducir el tránsito. La oposición, que hace loables esfuerzos unitarios, no ha conseguido, quizá intencionadamente, promocionar una persona que aglutine simpatías generalizadas. Se habla de individualidades prácticamente desconocidas para la gran masa de la población, como Fernando Agüero, dirigente del Partido Conservador, el único de oposición tolerado por Somoza; Alfonso Robelo, joven empresario de ideología centrista, o del abogado Rafael Córdova Rivas, presidente de la Unión Democrática de Liberación (UDEL), uno de los primeros grupos de oposición extraparlamentaria formados en Nicaragua a raíz del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro. También se especula con la posibilidad de que sea un grupo de dos o tres militares no excesivamente comprometidos con el somocismo quienes protagonicen el período de tránsito, contando con la realidad que supone la Guardia Nacional como una de las pocas fuerzas organizadas que existen en Nicaragua.Todos estos datos forman parte del panorama extremadamente confuso que vive este país, cada vez más agravado por el recrudecimiento de la violencia. La huelga general es como una bola de nieve que, a medida que recorre su camino, arrastra e incorpora nuevas adhesiones.

La Guardia Nacional nicaragüense logró entrar en la ciudad de Matagalpa, sublevada desde el domingo anterior, después de que jóvenes de la resistencia huyeran a las montañas del Norte, al parecer por falta de municiones.

La huida de los rebeldes, cuyo número se calcula en unos doscientos, comenzó a partir de la tarde del jueves, según informaciones de periodistas llegados ayer a Managua procedentes del norte del país.

Antes de producirse la huida se registró un tiroteo entre tropas de refuerzo del Ejército y grupos de rebeldes. No se ha informado aún el número de víctimas en este enfrentamiento.

Rumores y confusión

En Managua se escuchan frecuentes detonaciones de bombas de contacto y disparos aislados. Ayer por la mañana descendió notablemente el tráfico de autobuses y taxis y empleados de hoteles tuvieron muchas dificultades para llegar a sus puestos de trabajo. Por la mañana cundió el rumor de que algunos barrios extremos de la dispersa ciudad habían sido tomados por manifestantes y que ni siquiera la Guardia Nacional se atrevía a entrar en ellos. Los dirigentes de los partidos políticos no duermen en sus domicilios habituales, ante la posibilidad de ser detenidos por la policía. La clandestinidad se ha convertido en un hábito para casi todos.

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