Llegan a Panamá los presos políticos nicaragüenses y el comando sandinista

A últimas horas de la tarde de ayer llegaron a Panamá los dos aviones que trasladaron desde Managua al comando sandinista, unos ochenta presos políticos y los siete rehenes seleccionados por los guerrilleros, tras haber llegado a un acuerdo con el Gobierno de Nicaragua, que ha sufrido con esta operación su más grave desafío político

Esta llegada del comando sandinista coincidió con un llamamiento a la huelga general e indefinida lanzada por el Frente Amplio de Oposición, que agrupa a organizaciones sindicales y políticas opuestas al régimen de Somoza, con «el fin de erradicar completame...

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A últimas horas de la tarde de ayer llegaron a Panamá los dos aviones que trasladaron desde Managua al comando sandinista, unos ochenta presos políticos y los siete rehenes seleccionados por los guerrilleros, tras haber llegado a un acuerdo con el Gobierno de Nicaragua, que ha sufrido con esta operación su más grave desafío político

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Esta llegada del comando sandinista coincidió con un llamamiento a la huelga general e indefinida lanzada por el Frente Amplio de Oposición, que agrupa a organizaciones sindicales y políticas opuestas al régimen de Somoza, con «el fin de erradicar completamente la dictadura e instaurar en el poder un Gobierno nacional democrático y pluralista».En principio, parte de los miembros del comando y de los presos políticos liberados debían haber continuado viaje hacia Caracas, en el avión enviado por el Gobierno venezolano a Managua, pero todos optaron por quedarse en Panamá. Cuando el jefe del grupo, el comandante «Cero», fue interrogado sobre esta decisión, contestó: «No sé. Tal vez por estar más cerca de Nicaragua.»

Después de una tensa noche de negociaciones, el presidente Somoza había decidido atender la mayoría de las peticiones formuladas por los guerrilleros sandinistas. Un portavoz del Gobierno nicaragüense explicó que se había conseguido «un acuerdo razonable» entre las autoridades y el comando y admitió que había habido «concesiones» por ambas partes.

Según parece, son unos ochenta los detenidos políticos que han sido puestos en libertad; el Gobierno ha pagado, igualmente, «un alto rescate», aunque no se sabe la suma exacta. Diez millones de dólares (780 millones de pesetas) habían exigido los guerrilleros, pero ayer redujeron la suma a medio millón. Otra de las peticiones de éstos, consistente en la lectura por la radiotelevisión oficial de distintos comunicados y programas políticos de los sandinistas, se ha cumplido durante las horas que duró el episodio.

Evacuación de rehenes

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La evacuación de los rehenes del comando comenzó a las diez de la mañana, hora de Nicaragua, cuatro de la tarde, hora de Madrid, con la colaboración de miembros de la Cruz Roja. A la misma hora comenzó el traslado hacia el aeropuerto de Las Mercedes, de Managua (que ha estado cerrado al tráfico internacional), de los presos políticos liberados. En las pistas aeródromo, dos aviones, enviados por los Gobiernos de Venezuela y Panamá, esperaban la llegada de los guerrilleros, presos liberados y los rehenes que, como garantía para evitar una acción del Ejército de Nicaragua, acompañan al grupo.

La mediación del obispo de Managua, monseñor Ovando y de varios de sus auxiliares se considera decisiva en el desenlace del episodio. Durante horas, los obispos han realizado numerosos desplazamientos entre la sede del Palacio y «El Bunker», donde tiene su despacho el presidente Somoza, a pocos metros del hotel Intercontinental, donde hace algunas semanas otros guerrilleros dispararon cohetes contra la residencia del presidente de Nicaragua.

Según diversos informes, en el Palacio había más de 2.000 personas cuando los guerrilleros sandinistas iniciaron su audaz acción. Los diputados presentes en el edificio legislativo, pertenecientes tanto al partido del Gobierno como al de la oposición, fueron atados y separados de funcionarios, periodistas y visitantes. Un primo de Somoza, presidente de la Cámara de los Diputados (que resultó herido en la cabeza en los primeros momentos del asalto), actuó como «contacto» del grupo de diputados ante el comando sandinista, cuyos miembros se llamaban entre sí por números. El comandante de la operación era conocido como «Cero».

Tirarse por la ventana

Algunas horas después de iniciada la operación, las mujeres y niños presentes en el edificio fueron autorizadas a abandonarlo. Se supo que muchas personas aprovecharon los primeros momentos de confusión para escapar por ventanas y puertas laterales. Los datos sobre las bajas producidas en la acción sandinista son confusos. Algunas versiones citan el número de cinco militares nicaragüenses muertos, entre ellos el ayudante del ministro del Interior, que figura entre los rehenes, y otras señalan que el número de fallecidos en la refriega inicial es de ocho. Los guerrilleros sufrieron un herido, que fue atendido por varios médicos presentes en el Palacio.

El Ejército nicaragüense, que en principio rodeó el Palacio y realizó numerosos disparos con armas automáticas sobre el edificio, cesó el fuego dos horas después y se retiró a una distancia de trescientos metros del Congreso, cumpliendo así otra de las exigencias de los asaltantes.

Entusiasta despedida

Una despedida «de héroes» tributó el pueblo de Managua al comando guerrillero del Frente Sandinista (FSLN), que viajó a Panamá y Venezuela, después de casi 48 ahoras de iniciarse la operación bélica en la que se apoderaron del Palacio Nacional de Managua, informa Efe.

Unas 8.000 personas se congregaron en las instalaciones del aeropuerto internacional Las Mercedes y sus alrededores para dar vivas a su paso al grupo insurgente, autor del más espectacular golpe que la organización clandestina haya infligido al Gobierno del general Anastasio Somoza.

Dos aviones, ufsHércules C- 130, proporcionado por el Gobierno de Venezuela, y otro comercial de la Compañía Panameña de Aviación (Copa) fueron los que hicieron el traslado de los rebeldes y los prisioneros políticos y sandinistas, cuya libertad exigieron a cambio de los rehenes en su poder, y que hicieron el viaje con ellos.

Los vuelos de ambas naves se vieron retrasados en más de veinte minutos debido a la reclamación de los comandantes de la célula sandinista de varios de los prisioneros exigidos que no aparecieron en los aviones.

Después de las conversaciones con los tres obispos y dos diplomáticos que garantizaban su salida de Nicaragua, los responsables de la operación guerrillera dispusieron el despegue a las diez y media de la mañana (18.30 horas de Madrid).

Dentro del edificio de la terminal, miembros del Frente Estudiantil Revolucionario (FER), considerado la «antesala» del FSLN, arengaban a las personas que llenaban el local entre familiares, amistades y simpatizantes de los sandinistas.

A lo largo de la carretera Norte que conduce al aeropuerto internacional, distante unos doce kilómetros del centro de Managua, se apostó bastante público, mayormente juvenil, que saludó entusiásticamente el paso de los guerrilleros.

Ataque sandinista a un cuartel nicaragüense

Miembros del Frente Sandinista de Liberación de Nicaragua (FSLN) atacaron el miércoles una guarnición de la Guardia Nacional de ese país en la población fronteriza de Chalupas, cerca de Costa Rica.

En fuentes gubernamentales costarricenses se supo que el embajador de Nicaragua en esta capital, Juan Bautista Lacayo, dio la información al canciller Rafael A. Calderón.

Calderón se comunicó con su colega del Interior, Juan José Echeverría, para que ordenase una investigación del suceso. que se decía ocurrió muy cerca de la línea limítrofe.

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