La DC italiana rechaza las últimas súplicas de Moro para negociar con las Brigadas Rojas

Después de cinco días de silencio, las Brigadas Rojas enviaron ayer al diario Il Mensajero, de Roma, una nueva carta de Aldo Moro a Benigno Zaccagnini, secretario de la Democracia Cristiana, pero parece ser que la carta llegó por canales diversos a los habituales.

Se trata de una carta autógrafa pero sin comunicado. Dos horas antes el primer ministro Andreotti había dicho solemnemente en directo ante las cámaras de televisión, en nombre de todo el Gobierno, que la decisión de no negociar con las Brigadas Rojas y de no aceptar el canje de presos es «irrevocable». Andreotti dijo que un Go...

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Después de cinco días de silencio, las Brigadas Rojas enviaron ayer al diario Il Mensajero, de Roma, una nueva carta de Aldo Moro a Benigno Zaccagnini, secretario de la Democracia Cristiana, pero parece ser que la carta llegó por canales diversos a los habituales.

Se trata de una carta autógrafa pero sin comunicado. Dos horas antes el primer ministro Andreotti había dicho solemnemente en directo ante las cámaras de televisión, en nombre de todo el Gobierno, que la decisión de no negociar con las Brigadas Rojas y de no aceptar el canje de presos es «irrevocable». Andreotti dijo que un Gobierno, cuando empieza su camino, jura fidelidad a la Constitución de la República, es decir, «juramos respetar y hacer respetar las leyes. Este es un límite que nadie tiene el derecho de pasar».Y después añadió un argumento que tocó mucho al hombre medio de la calle. Hablando de la imposibilidad del canje de terroristas por Moro, Andreotti dijo textualmente: «Es absurdo pensar lo que esto significaría en relación con los carabinieri, con los agentes del orden público, con los carceleros, que con graves riesgos y con tantos sacrificios sirven al Estado, por no hablar de la rebelión de las viudas, de las madres, de los huérfanos de quienes han perdido la vida. No se trata de una elección de Gobierno. Se trata de un principio político y moral sobre el cual no creo que se pueda discutir.»

Aldo Moro, en cambio, en su carta, la más perturbada de todas en caligrafía, pide de nuevo al Papa que intervenga para que se canjee a los terroristas por su persona y sobre todo, hace una llamada a los socialistas y a su secretario, Bettino Craxi. Dice Moro desde su prisión: «Los socialistas podrían tener una función decisiva. Pero ¿cuándo? ¡Ay de ti, Craxi, si fallase tu iniciativa!»

Moro acusa de nuevo a su partido de no aceptar la negociación, y asegura que sus cartas las escribe en libertad, sin estar drogado. «Muero -dice el presidente democristiano-, si así lo ha decidido mi partido, en la plenitud de mi fe cristiana y en el amor inmenso a mi familia ejemplar, que adoro y espero ayudar desde el cielo.» Moro pide a la DC que se reúna el consejo nacional del partido y que los presida Riccardo Misasi.

Se habla de otras dos cartas llegadas a la familia y se empieza a pensar que las Brigadas Rojas han decidido no llevar a cabo la ejecución del líder democristiano. De hecho, desde ayer, se empieza a sonreir en los ambientes de la familia Moro. Lo que no se sabe es hasta cuándo las Brigadas Rojas intentarán seguir explotando este asunto para crear división entre las fuerzas políticas y, sobre todo, entre los socialistas y los comunistas, ya que han fracasado en la tentativa de dividir a los democristianos.

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