Crítica:CINE/ "LAS DELICIAS DE PONT-AVEN"

Poco más que un buen actor

Les galettes de Pont-Aven es la historia de uno de esos peintres du diamanche, viajante de comercio los días laborables, que vive asfixiado por una familia idiota y un trabajo insulso, que no es capaz de abandonar para dedicarse a la pasión de su vida: pintar. Aunque esta no es su única pasión, ya que tiene otra no menos sugestiva: los traseros femeninos.Joël Seria ha dirigido esta historia lineal, este file-recorrido, en el que los personajes aparecen y desaparecen como etapas en el viaje del protagonista. Sólo una mujer conseguirá que Henri Serin deje todo por la pintura...

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Les galettes de Pont-Aven es la historia de uno de esos peintres du diamanche, viajante de comercio los días laborables, que vive asfixiado por una familia idiota y un trabajo insulso, que no es capaz de abandonar para dedicarse a la pasión de su vida: pintar. Aunque esta no es su única pasión, ya que tiene otra no menos sugestiva: los traseros femeninos.Joël Seria ha dirigido esta historia lineal, este file-recorrido, en el que los personajes aparecen y desaparecen como etapas en el viaje del protagonista. Sólo una mujer conseguirá que Henri Serin deje todo por la pintura, y por ella. Pero un día desaparece y Serin se hunde en la desesperación y el alcohol. Sólo otra mujer -otro culo- le devolverá la felicidad y la inspiración. «Tu culo es mi genio», dice Serin en un arrebato de pasión.

Las galettes de Pont-Avent

Guión y dirección: Joël Seria. Fotografía: Marcel Combes. Música: Philippe Sarde. Intérpretes: Jean-Pierre Marielle, Jeanne Goupil, Bernard Fresson, Andrea Ferreol, Claude Pieplu y Romain Bouteille. Francesa, 1975. Local de estreno: Felipe II

Las delicias de Pont-Aven, a pesar de sus muchos personajes, es más un filme de situaciones que un filme de personajes. Tercer largometraje de Joël Seria, adolece de una cierta superficialidad en el guión, aunque no pueda negársele su originalidad y su personalidad extravagante. Seria utiliza, como en todos sus filmes, a su esposa Jeanne Goupil, en un personaje que es una clara premonición de su siguiente película: Marie Poupée. Con todo, lo mejor es, sin lugar a dudas, el trabajo de ese actor admirable que es Jean-Pierre Marielle, poco conocido aún en España, pero que se ha convertido en una de las últimas vedettes del cine francés.

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