Doce muertos en los últimos disturbios nicaragüenses

Doce muertos y cuarenta heridos es el balance de los enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y la Guardia Nacional, que utilizó contra ellos vehículos acorazados, ametralladoras y helicópteros. Los disturbios se produjeron en las ciudades de Diriamba, Catarina y Masaya, en las cercanías de Managua.

Mientras tanto, el presidente Somoza sorprendió a la oposición al anunciar «importantes cambios» en la situación política del país, encaminados a «consolidar una estructura democrática». El dictador nicaragüense precisó que mediante la reforma de la Constitución y la ley E...

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Doce muertos y cuarenta heridos es el balance de los enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y la Guardia Nacional, que utilizó contra ellos vehículos acorazados, ametralladoras y helicópteros. Los disturbios se produjeron en las ciudades de Diriamba, Catarina y Masaya, en las cercanías de Managua.

Mientras tanto, el presidente Somoza sorprendió a la oposición al anunciar «importantes cambios» en la situación política del país, encaminados a «consolidar una estructura democrática». El dictador nicaragüense precisó que mediante la reforma de la Constitución y la ley Electoral se abrirán las puertas para la participación política de cualquier partido o movimiento, sin excluir expresamente al Frente Sandinista de Liberación, cuyo auge se está incrementando.

La nueva Constitución será elaborada por el Partido Liberal, que es el brazo político de la dictadura somocista, en el poder desde hace cuarenta años. Somoza insistió que permanecería en la presidencia hasta 1981.

Este plan de Somoza coincide con las intenciones de la Administración norteamericana, que a través del portavoz del Departamento de Estado, Hodding Carter, lanzó la consigna de solución pacífica a través del diálogo, cuando más álgida y generalizada era la ofensiva contra Somoza. El primer resultado de este llamamiento fue la suspensión por parte de los empresarios de la huelga contra el dictador.

El pasado día 6 de febrero, un funcionario norteamericano matizó aún más la posición norteamericana: que en primer lugar se restablezca la calma, para que Somoza llamara a dialogar a la oposición, le concediese algunos puestos en el Gobierno, para, finalmente, llevar a cabo elecciones libres en 1981.

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