Confuso futuro de las Universidades Laborales

El inexplicable retraso en hacer efectivo el trasvase de las Universidades Laborales de la competencia del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social a la de Trabajo, aprobado, al parecer, hace tiempo por la comisión mixta constituida al efecto, está provocando profunda inquietud entre profesores, alumnos y padres y origina los más diversos rumores en todos los medios directa o indirectamente relacionados con el tema.

El ministro de Trabajo anunció hace tiempo la inminente consideración del tema por el Consejo de Ministros. sin que tal hecho se haya producido. Se dijo también que este Min...

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El inexplicable retraso en hacer efectivo el trasvase de las Universidades Laborales de la competencia del Ministerio de Sanidad y Seguridad Social a la de Trabajo, aprobado, al parecer, hace tiempo por la comisión mixta constituida al efecto, está provocando profunda inquietud entre profesores, alumnos y padres y origina los más diversos rumores en todos los medios directa o indirectamente relacionados con el tema.

El ministro de Trabajo anunció hace tiempo la inminente consideración del tema por el Consejo de Ministros. sin que tal hecho se haya producido. Se dijo también que este Ministerio tenía prevista una profunda reestructuración de las Universidades Laborales.De otro lado esta confusión actual nacida de la ausencia de decisiones sobre el futuro de las Universidades Laborales se interpreta como una consecuencia del acuerdo tomado en el pacto de la Moncloa en el sentido de que estos centros a partir de 1980 pasarán a depender de los presupuestos generales del Estado. Ello podría estar determinando el que hasta entonces nadie quiera asumir la responsabilidad de hacer planes a largo plazo.

Lo que resulta evidente es que esta indecisión de los actuales equipos rectores de los dos Ministerios relacionados con el tema posibilitan el cúmulo de rumores e interpretaciones que EL PAIS ha podido recoger en todos los círculos próximos a las Universidades Laborales.

Se dice por ejemplo que el ministro de Trabajo señor Jiménez de Parga mostró un enorme interés en recibir cuanto antes las Universidades Laborales del Ministerio de Sanidad con el propósito de hacer méritos ante las centrales sindicales a las que de modo inmediato se proponía dar entrada en su gestión todo ello coincidiendo con unos momentos en los que insitentemente se hablaba de remodelación del Gabinete y se señalaba al señor Jiménez de Parga como uno de los ministros que podrían ser cambiados. El enfriamiento del interés por el tenía por parte del titular del departamento de Trabajo vendría pues explicado por su posterior afianzamiento en el cargo.

De modo contrario y siempre en el terreno de las especulaciones, se señala que el ministro de Sanidad señor Sánchez de León poco propicio al entendimiento con las centrales sindicales habría encontrado en la dependencia económica actual de las Universidades Laborales y ante las previsiones del pacto de la Moncloa al respecto un excelente pretexto para no soltar del todo los mecanismos de poder sobre estos centros que dicha dependencia le confiere.

En tal sentido EL PAIS ha podido saber en fuentes generalmente bien informadas que pese al acuerdo de trasvase de un Ministerio a otro el de Sanidad en virtud de dicha dependencia económica. habría existido conservar determinados privilegios en materia de nombramientos de altos cargos y, en general de todas las decisiones importantes que afecten al gobierno y gestión de las Universidades Laborales. En cambio el Ministerio de Trabajo se ocuparía de establecer la política educativa de los centros en lo que se refiere a planes de estudios y en el contexto de la política general del departamento en relación con sus planes de empleo y formación profesional.

En este sentido, el Ministerio de Trabajo que ha de afrontar una amplia y permanente política de capacitación profesional y técnica de Jóvenes y adultos en orden a su empleo cada vez más problemático, podría proponerse que las Universidades Laborales cumpliesen un eficacísimo papel en este campo. Ello permitiría que, después de veinte largos años de funcionamiento, las Universidades Laborales encontrasen una justificación económica y política a su propia existencia.

Parece claro que ni un régimen de dirección compartida, que siempre resulta perturbador, ni la actual permanencia de los centros en el marco de un Ministerio que carece, obviamente, de una política para los mismos, pueden contribuir a dicha justificación.

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