El PCE propone un diálogo entre los partidos comunistas y socialistas

El proyecto de propuestas, que será debatido por todas las agrupaciones del PCE, alude en escasas ocasiones y muy levemente al eurocomunismo, pero no plantea abiertamente una discusión sobre su contenido. Además de la ya conocida «Tesis 15», en la que el PCE se define como un partido marxista revolucionario y prescinde de la concepción leninista, el documento elaborado por el Comité Central del PCE fija el objetivo principal del congreso: afirmarla personalidad comunista y democrática del partido. «Toda esta labor -añade- y el congreso, en su conjunto, deben ser la respuesta más termina...

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El proyecto de propuestas, que será debatido por todas las agrupaciones del PCE, alude en escasas ocasiones y muy levemente al eurocomunismo, pero no plantea abiertamente una discusión sobre su contenido. Además de la ya conocida «Tesis 15», en la que el PCE se define como un partido marxista revolucionario y prescinde de la concepción leninista, el documento elaborado por el Comité Central del PCE fija el objetivo principal del congreso: afirmarla personalidad comunista y democrática del partido. «Toda esta labor -añade- y el congreso, en su conjunto, deben ser la respuesta más terminante a las campañas anticomunistas, que, bajo diversos ropajes, se desarrollan actualmente y que tienden a debilitar la presencia de los comunistas en la vida política y social, conforme al deseo expreso de la Administración americana.» Una de las tesis fundamentales del documento, en su análisis político del actual proceso de cambio en nuestro país, es que « la democracia favorece la conquista de la hegemonía por la clase obrera y fuerzas de la cultura y dificulta notablemente la aplicación de la política del gran capital». El Comité Central estima que una política marxista consecuente debe tender a situar a las clases y capas que constituyen la mayoría de la sociedad en posiciones de poder que permitan contrarrestar las posiciones aún hegemónicas de la oligarquía. Las cinco primeras «tesis» del proyecto de propuestas analizan la política seguida hasta ahora por el partido. Se afirma que las posiciones rupturistas sostenidas por el PCE, recogidas en esencia en el programa de la desaparecida Junta Democrática, no llegaron a ser compartidas por la totalidad de las fuerzas de Oposición, que se inclinaron a soluciones de reforma. «Esas fuerzas lograron en las postrimerías de la dictadura un nivel de acción casi legal, mientras el PCE permaneció aún durante cierto tiempo en la clandestinidad más completa. Es a estas fuerzas a quienes hay que achacar que el movimiento de masas no alcanzase la fuerza necesaria para determinar la ruptura política radical.

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Aceptación de la Monarquía

El PCE se reafirma y valora su política de reconciliación nacional y explica las recientes decisiones de aceptación de la Monarquía, la bandera nacional, etcétera, en la necesidad de ayudar a desterrar el «clima de intolerancia y fanatismo que tan frecuentemente ha conducido nuestra historia por los derroteros de la guerra civil».

PSOE y UCD

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Los resultados electorales del 15 de junio (un 9,24 % de los votos) son considerados como un espaldarazo popular, que confirma la viabilidad de las tesis de avance democrático al socialismo. Igualmente, el documento explica las razones por las que, en ocasiones, el PCE ha adoptado actitudes críticas ante el PSOE. «El PSOE ha tendido, desde el 15 de junio -se dice- a forzar el establecimiento de un sistema bipartidista, dejando todo el poder en manos de UCD; acantonándose en el papel de unaoposición parlamentaria, testimonial y propagandística, y presentándose como la alternativa de gobierno. En esta estrategia ha pesado, sin duda, la influencia de la socialdemocracia alemana.»

Por otra parte, el Comité Central del PCE estima que la aparición legal y pública del partido y su trato con los partidos de derecha como adversarios políticos y no como enemigos, y la actitud no unilateral hacia la UCD «ha facilitado que ésta, encabezada por el presidente Suárez, se decantara hacia posiciones cada vez más alejadas del aparato franquista, del que surgieron una parte de sus componentes». Tras explicar la significación de los acuerdos de la Moncloa y fijar las líneas de la deseable estrategia obrera -la ocupación del espacio que le corresponde en los órganos de poder político, económico y social del país-, el PCE se pronuncia de nuevo por el Gobierno de concentración democrática, que permitiría la aplicación rigurosa de los pactos. «Quien ignore que nos hallamos ante una emergencia nacional es porque prefiere desconocer una situación ya evidente para todos... Sería un paso importante institucionalizar los pactos, pero cuando en los próximos meses se hagan más ostensibles las dificultades..., ese Gobierno de concentración puede ser la solución necesaria.»

El PCE propugna la potenciación de la descentralización del Estado y se declara federalista, considerando el federalismo como una forma superior de la unidad de España. En el plano sindical apoya a la confederación de CCOO y defiende la libertad de afiliación, sin perder de vista la visión futura de una central unitaria «a partir de las centrales hoy existentes y en particular de las dos más potentes, CCOO y UGT». En cuanto a la labor- del partido en la lucha por la liberación de la mujer, se hace una autocrítica y se recuerda que una comisión especial está trabajando en la actualidad para estudiar y elaborar unas orientaciones más claras a la lucha en ese terreno. La tesis nueve, dedicada a la política d el PCE en el campo, señala el apoyo a las uniones de agricultores y ganaderos, «sindicatos autónomos e independientes», y afirma que se perfila la necesidad de que cristalicen en una gran confederación sindical agraria a nivel de Estado. Más adelante se analizan los problemas de la juventud, y se reconoce que el partido «no ha prestado aún al tema toda la atención necesaria». El actual comportamiento de la juventud española se analiza a través de las «transformaciones culturales, la crisis de la familia tradicional y, en general, de lo que se consideraban valoresmorales y culturales de la sociedad, hoy profundamente contestados».

Enseñanza y movimiento ciudadano

En relación con el polémico tema de la enseñanza, el documento comunista afirma que «muchos centros privados se hallan en situación insostenible, y han expresado el deseo de integrarse, por un proceso gradual, en el sistema público. Otros desean permanecer como tales centros privados. Creemos que deben respetarse y apoyarse ambas opciones, creando los mecanismos de control social sobre los fondos públicos de ayuda o sostén a los centros privados».

El PCE resalta la importancia de las organizaciones ciudadanas, «que es necesario desarrollar y potenciar», y dedica un buen espacio al análisis de los problemas de la emigración, proponiendo la regionalización del ahorro emigrante. En el campo de la política internacional, además de las tesis recogidas al comienzo de este resumen, el PCE expresa su deseo de mejorar sus relaciones con el PCUS soviético y de normalizar sus relaciones con el Partido Comunista de China. Se declara partidario de la política de no alineación, es decir, contrario a la integración en la OTAN, y reconoce la. realidad de las bases norteamericanas en territorio español, encuadrándolas en un marco más amplio. Por último, merece reseñarse su consideración al apartado de la defensa nacional y su recomendación de que «los comunistas que están en el Ejército cumplan con sus tareas de soldados de modo ejemplar». El documento incluye el proyecto de estatutos del PCE, en el que, además de dar por acabado el sistema de cooptación, se reconoce el derecho de «cada camarada a sostener en el partido su propia opinión aunque esté en desacuerdo con la opinión mayoritaria».

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