Crítica:MUSICA

Solistas españoles en Madrid

El otoño musical madrileño está resultando pródigo en actividades. Dentro de ellas, la presencia de numerosos solistas españoles viene a demostrar un panorama bien positivo. Tantos valores, en los diferentes campos, merecerían mayor atención y, sobre todo, unas posibilidades de mercado que, hoy por hoy, no existen en nuestra nación.Manuel Carra, en el ciclo de la ONE, revalidó su historial y sus méritos al darnos una preciosa versión de la Rapsodia portuguesa de Ernesto Halffter. La seriedad de concepto, la imaginación sonora y un peculiar sentido de la elegancia expresiva, hacen...

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El otoño musical madrileño está resultando pródigo en actividades. Dentro de ellas, la presencia de numerosos solistas españoles viene a demostrar un panorama bien positivo. Tantos valores, en los diferentes campos, merecerían mayor atención y, sobre todo, unas posibilidades de mercado que, hoy por hoy, no existen en nuestra nación.Manuel Carra, en el ciclo de la ONE, revalidó su historial y sus méritos al darnos una preciosa versión de la Rapsodia portuguesa de Ernesto Halffter. La seriedad de concepto, la imaginación sonora y un peculiar sentido de la elegancia expresiva, hacen de Carra: ntérprete capacitado para cualquier estilo -de los clavecinistas a la vanguardia- pero especialmente valioso la hora de autentificar la música española de origen nacionalisa. El piano de la Rapsodia asume herencias de Falla¡ y, a través de él, del romanticismo, pero se conecta, también, con las maneras de Ravel y Milhaud. Carra hace una verdadera creación de la obra de Halffter, más aún si como en está ocasión, es el propio compositor quien dirige.

En los Lunes de RNE, otro pianista de la escuela de Cubiles, el polifacético Luis Rego, lo pasó muy bien y lo hizo pasar mejor al auditorio con una antología de pianismo de salón. Piezas de Hummel, Grieg, Saint Saens, Rossini y otros autores testimonian los gustos de una época servidos desde la más alta exigencia artística. Rego arrancó a esta música su secreto y su ambiente, su lírica y su gracia, su poética y su humor. El violoncellista canario Rafael Ramos y el pianista Emmanuel Ferrer salvaron del olvido, en otra sesión de la Sala Fénix, dos grandes sonatas ligadas a la tradición romántica francesa: la en sí menor, de Louis Vierne, y la violinistica de César Franck, en transcripción para violoncello. Ramos y su colaborador consiguieron versiones espléndidas que sonaron, en directo y a través de los micrófonos, con categoría de primer orden.

La Fundación March continúa su cielo dedicado al lied romántico alemán: Mahler, Wolf y Brahms, en la voz de Manuel Cid, Montserrat Alavedra y Carmen Bustamante, con las colaboraciones de Miguel Zanetti y Ana María Gorostiaga. La existencia de una verdadera escuela liederística española se advierte a través de la dicción, la línea, el estilo y la comprensión de esta serie de cantantes, capaces de abarrotar el auditorio de la Fundación y levantar clamores entusiastas.

El guitarrista José Luis Lopátegui en unión de¡ cuarteto Kosice expuso en el Ateneo obras de Bocherini y CasteInuevo para la Sociedad Guitarrística. Profesor en el Conservatorio barcelonés y discípulo directo de Narciso Yepes, Lopátegui y sus colaboradores se produjeron con primoroso estilo y claridad de ideas.

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