Pueden romperse las negociaciones sobre el régimen preautonómico vasco

Cerrada prácticamente la negociación del régimen preautonómico para Euskadi, queda todavía pendiente una cuestión que podría paralizar el acuerdo: se trata del nombramiento del presidente del Consejo General. El Gobierno ha accedido a que sean sus miembros quienes lo elijan, pero exige a cambio que el nombramiento oficial se haga mediante decreto firmado en Madrid.

Las diferencias de criterio son tan extremas que los negociadores vascos han hecho llegar al presidente Suárez un documento en el que señalan que están dispuestos a romper las negociaciones si el Gobierno no renuncia a nombra...

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Cerrada prácticamente la negociación del régimen preautonómico para Euskadi, queda todavía pendiente una cuestión que podría paralizar el acuerdo: se trata del nombramiento del presidente del Consejo General. El Gobierno ha accedido a que sean sus miembros quienes lo elijan, pero exige a cambio que el nombramiento oficial se haga mediante decreto firmado en Madrid.

Las diferencias de criterio son tan extremas que los negociadores vascos han hecho llegar al presidente Suárez un documento en el que señalan que están dispuestos a romper las negociaciones si el Gobierno no renuncia a nombrar al presidente.No faltará quien piense que se trata de una postura maximalista, máxime después de haber conseguido ya la posibilidad de elegir al menos a su presidente, cosa que los catalanes no pudieron hacer. La exigencia de los parlamentarios vascos tiene su razón de ser en el convencimiento de que si Madrid reconoce a Euskadi un cierto nivel de autogobierno, aunque sea mínimo, debe renunciar de una vez por todas a que la legitimación de los cargos representativos tenga que venir dada desde Madrid.

Este planteamiento parece estar claro tanto para el PSOE como para el PNV. La militancia de este partido parece incluso haber hecho cuestión de principio de su oposición a que la presidencia del Consejo General venga dada desde Madrid. Así lo explicitó públicamente su diputado Xabier Arzallus en el transcurso de un mitin celebrado este pasado fin de semana en Galdácano (Vizcaya).

Por otra parte, y en relación con la posible duplicidad que puede existir entre el Gobierno vasco en el exilio y el Consejo General a partir del momento en que éste se constituya, el señor Arzallus insistió en que el Gobierno vasco no debe desaparecer de momento por tratarse de una institución de rango muy superior que constituye una garantía hasta que el País Vasco tenga otro Gobierno con idéntico poder, como mínimo, al que tuvo en el 36.

Frente a la tesis del PSOE de apoyar la designación de Leizaola como presidente del Consejo General, lo que equivaldría, en cierto modo, a la sustitución del Gobierno vasco, los nacionalistas son partidarios de que tanto Leizaola como su Gobierno se mantengan al margen de las instituciones preautonómicas, que para el señor Arzallus suponen tan sólo un crédito a cuenta del futuro estatuto. Sobre el carácter del Consejo General, prefieren que sea un organismo colegiado, no presidencialista, y que para eso «afortunadamente aquí no tenemos ningún Tarradellas».

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