Cine alternativo en el Festival de Figueira da Foz

El pasado día 11 se clausuró en Figueira da Foz (Portugal), el VI Festival de Cine, una muestra que, como la de Pesaro o Benalmádena, está dedicada a un cine hecho al margen de las grandes productoras y distribuidoras que controlan el mercado mundial y que, generalmente, es mucho más válido que el que nos ofrecen las pantallas comerciales.

La mayor parte de estos filmes están realizados con presupuestos reducidos -una gran mayoría en 16 mm- y tienen dificultades para exhibirse comercialmente, sobre todo en los países que carecen de circuitos alternativos. El Festival sirve para conocimi...

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El pasado día 11 se clausuró en Figueira da Foz (Portugal), el VI Festival de Cine, una muestra que, como la de Pesaro o Benalmádena, está dedicada a un cine hecho al margen de las grandes productoras y distribuidoras que controlan el mercado mundial y que, generalmente, es mucho más válido que el que nos ofrecen las pantallas comerciales.

La mayor parte de estos filmes están realizados con presupuestos reducidos -una gran mayoría en 16 mm- y tienen dificultades para exhibirse comercialmente, sobre todo en los países que carecen de circuitos alternativos. El Festival sirve para conocimiento y difusión de este cine, completándose su labor con organización de coloquios sobre: los filmes presentados y seminarios con realizadores de importancia, que contribuyen con su presencia al interés de los debates en torno a su obra.Este año fueron tres realizadores europeos los que tuvieron seminarios en Figueira. El alemán federal Christian Ziewer -aún muy inmaduro como realizador-, que presentó La cabeza erguida; la novelista y cineasta francesa Marguerite Duras, que estuvo presente con El camión y Vera Baxter, dos de sus últimas realizaciones, y el suizo Daniel Schmid -del que pudieron volver a ver sus primeros filmes, Esta noche o nunca y La paloma, ambas conocidas en España, y cuyo último filme, Violanta, estará presente en el Festival de San Sebastián.

Paralelamente al Festival se presentaron diez sesiones de filmes de jazz, pertenecientes a la colección particular del norteamericano John Baker.

En colaboración con el Instituto Portugués del Cinema se dieron a conocer una serie de filmes portugueses posteriores al 25 de abril de y que se componían de nueve filmes, entre ellos las últimas realizaciones de Manuel de Oliveira, José de Sa Caetano, Antonio Macedo, Noemia Delgado, Luis Rocha, Leonel Brito, Antonio Faria y José Fonseca Costa.

El cine español parece haberse puesto de moda. En Figueira se presentó una muestra de cine español de los últimos años, con nueve sesiones en que se proyectaron Cría cuervos y Elisa, vida mía (Saura), El hombre oculto (Ungría), Furtivos (Borau), Mi querida señorita (Armiñán), Pascual Duarte (R. Franco), El bosque del lobo (Olea), Fata morgana (Aranda), y una sesión dedicada al cortometraje español, con ocho títulos.

Todas estas sesiones eran secciones paralelas que tenían por fin complementar el panorama que ofrecía la selección oficial, compuesta únicamente por filmes recientes y en la que los nombres consagrados estaban fuera de concurso. Así, por ejemplo, las películas más recientes de Rosi (Cadaveri Eccelenti), Marguerite Duras (El camión), Bellocchio (Marcha triunfal), Carlos Saura (Elisa, vida mía) y otros iban fuera de concurso.

Un premio polémico

El gran premio recayó sobre la película portuguesa La confederación, de Luis Galvao Teles, perteneciente al colectivo Cinequanon, que desató una notable polémica. El filme mantiene que el 25 de noviembre de 1975 se produjo un golpe de Estado derechista que acabó con la situación de doble poder -popular y burgués- que caracterizaba a Portugal y que supuso el triunfo de la burguesía, la destrucción de las organizaciones democráticas en el seno de las Fuerzas Armadas y la disolución del COPCON de Otelo y de los regimientos revolucionarios.La película, que es enormemente crítica con las Fuerzas Armadas -la frase: «Las Fuerzas Armadas son las encargadas de hacer la revolución, y el pueblo trabaja y obedece», es casi el leit-motiv del filme-, parece no haber agradado a éstas, pero la no existencia de censura determina que no pueden impedir su exhibición.

Destacó la representación americana -producciones independientes en 16 mm casi todas-, tanto en las películas de ficción -Color local, de Mark Rappaport-, como en aquellas de carácter documental: Harlan County, de Barbara Kopple, crónica de una huelga minera en Kentucky, exhibida en el pasado festival de Cannes, y a punto de proyectarse en el de San Sebastián; On the Line, sobre la situación real de desempleo en Estados Unidos, realizada por Bárbara Margolis; Puerto Rico, paraíso invadido, de Alfonso Beato -antiguo cámara del cinema Novo Brasileño-; The Chicago Maternity Center story, del colectivo Kartemquin, sobre la maternidad de Chicago, o en la mezcla de las dos, como en la excelente Underground, de Emile de Antonio -fuera de concurso-. Se trata de una entrevista a cinco militantes de una organización revolucionaria americana, en la que éstos explican las razones, la teoría, las actuaciones y los objetivos de su grupo, tomando claramente el realizador condiscípulo de John Kennedy y autor de Point of order y El año del cerdo- partido a favor de los entrevistados.

Merecen igualmente ser destacadas La caza real, del indio Mrnal Sen; Etnocidio, del mexicano Paul Leduc, y Vera Romeyke no puede trabajar, del alemán Max Millutzky, en que se pone claramente de manifiesto como se separa a la gente de su trabajo por defender ideas de izquierda, en el mismo país en que se defiende y se protege a los criminales nazis.

De España fue a concurso In memoriam, ópera, prima de Enrique Brasó, ya conocida en Madrid, que fue acogida con diversidad de opiniones, en un festival cuyos asistentes pretenden una definición política del autor a través de su filme.

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