Tribuna:

La vieja guardia del "modelo" peruano

El discurso que pronunció el presidente de Perú, general Francisco Morales Bermúdez, con motivo del aniversario patrio nacional, ostenta la significativa novedad de que, por primera vez desde el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968, que puso en manos de la fuerza armada el poder total, su más alta autoridad anuncia la decisión de convocar a elecciones populares, siquiera sean éstas de carácter limitado y tengan la no disimulada intención de implicar un «recuento globular» político.

En la capital de México, donde desde hace algunos meses residen algunos militares peruanos retirados, ...

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El discurso que pronunció el presidente de Perú, general Francisco Morales Bermúdez, con motivo del aniversario patrio nacional, ostenta la significativa novedad de que, por primera vez desde el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968, que puso en manos de la fuerza armada el poder total, su más alta autoridad anuncia la decisión de convocar a elecciones populares, siquiera sean éstas de carácter limitado y tengan la no disimulada intención de implicar un «recuento globular» político.

Morales Bermúdez marginó a la «vieja guardia»

En la capital de México, donde desde hace algunos meses residen algunos militares peruanos retirados, en condición de exiliados forzosos, entrevistamos al general Leónidas Rodríguez Figueroa, ex jefe de la Primera Región Militar de Perú, integrante en 1968 del grupo que decidió, con Juan Velasco Alvarado a la cabeza, deponer al presidente constitucional, Andrés Belaúnde Terry. El general Rodrigue Figueroa fue, además, quien decidió la buena fortuna del hoy primer mandatario, Morales Bermúdez, al respaldar a fines de agosto de 1975 con el poder de sus unidades blindadas el pronunciamiento que desde el lejano sur del país, en la fronteriza ciudad de Tacna, hizo ese militar en contra de Velasco Alvarado.

Afirmado en el mando Morales Bermúdez, maniobró de modo tal que en el transcurso de pocos meses marginó a la «vieja guardia» de 1968, desalojando de sus posiciones claves o de mando a los militares que simbolizaban esa experiencia quizá única en la historia de América, que por sus características singulares sigue siendo mencionada como «modelo peruano».,o simplemente «peruanismo».

Precisamente, el general Rodríguez Figueroa podría simbolizar esa singularidad: pasó de su condición estrictamente castrense a la de presidente del Partido Socialista Revolucionario de Perú (PSR), cuya sola denominación nos exime de mayores comentarios.

A nuestra pregunta sobre los anuncios hechos por Morales Bermúdez, Rodríguez Figueroa niega que los anuncios oficiales tengan intención de apertura hacia los sectores populares. Afirma que las medidas del actual mandatario son «antinacionales» y «antipopulares», y que para que pueda alegarse «apertura democrática» debe darse una serie de condiciones, que detalla de la siguiente manera:

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«Levantamiento del estado de emergencia nacional, restablecimiento de las garantías individuales y del derecho de huelga, cese del despido masivo de trabajadores de sus empleos, y reintegro a sus anteriores ocupaciones de los miles de obreros hoy cesantes. Además, facilitación honesta de libre juego partidario a las agrupaciones de izquierda, especialmente al PSR, que desde que nació, en noviembre de 1976, ha sido objeto de una implacable persecución por parte del Gobierno y de la derecha reaccionaria. En todo caso, si es que Morales Bermúdez cumple su promesa, o le permiten que la cumpla, entregará el poder a la derecha antinacional, que ahora lo apoya con ese objeto.» Pedimos al militar en retiro su opinión sobre las recientes manifestaciones de protesta en su patria, entre ellas la de huelga general. Nos responde: «La política capitalista del actual Gobierno ha sido contestada con una movilización popular sin precedentes en mi patria. Iniciada en multitud de ciudades y pueblos del interior, se vio fortalecida con el paro nacional del 19 de julio. y se prolonga en estos días con la huelga minera y otras manifestaciones de protesta similares. El pueblo tiene hambre y sabe que ese hambre está provocada por los intereses de ciertos sectores y factores de poder nacionales y extranjeros que se han impuesto en el seno del Gobierno.»

El ejército peruano no es represivo

«El ejército peruano no es un ejército represivo. Oficiales y tropa son conscientes de que las armas que el pueblo ha puesto en sus manos no pueden ni deben servir para disparar contra el pueblo, que está demostrando su capacidad de responder unida y eficazmente a la agresión económica y represiva del Gobierno de Morales y de las empresas transnacionales e imperialistas que lo respaldan y empujan. Desde el exilio saludo a estas luchas unitarias. Las matanzas, los encarcelamientos, los secuestros, los despidos masivos, todo de muestra la desesperación del régimen. Ha entrado en una escalada de la cual le será difícil salir.»

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