Crítica:CINE / "EN EL CORAZON DE LA TIERRA"

Entre sabios y fósiles

Kevín Connor es un prolífico realizador inglés que gusta de mezclar en sus filmes de terror la ciencia- ficción con fantasías más o menos tradicionales. Su mejor obra es La tienda que vendía la muerte. Mas en esta ocasión, y como el título de su reciente filme indica, la anécdota va por senderos más afines a los lectores de Julio Verne.Sin embargo, ni él, ni su colaborador, el productor inglés John Dark, han seguido los pasos del famoso escritor galo, las páginas un tanto pesadas y un poco pedantes para el gusto de hoy, de su Viaje al centro de la Tierra, sino las del escritor am...

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Kevín Connor es un prolífico realizador inglés que gusta de mezclar en sus filmes de terror la ciencia- ficción con fantasías más o menos tradicionales. Su mejor obra es La tienda que vendía la muerte. Mas en esta ocasión, y como el título de su reciente filme indica, la anécdota va por senderos más afines a los lectores de Julio Verne.Sin embargo, ni él, ni su colaborador, el productor inglés John Dark, han seguido los pasos del famoso escritor galo, las páginas un tanto pesadas y un poco pedantes para el gusto de hoy, de su Viaje al centro de la Tierra, sino las del escritor americano Edgar Rice Burroughs, algo menos conocido, a pesar de haber llenado nuestra infancia con las aventuras de su Tarzan.

En el corazón de la Tierra

Dirección: Kevin Connor. Intérpretes: Doug Mc Clure, Peter Cushing. Ciencia -ficción. Gran Bretaña. Color. 1976. Locales de estreno: Cartago, Mola y Royal

El tomó la literatura de anticipación como tema de aventuras sin intentar darle demasiada trascendencia, en busca de horizontes nuevos y hasta cierto punto amenos, lo que le ha convertido más tarde en guionista de filmes para chicos y mayores. Así es cómo Kevin Connor, cuya pasión por sus libros debe tener bases más sólidas que su oficio cinematográfico, tras La tierra olvidada del tiempo ha realizado este segundo filme donde un científico, por causas ajenas a su voluntad, alcanza el interior de nuestro planeta, gracias a un invento proyectado por él y en compañía de su joven ayudante.

Como buen filme inglés, también éste trata de armonizar el terror con la burla de sí mismo, en parte por hacer más verosímil el guión y a la vez más ameno. El caso es que el viejo Peter Cushing, a cuyo oficio se confiaron antaño tantos protagonistas de historias terroríficas, viene a hacer aquí de desmitificador con sus jocosas intervenciones.

Hace años este tipo de historias solían catalogarse entre las dedicadas a los niños. Hoy no se sabe bien para qué tipo de público se realizan, pues sus falsos decorados, sus trucos, solo a medias conseguidos, y su aire de apolillada guardarropía borran cualquier asomo de eficacia para espectadores acostumbrados a consumir seriales de televisión o grandes Filmes al uso con inversión más generosa.

De este tipo de películas, En el corazón de la Tierra viene a ser una hermana menor, a su vez un poco fosilizada. Mostrada como los propios fósiles de los museos sin gran entusiasmo, sólo por compromiso los chicos parecen contemplarla con cierta actitud de escepticismo.

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