Duras condiciones y técnicas agresivas en los siquiátricos de la Diputación de Vizcaya

«Ni siquiera en las instituciones destinadas para ellos, los locos pueden mostrarse tal cual son y encontrar un clima de comprensión humana que les ayude a sentirse acogidos y protegidos. Todo lo contrario, se les explota, se les domestica y se les anula con el rigor implacable de la institución fría y paternalista. Son años soportando no sólo la más genuina marginación social, médica y asistencial, sino también unas condiciones de vida duras y unas técnicas de tratamientos sofisticadamente agresivas. En resumen, esta es la vida del sector de población más proscrito y castigado del Estado espa...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

«Ni siquiera en las instituciones destinadas para ellos, los locos pueden mostrarse tal cual son y encontrar un clima de comprensión humana que les ayude a sentirse acogidos y protegidos. Todo lo contrario, se les explota, se les domestica y se les anula con el rigor implacable de la institución fría y paternalista. Son años soportando no sólo la más genuina marginación social, médica y asistencial, sino también unas condiciones de vida duras y unas técnicas de tratamientos sofisticadamente agresivas. En resumen, esta es la vida del sector de población más proscrito y castigado del Estado español desde hace más de un siglo. Esta es la otra amnistía a conseguir.»

Este es uno de los párrafos del dossier hecho público en Bilbao, por la totalidad de los MIR de los tres centros siquiátricos que la Diputación de Vizcaya tiene en Zalchar, Bermeo y Zamudio. Estos médicos permanecieron encerrados desde el día 17 al 30 de mayo en el Colegio de Médicos de Vizcaya, como protesta por las sanciones impuestas por la Diputación de Vizcaya a varios trabajadores del Centro Siquiátrico de Zaldíbar.Días antes de resolverse el conflicto los MIR, reunidos en su encierro del Colegio de Médicos, elaboran un extenso dossier sobre el estado y atención de los hospitales siquiátricos de la Diputación, ofreciendo un relato realista y deprimente.

El hospital de Zamudio es el único presentable. Inaugurado en 1969, en el hospital de enfermos agudos de la provincia. De 122 camas, veintidós son de privados.

- Frente al aumento de necesidades asistenciales por aumento de ingresos, el personal ha disminuido «debido a la rigidez y autoritarismo de la dirección médica». El hospital, considerado como abierto es, en la realidad, cerrado y represivo. El enfermo está sometido a un reglamento rígido, autoritario y con la constante amenaza de ser dado de alta o trasladado como castigo a otros centros cerrados (Bermeo, Zaldíbar).

« En el sanatorio de Zamudio han sido rechazadas por parte de la. dirección todo tipo de corrientes siquiátricas que propugnan un abordaje y estudio profundo del paciente y su entorno (conductismo, comunidad terapéutica, técnicas dinámicas: sicoterapias, sicoanálisis, sicodrama, terapia de familia, etcétera) establecidas en todos los hospitales de los países considerados democráticos. »

Zaldibar es un siquiátrico para mujeres. Antiguo balneario que funciona desde 1923, fecha en que fue adquirido por la Diputación como sanatorio siquiátrico de mujeres, acoge a 330 enfermas.

En Zaldíbar existe un bloque de agudas que consta de 57 camas, en las que se reparten las enfermas de carácter menos deteriorado. Las crónicas se hallan divididas en tres niveles,de acuerdo con su grado de estropeamiento y tiempo de estancia (como media, veinte años en el sanatorio). El conjunto consta de 169 camas. Quizá el aspecto más deprimente lo ofrece, el ingreso en dicho centro.

«En Zaldíbar faltan lugares de esparcimiento adecuados, faltan talleres de terapia rehabilitadores -en vez de los de terapia industrial, enfocados a la producción-, se impide por. parte de la dirección cualquier manifestación del enfermo, tratando de reducirlo al momento mediante intensos bombardeos farmacológicos, incluso con ha bitaciones de aislamiento sofisticado, que sustituyen a las celdas de castigo.»

Bermeo es el manicomio de Vizcaya por excelencia. Los locos varones de Vizcaya tienen en Bermeo destinado un viejo caserón; data de 1890, rodeado de muros casi carcelarios de dos metros de altura, con un gran patio donde los 350 asilados se pasean o tumban en sus ratos de ocio. La situación en cada una de las cinco secciones existentes se describen en el dossier de los MIR.

Archivado En