Un franquista de camisa blanca

Torcuato Fernández Miranda nace en Gijón, en 1915; de familia monárquica y católica, cursa el bachillerato en su ciudad natal y decide muy pronto llegar a ser catedrático de Derecho. Empieza sus estudios universitarios en la Universidad de Oviedo y en 1934 conoce el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera y preside la Asociación de Estudiantes Católicos de la facultad de Derecho de Oviedo. La componente joseantoniana fue fundamental en la configuración ideológica de Fernández Miranda, junto con la tradicional y religiosa; sin embargo, curiosamente, nunca quiso afiliarse a Falange, ni tampo...

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Torcuato Fernández Miranda nace en Gijón, en 1915; de familia monárquica y católica, cursa el bachillerato en su ciudad natal y decide muy pronto llegar a ser catedrático de Derecho. Empieza sus estudios universitarios en la Universidad de Oviedo y en 1934 conoce el pensamiento de José Antonio Primo de Rivera y preside la Asociación de Estudiantes Católicos de la facultad de Derecho de Oviedo. La componente joseantoniana fue fundamental en la configuración ideológica de Fernández Miranda, junto con la tradicional y religiosa; sin embargo, curiosamente, nunca quiso afiliarse a Falange, ni tampoco, pese al ambiente familiar, quiso ser de Renovación Española ni de CEDA.En 1936, al estallar la guerra, abandona la Universidad y marcha al frente con dos de sus hermanos, distinguiéndose en la batalla del Ebro. Al final de la contienda es alférez provisional y regresa a Oviedo, donde acaba la carrera con premio extraordinario y pasa a ser profesor auxiliar de la Universidad. En 1941 se traslada a Madrid para realizar -los estudios del doctorado; posteriormente por Franco en Italia para completar su formación permanciendo vinculado a medios católicos universitarios. Gana la cátedra de Derecho Político en 1945 con un tribunal presidido por Castiella. Se traslada a la Universidad de Oviedo, de donde seis años más tarde será nombrado rector, siendo ministro de Educación Nacional Ruiz Giménez. Por primera vez, por razón del cargo, Fernández Miranda será procurador en Cortes, condición que se repetirá en cinco legislaturas.

En 1954 Ruiz Giménez le nombra director general de Enseñanza Media, y en 1956, al cesar éste y entrar Jesús Rubio en Educación le propone el cargo de director general de Enseñanza Universitaria, cargo que acepta y desempeña de forma que consolida su posición en la Administración hasta el año 1962, en el que cesa al tiempo que Jesús Rubio.

A finales de ese mismo año, Romeo Gorría, entonces ministro de Trabajo, le propone que se haga. cargo de la recién creada Dirección General de Promoción Social, cargo que ocupará durante algo más de dos años y durante el cual pone en marcha el servicio de Promoción Profesional Obrera (PPO). Ocupa a continuación la Delegación Nacional de Cultura, dentro de la Secretaría General del Movimiento, durante un período de casi cinco años, tiempo que dedica también a preparar la oposición a la cátedra de Derecho Político de la Universidad de Madrid. En enero de 1961; saca la cátedra por unanimidad con un tribunal presidido por Jesús Fueyo.

A partir de 1969, la carrera política de Fernández Miranda entra en unos derroteros claves dentro del sistema político franquista. En octubre de ese año, Carrero le llama para comunicarle que Franco ha decidido nombrarle ministro secretario general del Movimiento: nos encontramos en la primera etapa de la "desfalangización" del Régimen, que lleva consigo en aquel momento el copo casi total del Gobierno por parte del Opus Dei, y en cuyo proceso Fernández Miranda está llamado a jugar un importante papel. Para empezar la toma de posesión en la Secretaría General la hace el ministro-secretario, por primera ve en la historia, con camisa blanca La, explicación simbólica de est acto reside en que, pese a todo Torcuato sigue sin ser miembro de la Falange.

En la Secretaría General ha un tema pendiente muy importante: el del asociacionismo Fernández Miranda hace u nuevo borrador sobre una ley d Asociación -el «proyecto Solís estaba archivado en la mesa de Carrero-, habla del tema con el almirante y también con Franco. La acogida de éste debió ser la de siempre, pues, poco después, Carrero le ordena dar el carpetazo al tema. Fernández Miranda volvería varias veces sobre el tema, sin éxito.

En mayo de 1973 pasa a ser vicepresidente de Gobierno con Carrero de presidente. Se anuncia de nuevo una ley de Participación, que iría a Cortes. El 20 de diciembre de 1973, a las ocho de la tarde, estaba convocada la comisión permanente del Consejo Nacional del Movimiento -Fernández Miranda era miernbro designado por el jefe del Estado desde 1969- para estudiar un documento que se ocupaba del derecho de asociación, y en el cual se sugería al Gobierno que presentara a las Cortes una ley de participación.

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La muerte de Carrero, ocurrida ese mismo día, abre la crisis más seria sufrida por el régimen franquista; Fernández Miranda ocupa la Presidencia del Gobierno, interinamente, durante los diez días difíciles que transcurren hasta la toma de posesión de Carlos Arias, y es él el que comunica al país la noticia del atentado. Se cuenta que, cuando Franco consideraba su nombre en la terna que le había sido presentada, comentó: «Es muy buen político, pero no me fío de él».

Pocos días después de su cese como presidente del Gobierno, en enero de 1974, es nombrado presidente del Banco de Crédito Local, cargo al que se dedica intensamente hasta que llega noviembre de 1975. Tras la muerte de Franco, un decreto real de 3 de diciembre de 1975 nombra a Torcuato Fernández Miranda presidente de las Cortes -como tal, lo es del de Regencia- y del Reino. Por ello, su situación ha sido hasta hoy clave en el aparato institucional; ha sido sin duda pieza fundamental en la transición del franquismo al posfranquismo monárquico y de éste a los albores de la democracia, apoyando, habilmente desde las Cortes, sobre todo, a partir del nombramiento de Adolfo Suárez, toda la operación política de liquidación del franquismo, y muy especialmente la gestación y aprobación de la ley de Reforma Política; siendo, en definitiva, el político-puente que el régimen necesitaba para que sus instituciones se auto liquidasen.

Como consecuencia de esta política, pasó a formar parte de la lista negra de los sectores «ultras», y por ello. fue agredido violentamente el 20 de diciembre pasado cuando salía del funeral oficiado en el tercer aniversario de la muerte violenta del almirante Carrero.

Está casado con doña Carmen Lozana Abeo y tiene siete hijos; está en posesión de diversas con decoraciones nacionales y ha publicado numerosas obras, sobre temas jurídico-políticos, fundamentalmente.

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