ELO. A New World Record. Ariola
No es que ELO sea una banda santo de mi devoción. Sin embargo, este álbum, con una de las carpetas, más afortunadas de los últimos años,tiene todavía la impronta de frescura que caracteriza a su desgajado fundador Roy Wood. Jeff Lynne, que asumió el mando por derecho propio ,se erige en la "gran figura» que todo lo domina. Empujado por los violines, el disco no renuncia nunca al más sano pop que, si bien, resulta a veces algo empalag oso, permite pasar un buen rato y que de cuando en cuando nos lleva a otras épocas en que «esto» era lo progresivo....
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No es que ELO sea una banda santo de mi devoción. Sin embargo, este álbum, con una de las carpetas, más afortunadas de los últimos años,tiene todavía la impronta de frescura que caracteriza a su desgajado fundador Roy Wood. Jeff Lynne, que asumió el mando por derecho propio ,se erige en la "gran figura» que todo lo domina. Empujado por los violines, el disco no renuncia nunca al más sano pop que, si bien, resulta a veces algo empalag oso, permite pasar un buen rato y que de cuando en cuando nos lleva a otras épocas en que «esto» era lo progresivo.