"Volveré a España cuando salgan todos los presos"

«Hoy no estaré presente en el estreno de mi obra en Barcelona. Espero y deseo estar cuando se estrene mi otra pieza en Madrid. Todo depende de la salida de los presos y hay buenas esperanzas de que esto ocurra en la primera quincena de este mes. Sólo volveré a España cuando salgan todos los hombres encarcelados o condenados por su oposición a la dictadura del general Franco (desde Eva Forest a Izko de la Iglesia). Mi exilio, como el de tantos otros, no tiene otra ejemplaridad que señalar con mi ausencia que aún quedan reliquias del pasado», declaró Fernando Arrabal a EL PAIS, desde París.Esta ...

«Hoy no estaré presente en el estreno de mi obra en Barcelona. Espero y deseo estar cuando se estrene mi otra pieza en Madrid. Todo depende de la salida de los presos y hay buenas esperanzas de que esto ocurra en la primera quincena de este mes. Sólo volveré a España cuando salgan todos los hombres encarcelados o condenados por su oposición a la dictadura del general Franco (desde Eva Forest a Izko de la Iglesia). Mi exilio, como el de tantos otros, no tiene otra ejemplaridad que señalar con mi ausencia que aún quedan reliquias del pasado», declaró Fernando Arrabal a EL PAIS, desde París.Esta noche se estrena en el teatro Tívoli, de Barcelona, la obra El arquitecto y el emperador de Asiria, de Arrabal, interpretada por Adolfo Marsillach y José María Prada, con dirección de Klaus Grüber. El próximo día 9 está previsto el estreno de otras dos obras: El cementerio de automóviles, en montaje de Víctor García, en Madrid, y Oye, patria, mi aflicción, dirigida por Carlos Augusto Fernandes, en Badajoz.

«Mi teatro -dice Arrabal- nunca fue un teatro de moda; es un teatro sorprendente. Estas tres obras, aunque fueron escritas en distintas épocas, siguen siendo muy actuales. Son una especie de cataclismos medievales, que siempre son actualidad. En mis obras se reflejan la infancia española y el paso por algunas ciudades, como Ciudad Rodrigo o Madrid, que fueron grandes momentos personales. En Madrid descubrí el movimiento del postismo, creado por Chicharro y Ory. El mundo de la vanguardia era más digno que todo lo que me rodeaba. Al ver que se negaba al postismo, decidí mi exilio literario y fue cuando creamos el pánico, como movimiento que ponía de manifiesto la falsedad de valores.»