Estrenos mundiales de Guinjoan, Larraun y Marco

Maurice Fleuret dirige las manifestaciones de ARC 2 (Animation-Recherche-Confrontation, Section Musique) en el Museo de Arte Moderno. El último programa de la serie sumaba dos acontecimientos: la aparición por vez primera en la capital francesa de un interesante grupo de Perpigná -Ensemble Solars Vortices- que dirige Jacques Mercier y con el que colaboró la española Esperanza Abad; la inclusión de tres autores de España con sendas creaciones mundiales, al lado de los franceses Roger Tessier y Antoine Tisné.

El estreno de Joan Guinjoan, titulado El Diari, para voz y grupo instrumental, r...

Maurice Fleuret dirige las manifestaciones de ARC 2 (Animation-Recherche-Confrontation, Section Musique) en el Museo de Arte Moderno. El último programa de la serie sumaba dos acontecimientos: la aparición por vez primera en la capital francesa de un interesante grupo de Perpigná -Ensemble Solars Vortices- que dirige Jacques Mercier y con el que colaboró la española Esperanza Abad; la inclusión de tres autores de España con sendas creaciones mundiales, al lado de los franceses Roger Tessier y Antoine Tisné.

Guinjoan

El estreno de Joan Guinjoan, titulado El Diari, para voz y grupo instrumental, reverdece la idea de Hindemith en sus Noticias del día. Escrita especialmente para el conjunto Solars Vortices, sobre un muy ingenioso texto de Espinás, la música viene a ilustrar una lectura imaginaria de un diario catalán, No sólo es que esa lectura determine las ilustraciones instrumentales sino que provoca las flexiones de la parte cantado-hablada hasta conseguir una expresividad muy aguda gracias a la explotación de los significados y de la fonética. Guinjoan se nos ha mostrado do minador de los procedimientos y con una capacidad de ironía extraordinaria. Sus Diari nos enseñan como la contestación puede circular por vías del divertimento aparente (ya que el fondo es bien dramático). Esperanza Abad hizo una deliciosa creación de su difícil parte. El mejor elogio que puede hacerse es contar cómo al final del concierto le surgían compromisos para nuevas actuaciones francesas.

Larrauri

En Grimorios, para instrumentos y banda magnetofónica, el bilbaíno Andrés Larrauri aplica al pequeño conjunto los principios practicados en otras obras de gran orquesta. Puesto al servicio de una idea mágica, cuanto ha compuesto Larrauri en su nueva partitura nos lleva por mundos expectantes, misteriosos, elucubratorios al que los sucesivos clusters otorgan creciente tensión, por la disposición calculada que debe conducir al climax final con intervención de la cinta magnetofónica. Digo que debe porque, en esta ocasión, los grandes altavoces fallaron y el sonido salió tan solo por el elemental amplificador del magnetófono. Se perdió el efecto pero cuantos asistieron al estreno, en general avezados a la música actual, entendieron los méritos y la originalidad del mensaje de Larrauri.

Marco

También está dedicada al ensamble perpiganés, Tauromaquia, de Tomás Marco. Se trata del segundo «concierto barroco» y si ya en el primero (Autodafé), el compositor aludía de pasada en su comentario a las significaciones de ciertos cuasi ritos ibéricos, como los toros, aquí aborda el tema directamente. Bien entendido que lo que Marco entiende por directo nada tiene que ver con fenómenos descriptivos o alusivos del hecho en sí, ese hecho «terrible y de vieja tradición» que es la tauromaquía española. Este le sirve tan solo como punto cultural de partida, como realidad que convierte en hipótesis para un trabajo de pura validez sonora pero cargada de trasfondo. En las obras de Tomás -en buena parte de ellas al menos- existe una evidencia sonora (digamos un primer nivel) y una intrahistoria (segundo nivel) que la determina, justifica y solidifica. Estamos ante un pensamiento crítico de porte intelectual y una expresión sonora muy sensible producto de lo que el músico de nomina "transformaciones psíquico acústicas» con la precisión de quien conoce exactamente sus intenciones y calcula, con la mayor objetividad, los resultados. Centro de la página (casi un toro picassiano en medio de la arena ibérica) está el piano, acosado, enaltecido o huido por el cortejo instrumental. Visión barroca por cuanto tiene de contrastes y hasta por la misma naturaleza de la idea, por no citar la crispación de formas y colores. En la ejecución intervino el pianista catalán A. Escribano junto a su colega japonés que forma parte del grupo que anima y dirige artísticamente Jean Pierre Dupuy.La trasposición o las consecuencias de otro punto de partida bien distinto -el mundo mineral- dan base a la obra de Antoine Tisné, Dolmen, articulada en siete acontecimientos que van desde lo misterioso a lo luminoso pasando por lo estático, lo onírico o lo irradiante. Los tonos oscuros abundan como corresponde a la idea motriz y el conjunto ensaya las más diversas combinaciones parciales y totales. En definitiva, Dolmen es una obra poética, principio que domina sobre el minucioso trabajo estructural.

Elodie-Melodía, de Roger Tessier, es un homenaje al escritor Henri Bosco, breve, ceñido de formas y de contenido emocional. Una frase de Bosco incitó la inspiración de Tessier: «Fabrique objetos musicales. Hágalos muy densos. Por sí solos se convertirán en mágicos.» Lo que, de alguna manera, viene a instalar una teoría artesanal de la composición que, por añadidura, nos dará valores que exceden al puro y noble cultivo del oficio, como son las expresiones mágicas. Iniciadora del programa, la página de Roger Tessier fue muy bien recibida, lo que habría que extender a, los demás autores y de modo particular a Guinjoan y Marco, españoles y a Tisné, francés.

El trabajo del Ensamble -Solars Vortices- fue de tanta altura como el criterio y la técnica del joven conductor Jacques Mercier. Esta actuación parisiense viene a confirmar y reconocer la valiosa tarea que desde su fundación lleva a cabo el grupo.