Dos estrenos españoles: Llácer y Montesinos

Cada una de las dos orquestas esprogramó un estreno español de autor poco frecuentado. La Nacional, «Enmo», concierto para percusión y orquesta, de Enrique Llácer; la RTVE, «Variaciones caleidoscópicas», de Eduardo Montesinos. Los aires de novedad vinieron pues de Levante, pues el primero, tan conocido en los medios musicales madrileños con el sobrenombre de «Regolí», nació en Alcoy, y el segundo, es natural de Valencia.Llácer es solista de percusión en la Nacional. Su calidad como tal está fuera de discusión y desde esa dedicación profesional ha ábordado su pieza concertante en la que un grup...

Cada una de las dos orquestas esprogramó un estreno español de autor poco frecuentado. La Nacional, «Enmo», concierto para percusión y orquesta, de Enrique Llácer; la RTVE, «Variaciones caleidoscópicas», de Eduardo Montesinos. Los aires de novedad vinieron pues de Levante, pues el primero, tan conocido en los medios musicales madrileños con el sobrenombre de «Regolí», nació en Alcoy, y el segundo, es natural de Valencia.Llácer es solista de percusión en la Nacional. Su calidad como tal está fuera de discusión y desde esa dedicación profesional ha ábordado su pieza concertante en la que un grupo de instrumentos percutivos, más bien reducido, protagoniza con gran brillantez los distintos tiempos, incluidas cadencias de gran virtuosismo. Se incorpora así Llácer a los numerosos autores que hoy en día han escrito para la percusión como posibilidad solística, y si su estética resulta conservadora y tocada de cierto lirismo mediterráneo, el tratamiento orquestal es siempre correcto y la parte solista muy rica en recurso dentro de los limitados instrumentos escogidos: caja, timbales, plato suspendido y gong. El éxito fue muy grande

Once años más joven que Llácer es Eduardo Montesinos, nacido en 1945, cuya carrera de pianista, director, compositor y profesor abunda en páginas meritorias y en evidentes éxitos. Sus «Variaciones caleidoscópicas» constituyen una pieza de música objetiva, bien trabajada y encuadrada en un modernismo estético no vanguardista, pero sí alejado de toda actitud reaccionaria. El tratamiento -y la misma exposición- del tema es ingenioso, así corno la serie de procedinúentos a través de los cuales Montesinos transfigura la idea principal: crornáticos, recurrentes, seriales, decorativos y contrapuntísticos. Tanto la versión dada por Frühbeck de la obra de Llácer, como la conseguida por Garcia Asensio de la de Montesinos, fueron excelentes por lo concienzudas y claras.

Entre Bartok y Rachmaninoff se repartieron la parte destinada a concierto con solista en los programas de ambas orquestas. Enrique Pérez de Guzmán nos dio una versión del primer concierto brillante y poética, tan dominadora en el juego mecánico como bella en la consecución de sonoridades. El cubano Horacio Gutiérrez deslumbró a todos con su fascinante traducción del tercer concierto de Rachmaninoff. Sobre el poderío de una técnica impresionante, Gutiérrez posee el donde la comunicatividad más efectiva. Se expresa en romántico gracias al vuelo, nunca exagerado, de su fraseo; en clásico, merced a la claridad de su exposición y al rigor constructivo. Sobre todo ello pone lo principal: un acento personal efusivo, transparente, lírico. Gran triunfo para Pérez de Guznián y para Gutiérrez, entusiásticamente aplaudidos junto a los maestros Frühbeck y García Asensío y los profesores de la ONE, y la Radio Televisión.

Una nueva audición, de la «Quínta» beethoveniana completó el programa de Frühbeck. La reposición del «Cántico delle creature», de Garcia Abril, llenó la segunda parte del programa de García Asensio. En la obra, una de las más brillantes del músico turolense, intervinieron con calidad muy alta los solistas Ana Higueras, Isabel Rivas, Julio Julián y Fausto Jenser, así como el Coro de RTVE, que dirige Alberto Blancafort.