Premios "Mayte" y "El espectador la crítica"

Enero, mes de premios, ha coronado en estos días a quienes destacaron, el pasado año, en el ejercicio de la actividad teatral. No son muy numerosos estos premios. Es cierto que hay abiertos algunos concursos destinados a señalar la existencia de obras teatrales desconocidas y que, en general, este tipo de convocatoria ha indicado rumbos teatrales y ha facilitado, durante bastantes años, el conocimiento de unos textos de muy difícil acceso a los escenarios comerciales.Pero escasean, en cambio, los galardones al trabajo teatral cumplido. Es lógico. Tiene algo de odioso la competición cultural, s...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Enero, mes de premios, ha coronado en estos días a quienes destacaron, el pasado año, en el ejercicio de la actividad teatral. No son muy numerosos estos premios. Es cierto que hay abiertos algunos concursos destinados a señalar la existencia de obras teatrales desconocidas y que, en general, este tipo de convocatoria ha indicado rumbos teatrales y ha facilitado, durante bastantes años, el conocimiento de unos textos de muy difícil acceso a los escenarios comerciales.Pero escasean, en cambio, los galardones al trabajo teatral cumplido. Es lógico. Tiene algo de odioso la competición cultural, siempre difícil por la desigualdad de los baremos a aplicar, y toda una fuerte corriente internacional se ha opuesto, con fortuna, a este género de luchas. Sucede, sin embargo, que hay una óptica bajo la cual estos premios benefician al teatro: la publicitaria. El teatro no puede ya afrontar los elevadísimos costos de la publicidad moderna. La realiza, con discreción, en torno a un estreno. Y después vive de la buena voluntad de los medios informativos que atienden, especialmente, cuando el teatro «es noticia». Un premio es una noticia. Bienvenidos sean, aunque esta situación, adscrita periféricamente al mundo teatral, confiere una fuerte tensión a la lucha por los galardones. Nada hay de malo en eso. Más mérito tendrán los vencedores.

Ahora han coincidido dos premios teatrales, importantes y significativos: El Mayte y El espectador y la crítica.

El premio Mayte, fallado por octava vez, ha correspondido este año a Francisco Nieva, por sus obras Sombra y quimera de Larra, La carroza de plomo candente y El combate de Opalosy Tasia. Presidía el jurado José López Rubio. Se utilizó el sistema de votaciones eliminatorias entre un grupo de finalistas seleccionados por el mismo jurado. Estos finalistas fueron Antonio Buero Vallejo, Carmen Carbonell, José Luis Gómez, Irene Gutiérrez Caba, José Luis López-Vázquez, Manuel Martínez Mediero, Carmen de la Maza, Berta Riaza, Víctor Ruiz Iriarte, Laly Soldevila y José Tamayo.

Los premios de El espectador y la crítica se conceden por un jurado que integran los críticos teatrales madrileños y El espectador -Francisco Alvaro, periodista y gran hombre de teatro de Valladolid-, con ayuda de la fundación March. Los premios han sido otorgados a Antonio Buero Vallejo -mejor obra española-, Slawornir Mrozek -mejor obra extranjera-, José Luis Alonso -mejor director-, Laly Soldevila -mejor actriz-, José María Rodero -mejor actor-, Mari Pepa Estrada -mejor escenografia-, teatro Bellas Artes -mejor programación durante el año-,y el grupo de Hablemos a calzón quitado, como mejor conjunto con actuación en Madrid durante el año.

Todos los premios han sido concedidos por grandes mayorías, cuando no unanimidad, sancionando de esa forma actividades plenamente reconocidas, dato de gran interés por tratarse de una temporada altamente sensible a las profundas transformaciones culturales que está sufriendo la sociedad española.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En