Crítica:

Chopin por Barenboim

Estamos -ante un .«monstruo sagrado» una de cuyas características es la extraordinaria versatilidad y la increíble capacidad de trabajo. Daniel Baremboim (treinta y cuatro años), da recitales, hace música de cámara, toca con orquesta, dirige los más diversos estilos, graba constantemente y ejerce la titularidad de la Orquesta de París. Todo lo hace bien ,y en todo asoma la música fuera de serie que1leva dentro. Ahora bien: una vida no da para tanto y, con todo su poderío, con toda su claridad de juego, con ,su característico rigor ideológico, el Chopín de Baremboini quiero decir, el que hemos ...

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Estamos -ante un .«monstruo sagrado» una de cuyas características es la extraordinaria versatilidad y la increíble capacidad de trabajo. Daniel Baremboim (treinta y cuatro años), da recitales, hace música de cámara, toca con orquesta, dirige los más diversos estilos, graba constantemente y ejerce la titularidad de la Orquesta de París. Todo lo hace bien ,y en todo asoma la música fuera de serie que1leva dentro. Ahora bien: una vida no da para tanto y, con todo su poderío, con toda su claridad de juego, con ,su característico rigor ideológico, el Chopín de Baremboini quiero decir, el que hemos escuchado en el Real, no hará antología como la hacen sus versiones de los conciertos y las sonatas beethovenianas. Yo recuerdo el asombro que nos produjo Baremboini cuando, muy joven, actuó en la naciente RTVE y en los pintorescos estudios de la avenida de La Habana. Era un superdótado. Más aún: un artista tocado de genialidad. Tanta que su inicial carrera pianística se ha diversificado. El río de sus dones y saberes se ha tornado en discurrir, de muchos brazos. En todos hay belleza pero ek caudal de cada uno no puede ser el ancho, poderoso del único cauce. Claro que el planteamiento de la segunda sonata fije serio y - que Baremboim tuvo matices adecuados para los veinticuatro micromundos de los «Preludios». Pero lo cierto es, que acabado el recital y salidos a la calle nos olvidamos de todo. El Chopín de Baremboim tuvo virtudes para mantener su prestigio, mas no dejó huella. Se aplaudió calurosamente al pianista, a la figura y, por supuesto, a Chopín. En tanta medida que los

Chapín por Baremboim

Pianista: Daniel Barenboijw. Balada, Nocturno, 2. a Sonata, 24 préludios, de Chopin.

«encores» fueron cuatro.

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