Lo único que teme

Gary Gilmore es que alguien del pelotón de fusilamiento le dispare a la cabeza y no al corazón. «Podría destrozarme los ojos», dijo el condenado a muerte, poco después de anunciar la donación de su cuerpo a la facultad de Medicina de la Universidad de Utah....

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Gary Gilmore es que alguien del pelotón de fusilamiento le dispare a la cabeza y no al corazón. «Podría destrozarme los ojos», dijo el condenado a muerte, poco después de anunciar la donación de su cuerpo a la facultad de Medicina de la Universidad de Utah.

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