Cartas al director

Monumento olvidado

El motivo de esta carta es ponerle en conocimiento de un crimen perpetrado en el centro de Madrid, con aparente desconocimiento de los madrileños. El nombré de la víctima es Susana, y ha sido decapitada exactamente en una plazoleta triangular, enmarcada por las calles Luchana, Manuel Silvela y Manuel Cortina. Quien" tengan tiempo y curiosidad, les bastará acercarse al lugar del crimen, y se encontrarán con otras cuatro víctimas, cuyos nombres son: Ramón de la Cruz, Ricardo de la Vega, Federico Chueca y Barbieri. En la citada plazoleta existe un monumento que la gente conoce como...

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El motivo de esta carta es ponerle en conocimiento de un crimen perpetrado en el centro de Madrid, con aparente desconocimiento de los madrileños. El nombré de la víctima es Susana, y ha sido decapitada exactamente en una plazoleta triangular, enmarcada por las calles Luchana, Manuel Silvela y Manuel Cortina. Quien" tengan tiempo y curiosidad, les bastará acercarse al lugar del crimen, y se encontrarán con otras cuatro víctimas, cuyos nombres son: Ramón de la Cruz, Ricardo de la Vega, Federico Chueca y Barbieri. En la citada plazoleta existe un monumento que la gente conoce como De los chisperos. Su sino parece ser negativo desde su nacimiento. Realizado por el escultor Coullat Valera, se inauguró el 25 de junio de 1913 en la glorieta de San Vicente. Luego fue a parar al popular asilo de Yeserías, relegado y olvidado. Al erigirlo se había querido honrar a cuatro famosos hijos de Madrid y en los bajorrelieves se veían y ven (mutiladas) cuatro escenas de sus obras: Las castañeras picadas, Pan y toros, La canción de la Lola y La verbena de la Paloma. (En esta escena es donde han decapitado a la Susana). Mi padre, Salvador Valverde, poeta, escritor y periodista, hizo una campaña para llevar la estatua a Chamberí, y con su insistencia logró que ese monumento olvidado se trasladase en 1932 a donde hoy se encuentra. Hoy, desaparecido mi padre, (q. p. d.) yo he venido de América y me encuentro con el monumento en un insólito estado. No figuran los nombres de ninguno de los escritores y músicos que se quería honrar y en una encuesta a gente sentada .en torno a dicho monumento, nadie, absolutamente nadie, sabía de quienes se trataba. Para ellos eran cuatro bustos anónimos. Transcurridos 44 años de aquella campaña periodística de mi padre, la retomo en cierto modo, y espero de quien compita, que coloquen los nombres de Chueca, Barbieri, De la Vega y De la Cruz, y le devuelven la cabeza a la Susana. Se puede trabajar por resolver los problemas del presente sin olvidar a nuestros grandes hombres del pasado. Mientras la gente ignora que en Chamberí existe un busto del autor de «La verbena de la Paloma», en Lavapiés reluce una estatua de Agustín Lara, lo cual me parece bien porque cantó con cariño a España. Chueca, que también escribió schotis merece por lo menos que su busto no sea anónimo.

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