Congresistas norteamericanos, sobornados por Corea del Sur

El presidente de Corea del Sur, Park Chung Hee, y otros altos funcionarios del Gobierno de Seúl, supervisaron directamente las maniobras ilegales desarrolladas por miembros del lobby surcoreano en Estados Unidos para influir sobre el Congreso.

Mediante viajes pagados, regalos, e incluso entregas de dinero en metálico, agentes del Gobierno de Corea del Sur intentaron sobornar durante los cinco últimos años a una serie de congresistas para que estos defendieran en el legislativo norteamericano la ayuda militar y económica al régimen de Seúl.Las primeras alegaciones sobre la presunta parti...

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El presidente de Corea del Sur, Park Chung Hee, y otros altos funcionarios del Gobierno de Seúl, supervisaron directamente las maniobras ilegales desarrolladas por miembros del lobby surcoreano en Estados Unidos para influir sobre el Congreso.

Mediante viajes pagados, regalos, e incluso entregas de dinero en metálico, agentes del Gobierno de Corea del Sur intentaron sobornar durante los cinco últimos años a una serie de congresistas para que estos defendieran en el legislativo norteamericano la ayuda militar y económica al régimen de Seúl.Las primeras alegaciones sobre la presunta participación directa del presidente Park en estas maniobras fueron dadas a conocer hacer unos días, procedentes de informes de inteligencia obtenidos mediante espionaje electrónico. Posteriormente, fuentes coreanas confirmaron esta implicación de Park, según el diario The New York Times.

La embajada de Corea del Sur en Washington desmintió que el presidente Park estuviera al corriente de los intentos de soborno, pero la coincidencia entre las distintas fuentes coreanas hace que, aun sin evidencia documental concluyente, la implicación de Park aparezca como fuera de toda duda para la inteligencia estadounidense.

La decisión de influir sobre los congresistas norteamericanos fue tomada por el Gobierno de Seúl en 1970, poco después de que Estados Unidos decidieran retirar un tercio de sus efectivos militares en Corea del Sur. Ante el temor de quedar en inferioridad respecto a Corea del Norte, Park y otros altos funcionarios intentaron presionar sobre la Cámara de Representantes para conseguir que ésta aprobara fondos de ayuda militar con destino a la modernización de las fuerzas armadas de Corea del Sur.

En los cinco años siguientes se emplearon entre medio millón y un millón de dólares cada año en pagar regalos, viajes de placer y entregas en metálico a varios congresistas norteamericanos, elegidos de una lista de noventa representantes, confeccionada por la inteligencia coreana entre los más «accesibles».

La lista de los noventa congresistas fue descubierta accidentalmente por aduaneros norteamericanos a finales de 1973, cuando registraban el equipaje de Tongsun Park, con ocasión de un viaje de éste a Corea del Sur. Aún no se ha determinado cuáles de estos congresistas fueron sobornados, cuántos simplemente influidos o en cuántos casos fueron inútiles

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