Crítica:CINE /

Comedia de costumbres

De la virginidad a la italiana, de la semana pasada, a la impotencia a la española de este filme pluriestrenado en ésta, el costumbrismo va paralelo al sexo, mejor o peor entendido, traído como tema central o solución de compromiso. El costumbrismo se le sirve al espectador en este Secreto inconfesable de un chico bien con el gancho de la incapacidad de su protagonista, interpretado por José Sacristán, y en torno al cual, productor y director, pechando con la tarea de guionistas han urdido una trama sin demasiadas pretensiones, rozando a ratos el astracán y a veces llegando a tocar casi...

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De la virginidad a la italiana, de la semana pasada, a la impotencia a la española de este filme pluriestrenado en ésta, el costumbrismo va paralelo al sexo, mejor o peor entendido, traído como tema central o solución de compromiso. El costumbrismo se le sirve al espectador en este Secreto inconfesable de un chico bien con el gancho de la incapacidad de su protagonista, interpretado por José Sacristán, y en torno al cual, productor y director, pechando con la tarea de guionistas han urdido una trama sin demasiadas pretensiones, rozando a ratos el astracán y a veces llegando a tocar casi el esperpento. La comedia discurre así, en dos planos: el del sainete tradicional ya caducado, tal como responde a un tiempo que no sabemos si aún perdura, ni siquiera si existió, pero al que cierto tipo de actores da una indudable eficacia y la comedia actual, distinta en apariencia, pero más cercana a la vida real en sus situaciones y en algunos de sus personajes.Entre uno y otro plano, entre un mundo y otro, queda alguna secuencia «felliniana» corno la que se refiere a la adolescencia del protagonista, en la que se adivina la mano y la complacencia del director y episodios de buen humor negro, como la muerte y el entierro del padre, donde no se cae en los excesos acostumbrados. Los excesos surgen a veces por un afán de halago al público, en concesiones que ciertamente no llega a salvar el diálogo, pero aún así, la habilidad y el oficio de Jorge Grau se manifiestan en el buen ritmo de la película, ese ritmo que no consiste en contar las cosas al galope, ni al compás de zooms apresurados, sino en cada cual en su medida, y en la acertada elección de actores que a pesar de repetir tipos en ellos ya habituales, con sus «tics» populares y conocidos, forman un todo seguro, compacto y veterano en el que aún alcanzamos a distinguir la figura de Luisita Esteso.

El secreto inconfesable de un chico bien

Argumento y guión de José Frade y Jorge Grau. Fotografía, Antonio Ballesteros. Dirección, Jorge Grau. Intérpretes; José Sacristán, María José Cantudo, Antonio Garisa, José Calvo, Rafaela Aparicio, Máximo Valverde. Comedia. España. Color. 1975. Locales de estreno: Alvi, Canciller, Extremadura, Florida, Galaxia, Infante, Juan de Austria, Lido, Los Angeles, Narváez, Royal, Savoy y Venecia.

La película gira en torno a José Sacristán, quien mantiene también con las variantes propias del caso un personaje ya repetido en anteriores ocasiones. María José Cantudo, aparte de su belleza de hoy, que no es cosa de descubrir ahora, hace el suyo al nivel que la obra pretende, segura y sobre todo, convincente. Jorge Grau, buen técnico del cine español, cuyo estilo suele ir más allá de los temas que le sirven, ha olvidado por esta vez su modo de hacer habitual en aras de una mayor eficacia popular, quizás no a la altura de sus empeños anteriores pero en un filme más conseguido y mejor realizado, dentro de sus límites, que los de sus colegas de más allá de nuestras fronteras, con más ínfulas y mayor presupuesto.

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