Tribuna:DIARIO DE UN SNOB

El follón

Veniamos de la democracia orgánica e íbamos hacia la democracia inorgánica. Pero ya casi ni nos acordamos de dónde veníamos ni a dónde íbamos. Ahora estamos en pleno follón.Periódicamente, en la Historia de España se levanta el follón. El cacao. Se arma el cirio. Ayer le he escuchado a un casta del cine la parodia de un título de película:

-Y ahora vamos a rodar La momia que mascaba pan rallado.

Bueno, pues eso es la Historia de España en estos momentos. Una momia que masca pan rallado. Una cosa entre surrealista y tragicómica. Estuve reunido, concentrado, encerrado con los chico...

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Veniamos de la democracia orgánica e íbamos hacia la democracia inorgánica. Pero ya casi ni nos acordamos de dónde veníamos ni a dónde íbamos. Ahora estamos en pleno follón.Periódicamente, en la Historia de España se levanta el follón. El cacao. Se arma el cirio. Ayer le he escuchado a un casta del cine la parodia de un título de película:

-Y ahora vamos a rodar La momia que mascaba pan rallado.

Bueno, pues eso es la Historia de España en estos momentos. Una momia que masca pan rallado. Una cosa entre surrealista y tragicómica. Estuve reunido, concentrado, encerrado con los chicos de la Complutense que quieren estudiar Medicina y no les dejan:

-En la Complutense hay cuatro estudiantes por enfermo, por cama -me dice uno- En la Autónoma hay nueve camas por estudiante.

Mientras tanto, tocaban guitarras y escribían letreros. A mediodía, el ministro de Información, señor Reguera, me había dicho:

-A mí, lo que me gustaría es irme a Oliver por las noches, sin prisas. y estar una hora oyendo hablar a Adolfo Marsillach.

Adolfo, ya sabes dónde tienes un fan. Iba yo a pedirle al ministro algunos carguetes, enchufes, sinecuras, privilegios, donaciones y cosas, (por ejemplo, que pasen mi entrevista congelada en A fondo), pero en esto que llegó al restaurante la noticia del atentado de Guipúzcoa.

Ni ruptura, ni reforma, sino todo lo contrario: el follón, que es lo nuestro. Me lo dijo el quiosquero esta mañana, nada más verme llegar con la barra de pan:

Don Francisco, que otra vez se ha follado el formón.

Quiere decir que se ha formado el follón. Los castas hablan así. Le dan la vuelta a las palabras como si fueran directores generales. ¿No decían que el señor Oreja traía la lista de aquellos chalados de la Lockheed con sus viejos cacharro ¿No lo habia dicho él mismo, quizá? Bueno. pues no. A mí, aunque no soy presidente de Diputación, también me han amenazado de palabra. Pepe Mayá quiere llevarme a Miami y Oriol Regás quiere llevarme al Caribe. ¿Por qué todo el mundo quiere llevarme al mismo sitio, más o menos? ¿Estaré empezando también yo a resultar incómodo? No creo.

Se lo agradezco mucho a estos buenos amigos, pero recuerdo a otro buen amigo, Chumy Chúmez, que siempre me recomienda salvar la patria, y les digo que mi sitio está aquí, que este es mi puesto. Eso que se dice siempre, cuando uno ya no sabe exactamente adónde está. Tras la primera carta post-huelga, que glosaba yo ayer, me llegan otras, casi normalmente. Gente que se autorrecomienda para ganar el Nadal. ¿Ven ustedes cómo tampoco estábamos mal con la huelga? Lo único que me ha llegado carta de Miguel Delibes hablándome un poco del filme Retrato de familia, que han hecho con una novela suya. Querido Miguel, quién estuviera como tú en nuestro Valladolid de entonces, por ese camino de Swann que es el Campo Grande. Porque aquí, macho se ha follado el formón y la cosa no lleva camino de arreglarse. Te lo prometo. La derecha está contenta con las derrotas socialistas de Suecia y Alemania. Dicen ellos. Como si no supiéramos que una Suecia o una Alemania de derechas -digamos-, estarán siempre más a la izquierda que la España de izquierdas que nos promete el Gobierno.

Lo decía Federico García Lorca a la salida de los toros:

-La muerte puso huevos en la herida.

Luego había de ponerlos en su propia herida. Y ahora en la gran herida de España. Un poco de muerte cada día. O un mucho. Todos matan. El país está intransitable de cadáveres. ¿Será que de verdad no tenemos un destino histórico? Moriremos de pie, como los árboles de Casona, pero creyendo en la democracia. Aunque los antidemócratas se obstinen en follonar una y otra vez la Historia

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