Tribuna:

Empresarios-apoderados: ¿hay incompatibilidad?

Por un desacuerdo con la empresa Jumillano, los toreros que administran las casas Camará y Chopera (rama Martínez Uganda) no están en los carteles de la feria de Valladolid. No es por motivos graves el desacuerdo: parece que se centra en el ganado adquirido para la feria, que no gusta a las mencionadas casas o sus administrados, cinco en total.El hecho es que cualquier desacuerdo produce serias reacciones en cadena cuando una de las partes es alguno de los empresarios poderosos. Su dominio sobre toreros, plazas e incluso ganaderías es tal, que pueden plantear insolubles problemas de organizaci...

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Por un desacuerdo con la empresa Jumillano, los toreros que administran las casas Camará y Chopera (rama Martínez Uganda) no están en los carteles de la feria de Valladolid. No es por motivos graves el desacuerdo: parece que se centra en el ganado adquirido para la feria, que no gusta a las mencionadas casas o sus administrados, cinco en total.El hecho es que cualquier desacuerdo produce serias reacciones en cadena cuando una de las partes es alguno de los empresarios poderosos. Su dominio sobre toreros, plazas e incluso ganaderías es tal, que pueden plantear insolubles problemas de organización. Como es obvio, el acuerdo entre estos poderosos les lleva al control absoluto del negocio taurino. Y si. por cualquier circunstancia les conviniera, podrían conducirlo al colapso.

Es muy grave que el desarrollo e incluso la propia pervivencia de la fiesta esté en tan pocas manos. Hoy se ven en España los toros que el monopolio empresarial quiere. La fiesta es como es porque así lo ha hecho el monopolio.

Nos preguntamos, sin embargo, si todo esto está dentro de la más limpia legalidad. Parte la sugerencia de un hecho sin aparente importancia: A Manolo Lozano, que es apoderado y empresario, la directiva de su agrupación sindical de apoderados le prohíbe torear como rejoneador, pues se basa en que los miembros de una agrupación no pueden formar parte de otra. Las bases sindicales se supone que serán las mismas para todos y, por ello, pensamos que si un miembro de la agrupación de apoderados no puede serlo de la agrupación de matadores y rejoneadores, tampoco lo podrá ser de la de empresarios.

Acaso los empresarios que administran toreros aduzcan que ellos no son apoderados en sentido estricto, sino exclusivistas. Pero aun dando por bueno el discutible matiz, tampoco se ve la legalidad por ningún lado, puesto que la agrupación sindical de exclusivistas no existe, y si existiera, sería asimismo incompatible con las restantes agrupaciones.

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