La edad de los novillos
Un lector nos expone su opinión sobre el artículo «Toros de desecho», publicado en estas páginas, en el sentido de que nuestra sugerencia de que en determinadas novilladas se puedan lidiar reses defectuosas de cuatro años derivaría en una situación injusta: podría suceder que los novilleros lidiaran reses más viejas que las que destinan a las figuras.No ocurriría así si se eliminaran privilegios, en lo cual estamos todos. Convendrá el lector que es preferible que se dé salida legal y provechosa a los toros defectuosos que hay en las ganaderías, a someterlos a manipulaciones fraudulentas, y que...
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Un lector nos expone su opinión sobre el artículo «Toros de desecho», publicado en estas páginas, en el sentido de que nuestra sugerencia de que en determinadas novilladas se puedan lidiar reses defectuosas de cuatro años derivaría en una situación injusta: podría suceder que los novilleros lidiaran reses más viejas que las que destinan a las figuras.No ocurriría así si se eliminaran privilegios, en lo cual estamos todos. Convendrá el lector que es preferible que se dé salida legal y provechosa a los toros defectuosos que hay en las ganaderías, a someterlos a manipulaciones fraudulentas, y que los novilleros, cuando está próxima su alternativa, necesitan una puesta a punto concienzuda con el toro, pues la diferencia entre éste y el novillo es radical. En términos generales, la diferencia de comportamiento entre un utrero y cuatreño suele ser mayor que la que existe entre un cuatreño y un cinqueño. Por esta razón -y seguimos en los términos generales-, antes de cumplir los cuatro años el toro no tiene desarrollado el dintel hormonal; carece del sentido propio de la edad. A partir de los cuatro años empieza a desarrollarlo y llega a su plenitud generalmente a los cinco, antes o después, según las castas. El novillero debe tener, por tanto, un período de aprendizaje con este tipo de reses, para que su ascenso de categoría no sea un salto en el vacío.