Tribuna:

Nuevos oficios en la música ligera

Los nuevos oficios o nuevas profesiones, parecen haber sido uno de los elementos más representativos de la sociedad de consumo. En el mundo del disco, que ha sido uno de los más rápidamente asumidos por esta estructura económica típicamente capitalista, este tipo de actividades han sido potenciadas hasta extremos extraordinarios. Repasemos algunas de ellas, englobadas ahora en auténticas profesiones dentro del show-bussines.

Hay que empezar por el manager y del talent scout, englobándolos bajo esa palabra española que en nuestro propio país los que ejercen esa activ...

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Los nuevos oficios o nuevas profesiones, parecen haber sido uno de los elementos más representativos de la sociedad de consumo. En el mundo del disco, que ha sido uno de los más rápidamente asumidos por esta estructura económica típicamente capitalista, este tipo de actividades han sido potenciadas hasta extremos extraordinarios. Repasemos algunas de ellas, englobadas ahora en auténticas profesiones dentro del show-bussines.

Hay que empezar por el manager y del talent scout, englobándolos bajo esa palabra española que en nuestro propio país los que ejercen esa actividad, en su mayor parte, quieren eliminar. En su estado puro, es el hombre que descubre en algún músico cualidades excepcionales que pueden hacer de él una figura popular, y que pone de su parte dinero, contactos, conocimientos y prestigio personal, hasta conseguir que se cumplan esas previsiones.

Por naturaleza, el representante es perseguido por los artistas que empiezan, y éstos, cuando llegan, son buscados desesperadamente por aquéllos. Hay veces en que consiguen una popularidad propia por encima o al mismo nivel que la de sus pupilos. El caso más célebre, y modelo en su género es el de Brian Epstein, que fue descubridor y representante de los Beatles, hasta que apareció muerto en su cuarto por la ingestión excesiva de somníferos o pastillas similares. No muy a la zaga le va el coronel Tom Parker, encargado de la carrera de Presley desde hace ya más de veinte años. En nuestro país son conocidas la eficacia de Paco Gordillo y de Bermúdez en sus trabajos con Raphael; las avionetas de Lasso de la Vega, con Serrat; o los apasionados arrebatos de Emilio Santamaría hacia su hija, Massiel o Miguel de los Ríos, Mocedades y Fórmula V. Auténtico torbellino representó la primera época del trío iniciador de Aira.

El continuado empeño en la música ligera por avanzar en el terreno de la originalidad sonora, buscando nuevos caminos que sor prendan al gran público y el paradójico intento de no innovar, que supone atenerse exclusivamente a los habitualmente conservadores gustos de la gran masa han dado a luz a esta potenciada profesión de productor discográfico.

Selección de repertorio, de artista, de arreglador de músicos de acompañamiento, y de ingenieros de sonido, componen la base de esta profesión, en la que se alcanzan cotas extremas de anonimato, a pesar de aparecer escrito el nombre en millones de ejemplares, porque se está a la sombra de quien se quiere lanzar o mantener en la fama. En realidad, la mayor responsabilidad concerniente al disco que sale a la venta, desde el punto de vista artístico, está en el productor Su trabajo es semejante al del director en el cine. Por eso, cuando pase un poco el star-system de cantantes o instrumentistas, los productores se convertirán en estrellas.

Orson WeIles de esta profesión es, sin duda, Phill Spector. Como en el caso de. WeIlles, fue joven-prodigio, y ganó su primer millón de dólares antes de ser mayor de edad Phil Spector fue responsable de nuevos sonidos en la música negra, y hasta los propios Beatles, juntos y por separado, solicitaron su colaboración. En España, Rafael Trabucelli representa un clásico de la profesión, al que siguieron, con más fuerza si cabe, Armetiteros, Herreros, Arbex, Calderón, etc.

Y de la promoción... ¿qué?

El mundo del disco ha construido un extraño híbrido de las tareas que engloban los trabajos de relaciones públicas, asesor artístico y agente de prensa. Bajo el nombre de encargado o jefe de promoción. En realidad es el hombre encargado del artista. Si el representante en el mundillo de la contratación tiene que manejarse con oscuras negociaciones y el productor enfrentarse a los poderosísimos intereses de las editoriales, el hombre de la promoción está metido en la tormenta de los medios informativos, de las exclusivas, de los contratos publicitarios, cada vez más cercanos en nuestro país a las fronteras de la legalidad en relación con los derechos del público, que ampara el Estatuto de la Publicidad.

La dependencia del artista de su agente de promoción llega a extremos extraordinarios y el conocimiento de tantas miserias internas de los ídolos, lleva en algunos casos, al apartamiento de la profesión, o lo que es más curioso, a que paradójicamente los que alcanzan mayor renombre pasen a distintas actividades y no sean suficientemente cotizados.

En nuestro país resulta curioso cómo los dos más populares hombres de la promoción discográfica de hace unos años no ocupan ahora ese cargo en ninguna compañía discográfica, y la verdad es que en muchas buena falta que hacen. Me refiero a Fernando Salaverri y Paco de la Fuente, que han representado las. dos escuelas de la promoción discográfica de nuestro país. El primero, con amplio presupuesto y enorme catálogo, gracias a una extraordinaria vitalidad y una mercurial personalidad. El segundo, con breve repertorio y menores medios, por su rigor y minuciosidad, así como una entusiasta fe en el propio producto y una martilleante capacidad de relaciones humanas.

Aun sin estar englobados directamente en las estructuras de dirección artística y distribución de las compañías, los ingenieros de sonido, incorporados a la de producción y existentes desde la aparición del proceso de grabación discográfica, han alcanzado, gracias a la música ligera, una notoriedad similar a la de los anteriores. Desarrollando sus conocimientos en terrenos más teóricos, han sabido aplicarlos a las consignas frías de los departamentos de venta, y han hecho de los estudios de grabación auténticas firmas con un marchamo de garantía. Si resultan legendarios los hombres de mesa de sonido, de Nashville, no está muy lejos en nuestro país la época en la que se sabía si un artista era rentable, únicamente porque su compañía lo enviaba a grabar a Londres. En los últimos tiempos, Francia y Alemania están siendo centro de atracción de artistas internacionales, cuyos discos sirven para aumentar la popularidad, alcanzada primero sólo en un nivel profesional.

Tampoco dependiente del mundo del disco, pero relacionado con la difusión de su producto, el disc-jockey significa el presentador-especialista en música ligera, y más concretamente en rock y sus alrededores. Inventado por Alan Freed, como del rock -fenómeno de masas-, el d-jay llegó a su época de oro en Europa cuando Radio Carolina y las emisoras piratas desmembraron de su audiencia a las conservadoras BBC y ORTF. Howlin Wolf en América -recordado en la película American Graffiti- y Johnnie Walker en Europa, son sus representantes internacionales. En España, Raúl Matas alcanzó rápida fama y Angel Alvarez, reconocido prestigio. José María Iñigo representó más claramente el fenómeno de masas, impulsado por la revista Mundo Joven, foco importafitede destacados nom,bres de la prensa española.

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