Hiperrealismo fantástico de Sanjulián

La ilustración es una forma gráfica ascendente, casi borrada en los últimos años por la competencia de la fotografía, aunque, hasta su llegada, era el único medio para amplia la experiencia icónica de la humanidad. Incontables ilustradores -las más veces, anónimos- han visualizado situaciones reales e imaginadas prolongando los textos literarios y periodísticos que se les entregaban para delicia de los lectores a los que concretaban sus personajes, objetos y espacios. Los puristas que nunca faltan creen que las ilustraciones -tanto si se colocan en la portada de los libros o folletos como en e...

La ilustración es una forma gráfica ascendente, casi borrada en los últimos años por la competencia de la fotografía, aunque, hasta su llegada, era el único medio para amplia la experiencia icónica de la humanidad. Incontables ilustradores -las más veces, anónimos- han visualizado situaciones reales e imaginadas prolongando los textos literarios y periodísticos que se les entregaban para delicia de los lectores a los que concretaban sus personajes, objetos y espacios. Los puristas que nunca faltan creen que las ilustraciones -tanto si se colocan en la portada de los libros o folletos como en el interior- limitan la capacidad imaginativa de los que las contemplan, pero la verdad es que la fantasía no se ata, necesariamente, a unas imágenes, sino que se remonta sobre ellas espoleando la inventiva de los espectadores.La fotografía puede servir también para ilustrar narraciones, reportajes y creaciones literarias de toda índole, pero no como competencia a la obra manual, sino como alternativa perfectamente legítima. En nuestra época se están superando, afortunadamente, estos celos mal reprimidos para afirmar, en cambio, la autonomía y necesidad de ambos sistemas, nunca excluyentes. España ha sido siempre un país de grandes ilustradores -quizá como compensación a otras insuficiencias más llamativas- en cada una de las diversas modalidades posibles, y, ahora mismo, se sigue cumpliendo esta tendencia. Los especialistas en portadas son unos ilustradores especiales que trabajan casi siempre en color y necesitan sintetizar todavía más aquel cuya obra está realizada en blanco y negro. Sanjulián es uno de los nombres más interesantes en esta modalidad artística, aunque afortunadamente no sea el único. Como gran parte de los profesionales del dibujo, su obra se publica mucho más en el extranjero que en su propio país y, lo que es peor, no se recibe el eco crítico que se merece, porque escapa a los canales habituales de la creación artística. (Esto no es típico de España; en gran parte del mun do se da una división artificial, pero no menos real, entre el artista puro y el comercial. Las fronteras no pueden estar delimitadas, por supuesto, pero da lo mismo. Los que exhiben su obra en las galerías de arte, en grandes tamaños, son considerados mejor que aquellos otros cuyas creaciones se destinan a la reproducción, aunque sus méri tos puedan ser incomparablemente mayores. Superar estos prejuicios ridículos no es nada fácil y re querirá los esfuerzos continuados de muchas personas.)

Coloración genérica

Sanjulián ha pintado la portada de unos folletos recientemente aparecidos con la denominación genérica de Kung-Fu muy reveladorá de su. origen televisivo. Aunque el género no tenga nada que ver con el de «espada y hechicería» en el que ha destacado especialmente este artista, encontramos una coloración genérica que tiende a evocarlo. Sanjulián destaca por un dibujo sólido y muy cuidado, con tentacipnes hiperrealistas bien contenidas. Sabe sintetizar los elementos básicos de sus composiciones, sin detalles accesorios que distraerían la atención y colorea de acuerdo con las exigencias naturalistas propias de la industria, sin dejar de aportar una vía irreal y fantástica que constituyen su mayor encanto. Hay que estar muy atentos, en el futuro, al trabajo de este ilustrador, que continúa y amplía una honrosa tradición española.