FESTIVAL DE CANNES

Las películas soviéticas, rechazadas por falta de calidad

Ayer, sábado se inauguró oficialmente el Festival de Cine de Cannes. El ministro de la Cultura, Michel Guy, pronunció las palabras del ritual ante un auditorio engalanado ya dispuesto a ver la película Cría cuervos, de Carlos Saura, que abría el certamen competitivo.El mismo día comenzaba la Semana de la crítica, con la proyección, de Tracks, film norteamericano dirigido por Henry Jaglom y con Denis Hopper en su papel principal.

La ciudad comienza a alcanzar su ritmo frenético y proclive a la neurosis. Los especialistas de la crítica deben escoger entre seis o siete...

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Ayer, sábado se inauguró oficialmente el Festival de Cine de Cannes. El ministro de la Cultura, Michel Guy, pronunció las palabras del ritual ante un auditorio engalanado ya dispuesto a ver la película Cría cuervos, de Carlos Saura, que abría el certamen competitivo.El mismo día comenzaba la Semana de la crítica, con la proyección, de Tracks, film norteamericano dirigido por Henry Jaglom y con Denis Hopper en su papel principal.

La ciudad comienza a alcanzar su ritmo frenético y proclive a la neurosis. Los especialistas de la crítica deben escoger entre seis o siete películas a la misma hora. Los cazadores de autógrafos aguardan pacientemente ante la puerta de algún hotel. Las starlettes comienzan a posar y los distribuidores y exhibidores llenan y rellenan sus agendas de negocio con múltiples citas.

El aspecto mítico del cine funciona para una gran mayoría de curiosos que son capaces de esperar dos horas ante las escalinatas del Grand Palais, con tal de no perderse la entrada y salida, de algún, divo. El aspecto comercial -última justificación del tinglado- se cumple satisfactoriamente para todos aquellos que tienen algo interesante que ofrecer. La vanidad de Ias estrellas se autocomplace con los aplausos y, sobre todo, con los miles de miradas. La importancia que los franceses dan a Carlos Saura, se explica con el mero detalle de haber seleccionado su película para la inauguración. Si a ello se le añade el dato de que el certamen de este año es uno los más brillantes, al menos -en teoría, de los últimos tiempos, como lo demuestra el hecho de que participen en él nombres como Losey, Rohmer, Jancso y Polansky, entre otros, se comprenderá en su justa medida el valor de la selección.

La proyección, al menos eso creemos, ha sido perfectamente entendida. El mito de que el cine de Saura resulta hermético salta por los aires al asistir a una rueda de prensa con doscientos informadores de todos los países."

Cabe mencionar el curioso asunto de los soviéticos. Las dos películas presentadas por la URSS al comité de selección del festival -Le vapeur blanc y Le seul- fueron rechazadas por considerar que no reunían la calidad suficiente. Tras ello, el representante de la cinematografía soviética declaró que no acudían al festival «por su esnobismo estético», razón legítima aunque tardía.

Tracks, el film norteamericano, con Denis Hopper (director de Easy rider y The last movie), se incluye en esa ya amplia lista de películas norteamericanas autocríticas. Si el grado de civilización de un país se midiera por su capacidad de asimilar sus autolanálisis, parece evidente que los USA serían el país más civilizado del mundo. Un sargento del ejército recorre el país de punta a punta en ferrocarril. Acompaña el féretro de un amigo muerto en Vietnam y envuelto en su bandera. La acción transcurre en el tren, en donde se encuentran reunidos una serie de prototipos sociales, representantes de las diversas actitudes y talantes de quienes suelen configurar un sistema social. A través del viaje surge una serie de enfrentamientos dialécticos y físicos entre los componentes del microcosmos. En definitiva, se muestra con una cierta tendencia etnológica el otro rostro de América, aquel que no se parece en nada al de Kelly y Astaire.

Ayer llegó a la ciudad la plana mayor del cine italiano: Fellini, Antoninoni, Claudia Cardinale, Marcello Mastroianni y Burt Lancaster -que reside desde hace dos años en Roma-. El motivo no es otro que el de rendir homenaje a Visconti.

Por su parte, Sylvia Kristel pasea sus encantos por el hall del Grand Palais, mientras que en las calles se anuncian Emmanuelle y Emmanuelle II, La prima de Emmanuelle, y así sucesivamente.

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