Sevilla, el milagro del cine español

El equipo de ‘Modelo 77′ ha hecho de la capital andaluza uno de los principales centros de creación y producción audiovisual del país

El guionista Rafael Cobos, el director Alberto Rodríguez, la directora de producción Manuela Ocón, el actor Jesús Carroza y el productor Gervasio Iglesias, el equipo de la película 'Modelo 77', esta semana en Sevilla.Foto: Alejandro Ruesga

Sevilla se prepara estos días para la celebración el próximo sábado de la gala de los Premios Goya de la Academia de Cine —y así lo atestiguan las múltiples referencias repartidas por toda la ciudad, sus actividades culturales y la efervescencia popular con la que viven sus ciudadanos cualquier acontecimiento— convertida en un foco creativo e industrial del cine español y consolidada como ...

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Sevilla se prepara estos días para la celebración el próximo sábado de la gala de los Premios Goya de la Academia de Cine —y así lo atestiguan las múltiples referencias repartidas por toda la ciudad, sus actividades culturales y la efervescencia popular con la que viven sus ciudadanos cualquier acontecimiento— convertida en un foco creativo e industrial del cine español y consolidada como escenario de rodajes nacionales e internacionales. En 2022 batió su marca al convertirse en plató de cine para 212 producciones audiovisuales, pero junto a esta capacidad indiscutible de captación de rodajes, la capital andaluza se reivindica esta semana como epicentro del fomento de la creación cinematográfica nacional, con una de las industrias más efervescentes del país, que ha optado por situar a Sevilla en competencia directa con el eje Madrid-Barcelona, ampliamente reconocida en festivales internacionales y premiada, ya de partida, con un amplísimo reconocimiento en las nominaciones de estos Goya.

Uno de cada cinco nominados este año serán profesionales andaluces que viven y ejercen desde el sur de España. El presentador de la gala, el actor Antonio de la Torre, es uno de los mejores ejemplos de ese talento que ha huido del centralismo de la industria y prefiere proyectar su carrera profesional desde Sevilla. Y la segunda película con mayor número de nominaciones (16), Modelo 77, cuenta con un equipo formado íntegramente por profesionales sevillanos que también prefirieron no marcharse a Madrid en un acto de “convencida militancia”.

“Si miramos hacia atrás, se puede ver realmente que el cine andaluz ha crecido de una manera exponencial, muy a lo bestia, probablemente la cinematografía española que más lo haya hecho en los últimos años. Imaginemos que le sucede esto a otro gremio, es impensable, un crecimiento tan alto y con unos resultados tan buenos”, reflexiona el cineasta sevillano Alberto Rodríguez, director de Modelo 77.

Fotograma de 'Modelo 77', de Alberto Rodríguez.

Junto a Rodríguez, EL PAÍS reúne en Sevilla en las vísperas de los Goya al que puede decirse sin remilgos que conforma el dream team del cine andaluz: el productor Gervasio Iglesias, el guionista Rafael Cobos, la directora de producción Manuela Ocón y el actor Jesús Carroza. Todos están nominados a los premios de la Academia de cine. Y todos forman un equipo estable que trabaja unido desde que en 2005 dieran el salto nacional con una producción local como 7 vírgenes (seis premios Goya en 2006).

Juntos analizan las pregonadas hazañas del denominado cine andaluz, en un empeño sin precedentes por demostrar que la descentralización de la industria es ya una realidad. “Además del volumen, es muy interesante que todas las propuestas sean tan diferentes: aquí no debemos perder de vista la expresión cultural, un tipo de cine menos industrial por el tipo de historias que se deciden contar, tenemos que defender la autoría”, apunta Manuela Ocón.

A este respecto, Iglesias vuelve de nuevo hacia atrás para hablar de un momento crucial. “En 2012, salen a la vez Grupo 7 [de este mismo equipo], Carmina o revienta [dirigida por Paco León] y El mundo es nuestro [de Alfonso Sánchez]”, tres películas producidas y rodadas en la capital andaluza “que responden a tres talentos creativos distintos, tres modelos diferentes de producción, muy frescas, muy innovadoras, pero todas tienen que ver con Sevilla. Ahí empezamos a salir a festivales internacionales y a ver que todo el mundo fuera de España preguntaba qué estaba pasando en Sevilla, quiénes son esta gente”.

Aun así, a Gervasio Iglesias le gusta bromear en su diagnóstico: “Recojo lo que me dijo un día la madre del productor Álvaro Begines cuando le pregunté por su salud: ‘Muy bien para la fotografía, pero regular para la radiografía”. Y se explica: “Si ves el crecimiento y todo lo que ha pasado es para estar muy satisfechos, somos la comunidad autónoma que, con menos ayudas institucionales, más premios consigue y más visibilidad nacional e internacional obtiene. Y eso de lo que habla es de que el talento y la capacidad de trabajo de la gente de aquí es muy buena. Pero hay que consolidarlo mucho más. Desde 2017, las ayudas de la Junta de Andalucía están congeladas para la producción audiovisual; y la nueva Ley andaluza del cine no se ha llegado tampoco a desarrollar. Hace falta una inyección de apoyo institucional”. Es más, “Andalucía está en el puesto número 12º en cuanto a inversión y, en cambio, es la tercera en número de producciones. Todo lo que pasa es una barbaridad para lo que costamos”, añade el productor.

Aun así, la decisión de continuar haciendo cine en Sevilla se ha convertido para ellos en una cuestión de militancia. “En mi caso es absoluta convicción”, presume Iglesias. “Es el sitio donde me encuentro a gusto. Pero más allá, tenemos muy buenas historias y es necesario que podamos contarlas nosotros”.

El guionista Rafael Cobos reconoce que “con el tiempo se vuelve uno militante, pero lo mío ha sido más accidental, a posteriori. Recuerdo una época, al principio, en el que no había curro y pensé en marcharme a Madrid. Ahora hacer cine aquí es una postura ante la vida”. Casi todos tuvieron, de hecho, una corta experiencia en la capital de España, “pero en ningún caso funcionó”.

El equipo de la película 'Modelo 77', esta semana en Sevilla.Alejandro Ruesga

“Yo me alegro de que os quedarais y me dierais la primera oportunidad”. El que interviene es el actor Jesús Carroza, Goya en 2006 al mejor actor revelación por 7 vírgenes, que repite este año como nominado —esta vez a mejor actor de reparto— con Modelo 77. Con un inconfundible acento sevillano, Carroza ha conseguido “hacer personajes muy diversos”.

Un tema, el del acento andaluz, del que también hacen bandera en este equipo. “A los actores con los que empezamos, cuando iban a Madrid lo primero que les decían era que se quitaran ese acento o no iban a poder trabajar en nada”, recuerda Alberto Rodríguez. “Ahora ya parece que se ha entendido que contar nuestras propias historias con nuestro acento es algo positivo, que aporta”.

Pero el éxito indiscutible del cine sevillano está también en los profesionales de esta industria que menos tienen que ver con la interpretación y las alfombras rojas. Como directora de producción, Manuela Ocón constata “el pleno empleo en profesiones técnicas” cada vez que tiene que comenzar a montar un nuevo proyecto. “Se han juntado varias cosas: las plataformas están dando mucho trabajo, pero también se ha profesionalizado mucho el sector en los últimos cinco años, están muy solicitados”.

Alberto Rodríguez recoge el Premio Carmen a la mejor dirección por 'Modelo 77'.

De hecho, para Modelo 77, Alberto Rodríguez ha vuelto a contar con un equipo íntegramente local —la lista de nominaciones en las categorías técnicas está repleta de profesionales sevillanos—, “y esto es un gran mérito de Alberto, que sigue igual de humilde y de comprometido”, le alaba Gervasio Iglesias. “Este año en los Goya, pase lo que pase, vamos a celebrar que seguimos siendo los mismos”, apostilla Rodríguez.

Este equipo, al que se le unen también el director de fotografía Álex Catalán y el director Santiago Amodeo, es conocido como la Generación Cinexin. Debe su nombre a un proyecto fundacional de cortometrajes grabados a finales de la década de los 90 y reunidos en tres cintas Betacam SP, con los que esos entonces jóvenes soñaban, en un bar de copas de Sevilla, con hacer un cine desde Andalucía que pudiera competir en calidad con lo que se realizaba en el resto de España. La chispa la había prendido Solas, película del director sevillano Benito Zambrano y producida por Maestranza Films, que en 2000 rompió todas las barreras geográficas y, tras llamar la atención en el festival de Berlín, consiguió cinco premios Goya e inauguró un nuevo concepto llamado Cine Andaluz.

Casi 25 años después, ellos son ya una realidad incontestable con éxitos como las películas La isla mínima y El hombre de las mil caras y la serie de Movistar+ La peste; Sevilla cuenta con el Festival de Cine Europeo que revalida cada año su popularidad con una programación de máxima exigencia y los Goya regresan a una ciudad “que lo vive y lo celebra como una fiesta”. Sin embargo, siguen teniendo peticiones que escribir “en la carta a los Reyes Magos”. “Necesitamos pedagogía, no todo el cine andaluz se ve tanto; y apoyo institucional para la gente joven, hay chicos que están haciendo cosas hermosamente salvajes, tenemos que intentar que no se vayan de aquí, que no les impongan contar otras historias”, reclama Gervasio Iglesias.

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