Ir al contenido

Kate Winslet debuta como cineasta: “No hay más directoras porque estamos ocupadas criando”

La actriz se pone tras las cámaras para dirigir a Helen Mirren y Toni Collette en el drama navideño ‘Adiós, June’, con guion de su hijo mayor

Kate Winslet, en el estreno londinense de 'Adiós, June', el pasado 3 de diciembre.Foto: Scott A Garfitt (AP)

En una charla sencilla, cercana, resulta fácil entender por qué Kate Winslet es un tótem de la industria del entretenimiento. Mientras que muchos actores sonríen para la foto y se marchan sin mirar atrás, la británica Winslet (Reading, 50 años) se queda hasta casi perder el avión de vuelta a casa de cháchara con un grupo de periodistas al que —a algunos de años, a otros de apenas breves encuentros— conoce incluso por su nombre. Se acerca, abraza, pregunta por la familia, ríe con anécdotas, se saca selfis. El evento tiene lugar durante un pase de Adiós, June, su primera película como directora, con guion de su hijo mayor, Joe Anders, de 21 años (en realidad, Joe Alfie Winslet Mendes).

Un par de días después, durante la entrevista con EL PAÍS, Winslet vuelve a mostrar esa cercanía. Habla de su regreso a Londres, de cómo fue el vuelo, hasta del tiempo. Está feliz. Su primera película tras las cámaras se estrena el 24 de diciembre en Netflix. Sin ser una historia plenamente navideña, tiene la época como telón de fondo. Además de dirigirla, Winslet interpreta a una de los cuatro hijos de June, la protagonista (Helen Mirren), una mujer enferma terminal que celebra su última Navidad en el hospital junto a su fiel esposo (Timothy Spall) y sus hijos (la propia Winslet, Toni Collette, Andrea Riseborough y Johnny Flynn) y nietos, enfrentados por rencillas de años. Rodada con bajo presupuesto y en mes y medio en un antiguo hospital a las afueras de Londres, Winslet se muestra orgullosa no solo por su debut sino también por el de su primogénito.

Pregunta. Se la ve genuinamente feliz.

Respuesta. Estoy muy feliz, me he ido animando durante el proceso. Hace poco escuchaba un pódcast que hablaba de cómo el estrés es diferente a la presión: el estrés es realmente malo y puede afectar a la salud, mientras que la presión, estar a la altura, te puede animar y hacer sentir pleno. En cada punto del proceso de Adiós, June me he sentido estimulada, creativa, retada, realizada y orgullosa de poder liderar a todas esas personas y cuidarlas. Aunque no tenía un gran presupuesto, terminé a tiempo y conseguimos una producción totalmente sostenible: no usamos plásticos de un solo uso, todos los actores usaban coches eléctricos, trabajamos en un estudio con certificado de sostenibilidad. Estoy muy orgullosa de todo, era diverso e inclusivo. Fue todo lo que jamás podría haber soñado hacer como directora, crear un espacio así para todos, no solo para los actores. Fue fantástico.

P. ¿Cuándo sintió por primera vez la necesidad de dirigir?

R. No creo que haya sentido nunca la necesidad de dirigir, pero sí que me sentía preparada. En los últimos 10 años mucha gente me ha dicho: ‘¿Cuándo vas a dirigir? Deberías hacerlo, de verdad’. Rodando Steve Jobs, [el director] Danny Boyle me dijo que debería ser directora. Yo le respondí: ‘¿En serio?’. Él me contestó: ‘Sí, piensas como una directora’. No había sido consciente de ello, supongo. Pero cuando llevas tanto tiempo como yo en esto, desarrollas una conciencia no solo de lo que ocurre con los actores, sino con todo el equipo y, técnicamente, de cómo construir una historia. He aprendido todo eso. Y no hubiera podido hacerlo antes porque estaba criando una familia, y creo que la gente olvida que gran parte de la razón por la que no hay más directoras es porque estamos ocupadas criando a nuestros hijos, y el trabajo de un director es largo. Los actores vienen unas semanas, unos meses, lo que sea, esto solo fue un rodaje de siete semanas, Helen Mirren vino tres semanas y un día. Y se van a otro trabajo. Pero yo he estado completamente dedicada a esto más de un año; si incluimos el proceso de desarrollo, mientras Joe terminaba el guion, ha sido mucho, mucho más. No había manera de que hubiera podido hacerlo hasta este momento, en el que tengo un poco más de espacio.

P. Un proyecto así requiere mucho tiempo; además, esta es una historia difícil de contar: por los espacios reducidos y dónde colocar la cámara, pero también por el tono, por la mezcla del humor y drama.

R. Es muy difícil. La cuestión con la parte dramática, con la emoción, es que, como actriz, no me gustan los sentimientos falsos.

P. Tampoco nos gustan a los espectadores.

R. No, es que les tengo alergia. Era muy difícil encontrar el equilibrio al hacer esta película.

“Cuando una actriz pisa la alfombra roja, le dicen: ‘¿Qué llevas puesto?’. Si es un actor, le dicen: ‘¿Cómo fue trabajar con Steven Spielberg?’. Esta doble moral está fuera de control”

P. ¿Y cómo es llamar a puertas y pedir favores, pedir dinero, pedirle a la gente que trabaje contigo? Porque también es nuevo para usted.

R. En realidad, hice bastante en Lee Miller [sobre la famosa fotógrafa de guerra que Winslet protagonizó y produjo]. Así que no soy ajena al mundo de la producción, no me es raro salir a buscar un buen equipo y contratar gente según sus habilidades, pero también por las personas que son, porque eso también importa. Cuando ruedas en muy poco tiempo hay que trabajar duro, a veces por menos dinero, y los actores también. Es mucho pedir y tienes que tener buena voluntad. Por eso siempre he creído que lo que tú, como persona, aportas al universo, regresa. Y tuvimos un estupendo equilibrio en este plató.

P. Lleva más de 30 años en la industria. ¿Sigue siendo difícil ser mujer en ella?

R. Sí. Me resulta increíble que después de todos estos años todavía tenga que seguir defendiéndome tanto. La gente da por sentado que, como estuve en Titanic, puedo hacer lo que quiera, conseguir lo que quiera, pero no es así. No puedes. La gente no te da dinero para hacer una película a menos que crea en lo que les estás contando. Pero diré una cosa que descubrí tarde: como actriz, cada vez que pisamos la alfombra roja, nos hacen preguntas diferentes a las que se les hacen a los actores. Cuando una actriz pisa la alfombra roja, le dicen: “Hola, ¿qué tal? ¿Qué llevas puesto?“. Si es un actor, le dicen: “Hola, ¿qué tal? ¿Cómo fue trabajar con Steven Spielberg?“. Esta doble moral está fuera de control. Y como directora, hay formas en las que la gente tiene conversaciones conmigo —no en nuestro equipo— que son completamente diferentes a las de mis compañeros masculinos. Se juzga mucho más a las actrices que toman esos roles. No es en modo alguno una crítica a los actores hombres, simplemente es muy diferente.

“Me resulta increíble que después de todos estos años todavía tenga que seguir defendiéndome tanto. La gente da por sentado que, como estuve en Titanic, puedo hacer lo que quiera, conseguir lo que quiera, pero no es así. No puedes".

Tenemos que luchar para que se nos escuche, tenemos que luchar para que la gente crea en las historias que queremos contar. Es difícil hacer películas siendo mujer. Pero al embarcarme en Adiós, June y convertirme en directora, tuve que dejar a un lado los nervios que pudiera tener, porque lo más importante para mí era que, al dar este paso, pudiera contribuir a cambiar la cultura. Después de años defendiendo a otras mujeres e intentando siempre elevarlas a puestos de liderazgo en el cine, pensé: “Espera, nunca lo estaré haciendo a no ser que de verdad lo haga”. Exacto. Así que pensé: ahora o nunca. E incluso si nunca vuelvo a dirigir, me siento muy orgullosa de haber dado el paso ahora, en este momento de mi vida. En una edad en la que las mujeres empiezan a pensar: “¿Y ahora qué me queda?“,. Yo solo estoy al principio. Tengo mucho por hacer.

P. En una entrevista reciente por Avatar, James Cameron hablaba de cómo usted en 1997 era la opción obvia para Titanic porque en aquella época era Corset Kate, la Kate de los corsés, la que siempre hacía papeles de época.

R. Dios mío, sí... Qué locura...

P. ¿Qué le diría a aquella Corset Kate?

R. Lo interesante para mí fue que, cuando me convertí en alguien de éxito con 20 años, los medios de comunicación me sometieron a un enorme escrutinio, centrándose en mi aspecto físico, ¿sabes? Cosas que de verdad no estaban bien. De hecho, aprendí mucho entonces sobre cómo ser resiliente, cómo ignorar las voces ajenas y mantenerme fiel a mis creencias, seguir mi propia trayectoria y que nada de eso me afectara. Y fue difícil. A ver, no voy a fingir que no fue muy duro y, a veces, muy dañino, pero seguí adelante porque amo esta industria, amo mi trabajo, amo actuar. Resulta que amo contar historias, y siempre me agarré a eso y seguí intentando ser una buena persona. Vivimos en un mundo tan difícil ahora, en el que la gente es malvada, la sociedad es malvada. Estamos todo el tiempo menospreciándonos a nosotros mismos. No quiero vivir así. Quiero ser capaz de hacer que la gente se sienta vista y escuchada a través de los personajes que interpreto y las historias que cuento. Y realmente lo sentí con Adiós, June. Sentí que había una oportunidad de hacerlo porque es una historia muy universal.

Sobre la firma

Más información

Archivado En