Egipto confirma el hallazgo de la tumba del faraón Tutmosis II
La sepultura, muy dañada por inundaciones, es la primera de un rey que se descubre después de la de Tutankamón en 1922. La momia ya fue encontrada en un escondrijo en 1881
Egipto ha confirmado que la tumba hallada en 2022 en el uadi (valle) oeste de la antigua necrópolis de Tebas (Luxor), cerca del Valle de las Reinas, por una misión conjunta egipcio-británica es la del faraón Tutmosis II Ajepenre, el cuarto monarca de la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo, que reinó del 1492 al 1479 antes de Cristo y fue hermanastro y marido de la reina Hatshepsut. Se trata del primer descubrimiento de una tumba real egipcia desde que Howard Carter halló en 1922, hace 103 años, la de Tutankamón en el Valle de los Reyes. La de Tutmosis II es una de las escasas tumbas reales que quedaba por identificar y para ella se habían propuesto anteriormente distintas localizaciones.
La identificación de la tumba como perteneciente a Tutmosis II ha sido posible gracias al hallazgo de fragmentos de vasos de alabastro en su interior con inscripciones que incluían el cartucho (nombre) del faraón seguido del título “rey difunto”. También se han hallado referencias epigráficas a Hatshepsut, lo que probaría que ella supervisó los ritos funerarios de Tutmosis II.
La noticia del descubrimiento, aunque resulte excitante, no ha de hacer pensar ni mucho menos en un hallazgo como el del Tutankamón, tan excepcional. De entrada, Tutmosis II no está en la tumba: su momia —con una sonrisa bastante plácida y casi simpática, si puede decirse eso de una momia— es una de las que se encontraron en 1881 en el escondite real de Deir el Bahari (DB320), adonde fue trasladada con otras 40, entre ellas las de faraones de primera fila como Seti I, Ramsés II o Tutmosis III, por los sacerdotes para protegerlas del saqueo de sus sepulturas originales. Pero además, la tumba de Tutmosis está en muy malas condiciones, casi no hay ajuar y los pocos objetos aparecen muy fragmentados. La sepultura había sufrido inundaciones y su interior apareció cubierto de escombros y sedimentos casi hasta el techo, a la manera de KV5, la tumba colectiva de los hijos de Ramsés II en el Valle de los Reyes, lo que ha obligado a un laborioso trabajo de excavación. Se cree que la mayor parte del ajuar funerario fue trasladado a otro lugar al anegarse la tumba, lo que incita a seguir buscando.
No obstante, ha destacado el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, Mohamed Ismail Khaled, el solo hecho de que hayan aparecido algunos objetos de Tutmosis II ya es muy relevante, dado que no se conocían piezas del enterramiento de este faraón. También se han podido reconstruir pacientemente algunos textos religiosos de la decoración, de la que sobreviven asimismo algunos fragmentos de cielo estrellado.
La tumba de Tutmosis II identificada ahora en el Valle C y numerada C4 está a algo más de 2 kilómetros del Valle de los Reyes, en un sector relativamente poco explorado. Su diseño, aunque sencillo —un pasillo descendente que conduce a la cámara funeraria—, arroja información sobre la evolución de las tumbas en el Imperio Nuevo.
Tutmosis II no fue un faraón de gran relevancia, emparedado entre los reinados de su padre Tutmosis I, que realizó brillantes campañas militares, y su hermanastra, esposa, corregente y sucesora, la famosa y enérgica faraona Hatshepsut. A Tutmosis II se le achaca una mala salud y parece haber muerto a los treinta y pocos años. Su hijo con la concubina Isis fue el famoso faraón Tutmosis III.