Los diarios de José María Lassalle: marzo de 2004

‘TintaLibre’ reproduce las anotaciones inéditas del diario de José María Lassalle entre el día del atentado yihadista del 11-M de 2004 y la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero el 16 de abril, tras el “mazazo electoral” del PP en las elecciones del 14 de marzo.

Imagen del homenaje, en marzo de este año, a las víctimas del atentado del 11-M en Madrid.JUAN BARBOSA

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Jueves, 11 de marzo

Habrá un 11-M como hay un 11-S. Sobrecogido por los atentados de Madrid y el centenar largo de muertos que se aventuran en medio de una sensación de caos y tristeza colectiva. Recibí la noticia de golpe, cuando me despertó la voz de mi madre que decía: “Ha habido unos atentados horribles en Madrid”. Inmediatamente me levanté y traté de recomponer mi cabeza en medio de la impresión. Comprendí que ante algo así solo cabía abandonar toda suerte de explicación que no fuera la pura y simple información de los hechos, nada más. Mandé un email con esta idea: “Silencio y fotografía”.

El silencio es lo único admisible ante algo tan aterrador. No hay nada que decir ante la atrocidad mecanizada de un asesinato colectivo que no necesita siquiera condena. Desterrada cualquier explicación, tan solo el silencio conserva su dignidad. Lo demás es artificio. En este sentido, poco importa la autoría. Sea Al Qaeda o ETA, el horror es lo que es y toda la sociedad está aturdida y anonadada. En momentos así la única política posible es la que suma.

***

No sé quién lleva la comunicación, pero el país se ha dividido entre quienes miran a Al Qaeda y quienes lo hacen hacia ETA. 192 muertos y 1.400 heridos. La sombra de la duda y la cizaña circulan. Se ha encontrado una furgoneta con cintas con versículos coránicos. No entiendo por qué el presidente no ha llamado a Zapatero. Tampoco por qué el gobierno insiste en ETA como la única investigación posible. A 48 horas de unas elecciones el país está conmovido y atrapado dentro de una espiral de indignación. La pésima comunicación del Prestige está haciendo ahora que la indignación, en vez de ser un sentimiento de rabia hacia los terroristas, se canalice al gobierno. Las emociones se adueñan de la realidad y colocan a la política sobre un volcán.

No entiendo por qué el presidente Aznar no ha llamado a Zapatero. Tampoco por qué el gobierno insiste en ETA como la única investigación posible. A 48 horas de unas elecciones el país está conmovido y atrapado dentro de una espiral de indignación.

Viernes, 12 de marzo

Ambiente frío y lluvioso. Es como si el tiempo expresara nuestro estado de ánimo. 200 muertos y una conmoción que cede poco a poco a una tensión que enseña una fractura profunda que va más allá de la política para comprometer la supervivencia del gobierno. La cizaña avanza y divide en dos al país. Lo he vivido en mis propias carnes al tener un incidente en la facultad con Ángel Pelayo, que me ha reprochado que participase en la candidatura al Congreso de un partido que practica la mentira y que nos ha llevado a una guerra de la que surgido la venganza islamista y 200 muertos. “Recaerán sobre tu conciencia”, me ha dicho.

Le he parado los pies y le he recriminado que adoptara el papel de un inquisidor conmigo. Le he recordado que no tenía derecho a reprocharme nada cuando se había dedicado a machacarme desde su posición de autoridad en el área. Se calló en medio de la estupefacción de Olga Sánchez y José Ignacio Solar, que no sabían qué hacer ni qué decir. Menos mal que no me dijo nada más porque no sé qué hubiera sucedido. Afortunadamente José Ignacio nos recordó que los atentados querían provocar situaciones como la que nos enfrentaba. Dependía de nosotros evitarlas. Le agradecí sus palabras. Comprendí que el incidente que acaba de protagonizar era la confirmación de que las emociones se han adueñado de nuestra vida y que, a través de ellas, fluyen las excusas que sacan a relucir lo que esconde la memoria y sus represiones.

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Me voy a dormir después de ver las calles de Santander repletas de gente indignada con los terroristas y el gobierno. El frentismo va a más. Especialmente desde que el ministro Acebes insiste en que ETA es la principal línea de investigación a pesar de que no se descartan otras. ¿Por qué esta duda no hizo que el gobierno fuese menos categórico desde el principio? ¿Dónde se perdió la oportunidad de la prudencia? “Las víctimas exigen justicia”, he escrito hoy en Abc, pero la verdad tiene que ir de su mano. Lo he omitido, pero está implícito al apelar a la justicia.

Creo que todo está perdido. La sociedad ha conectado emocionalmente la guerra y los atentados. El nexo está hecho. La consecuencia se verá el domingo. El malestar que generó la guerra se ha transformado en indignación contra Aznar. Él será el pararrayos de la ira de una sociedad que piensa que se ensoberbeció llevándonos a Irak contra la opinión mayoritaria de la gente. El domingo ganará probablemente una mayoría contra él frente a una minoría que votará a favor de Rajoy.

Sábado, 13 de marzo

Mañana luminosa, con una atmósfera extraordinariamente limpia después de la lluvia caída anoche. Instalados en el proceso previo a la catarsis colectiva que viviremos mañana en las urnas. Jornada de reflexión. Una España mira de reojo a la otra. Entre ambos bandos, 200 muertos.

Ayer, al terminar la manifestación viví situaciones que desvelan la rabia de muchos. Como cuando al disolverse, una señora se encaró con un taxista que le recriminaba que fuese por en medio de la carretera: “Hoy, te esperas, que la calle es de la gente”. O cuando escuché a un grupo que le echaba en cara al vendedor de perritos de la Plaza Porticada que trabajara. “¡Sinvergüenza! ¡Hoy tenías que cerrar para estar en la manifestación y no haciendo negocio con la muerte de tantos inocentes!”.

Domingo, 14 de marzo

Anoche, la indignación estalló y la calle Génova se llenó de miles de personas delante de la sede del PP. Pedían la dimisión de Aznar. La detención de varios marroquíes desató la ira, mientras sonaban cacerolas. Esta situación ha desatado la inquietud de muchos. De hecho, nos acompañó durante toda la cena en Casa Setién para agradecer a mis amigos que me hayan acompañado durante toda la campaña. No hubo risas. Solo una conversación apagada que mostraba que apenas nos separan 70 años de la Guerra Civil. España emocionalmente patas arriba.

Madrid, 15 de marzo

Madrugada del día después. Mazazo electoral. El PSOE ha ganado con rotundidad. Altísima participación que ha coincidido con el hundimiento del PP en el País Vasco, Cataluña y Andalucía. Ser elegido diputado en estas circunstancias no es agradable, a pesar de que el resultado en Cantabria ha sido excelente. Después del escrutinio en la sede regional y la rueda de prensa, me despedí de mis compañeros, cogí el coche y volví a Madrid. Se vino conmigo Gustavo. Quería estar a primera hora en el despacho de la fundación y encarar el momento junto a la gente que trabaja conmigo. Hablamos de ello durante el viaje que nos condujo a través de la noche, que no al fin de la noche. Bajo aquella inmensa oscuridad que transmitía una carretera sin tráfico, comprendí que para no naufragar hay que hacer autocrítica y comprender qué cosas se han hecho mal. De un día para otro, un país no da un giro tan acusatorio. La manipulación tampoco. La gente no es tan veleta.

Hay que pensar en otros motivos que requerirán un ejercicio profundo de autocrítica. Algo que debe ir de la mano de una actitud serena si se quiere estar a la altura del duelo que merecen las víctimas. Solo así se podrá encauzar la frustración colectiva y evitar que surja el resentimiento. Solo de este modo se podrá construir una alternativa sensata y moderada a un PSOE que tendrá que gobernar a contrapelo tras obtener una victoria pírrica y en el último momento. Hay que restaurar la inteligencia y desterrar la emocionalidad.

Martes, 15 de marzo

Ayer fue sorprendente descubrir al bajar a desayunar a la cafetería de la AECID un montón de rostros que se giraron socarrones al verme. Rostros con los que me he cruzado tantas veces y a los que he dispensado siempre una amable sonrisa de reconocimiento. Me dolió que me contestaran con este inesperado desprecio.

Miércoles, 16 de marzo

Sucesión de llamadas y reflexiones telefónicas diversas. La Carlos III no me olvida. Eso deduje de la felicitación de Eusebio Fernández. De todas, la más interesante fue la de Isidre Fainé. Me dijo que no creía posible que la confianza que transmitía Rato y su equipo económico la proporcione ahora Sebastián y el suyo.

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Madrid, 22 de marzo

Desde las seis de la mañana en España. Nada más aterrizar he ido al despacho. Firmas y puesta al día, que ha sido breve. Luego, a la carrera, a la sede del PP en Génova. Estaba convocado a las 10 por Paco Villar. He entrado en la sede por primera vez en mi vida y he subido directamente a la séptima planta. Allí me he encontrado a un grupo numeroso de gente con el encargo de contribuir a hacer el discurso que Rajoy dará en la investidura de Zapatero. Baudilio Tomé, Gabriel Elorriaga, Elvira Rodríguez, Cristóbal Montoro, Gustavo de Aristegui, Eugenio Nasarre, Cortés y un servidor. Faltaba Moragas, que estaba de viaje. Al poco de llegar y sentarnos han aparecido Paco Villar y Soraya Sáenz de Santamaría. El primero ha conseguido que nos comprometamos con plazos de entrega. Quiere un borrador pronto. Luego, hemos puesto en común una primera batería de ideas. Ninguna clara. Demasiadas voces y muchos reproches hacia los ganadores de las elecciones. He dicho que no era la vía adecuada de enfoque. Las mayorías, dije, no se juzgan. Se piensa cómo cambiarlas, pero no se culpa de que existan. Paco Villar me ha mirado y ha sonreído.

Miércoles, 24 de marzo

Primera Junta Directiva Nacional a la que asisto. Palabras de Rajoy, que ha tardado demasiados días en hablar. Ha merecido la pena porque lo ha hecho con aplomo y muchas dosis de prudencia. Los ejes de su oposición mirarán hacia delante, ha dicho. Después habló Aznar. Sus palabras han sonado como un eco atrapado en el pasado. Demasiada amargura. Vamos mal. Se han hecho explícitos dos estilos y dos proyectos a los que conecta una negativa común a la autocrítica, así como una retórica basada en un heroísmo agonista en el que abundan palabras como “honor”, “deber”, “patriotismo”, “España” y “Constitución”. A ello se añade un enfoque emocional que habría que evitar. Llevamos diez días sonados y hay que salir de esta melé con el destino. Hay que mirar hacia delante, como ha dicho Rajoy y buscar una nueva mayoría.

Las palabras de Aznar han sonado como un eco atrapado en el pasado. Demasiada amargura. Vamos mal. Se han hecho explícitos dos estilos y dos proyectos a los que conecta una negativa común a la autocrítica, así como una retórica basada en un heroísmo agonista en el que abundan palabras como “honor”, “deber”, “patriotismo”, “España” y “Constitución”. A ello se añade un enfoque emocional que habría que evitar. Llevamos diez días sonados y hay que salir de esta melé con el destino. Hay que mirar hacia delante, como ha dicho Rajoy y buscar una nueva mayoría.

Jueves, 25 de marzo

Mano a mano con Rajoy en su despacho de Génova. Me ha convocado en él, en la famosa séptima planta. Sentado en el sillón, fumaba un puro que desparramaba una intensa humareda a su alrededor. Me ha dicho que quiere tenerme en su equipo de confianza. Participaré en la redacción del discurso de réplica a Zapatero. A su lado, Paco Villar, me ha vuelto a llamar Chemari. Luego, me ha llevado a su despacho para decirme que me quiere a su lado todo el tiempo.

Viernes, 26 de marzo

Me he acreditado como diputado 172 después de hacer infinidad de papeles. Me gusta el número.

Sábado, 27 de marzo

Nieva en Madrid. Recapitulaciones a lo sucedido desde el 11-M. Después de los atentados, era previsible el desenlace a la vista de cómo se gestionó la comunicación. No sé si faltó sinceridad o pericia investigadora, pero la gente conectó argumentalmente el Prestige con la guerra de Irak. Dos escenarios de conflicto que Aznar gestionó con dosis inusitadas de soberbia que recuerdan la hybris de Alcibíades de la que habla Tucídides cuando explica la derrota de Atenas. Todavía no entiendo por qué no viajó a Galicia cuando empezó la crisis del Prestige. Tampoco la ostentación que acompañó su encuentro con Bush y Blair en las Azores. ¿Alguien pensaba que esa foto acallaría el malestar por la guerra cuando alcanzaba su cénit? Y menos aún, ¿por qué salió a decir con tanta contundencia que había sido ETA la autora de los atentados del 11-M?

Domingo, 28 de marzo

Sigue nevando. Ayer, desagravio y exaltación matutina de la personalidad de Aznar en Vista Alegre. Se proclamó el aznarismo ante un auditorio que rebosaba de público. Desde ahora habrá un legado que Rajoy tendrá que administrar vigilado por Aznar. Las elecciones del 14-M se parecen al referéndum que perdió De Gaulle en 1969. Eso convierte a Rajoy en un Pompidou que habrá de gobernar la oposición como una herencia de la que tendrá que librarse poco a poco y con mucha habilidad. No solo para ganar. Si no para llegar vivo a 2008.

Las elecciones del 14-M se parecen al referéndum que perdió De Gaulle en 1969. Eso convierte a Rajoy en un Pompidou que habrá de gobernar la oposición como una herencia de la que tendrá que librarse poco a poco y con mucha habilidad. No solo para ganar. Si no para llegar vivo a 2008.

Lunes, 29 de marzo

Michavila, portavoz del partido y entrada en la ejecutiva de Aragonés, ex director de gabinete de Aznar. También Ana Pastor. Comida en el Isabel de España y clases en el CEU. Hoy, Javier Tussell escribe en La Vanguardia un artículo muy crítico sobre el libro que coordiné en FAES y que titulé: España, un hecho.

Martes, 30 de marzo

A primera hora, en Génova con el objetivo de cerrar el borrador del discurso dentro del plazo que nos dio Paco Villar. Alrededor del texto Cristóbal Montoro, Elvira Rodríguez, Baudilio Tomé, Gabriel Elorriaga, Eugenio Nasarre, Jorge Moragas, Paco Villar y Soraya Sáenz de Santamaría. Creo que Soraya y yo nos hemos caído bien y nos complementamos. Es ágil en la respuesta y pone una impronta ejecutiva en sus decisiones. Se ve que es abogada del Estado y que piensa con las herramientas del derecho administrativo. Habla como si organizara equipos y diera órdenes que tienen que cumplirse. Es bajita, pero con una energía que tira de ella hacia arriba e impone el respeto de una gigante.

La cena con Juan Soler y Rafa Bardají ha terminado con una reflexión que dijo en susurro al advertirnos que no descartásemos que los marroquíes estén detrás del 11-M. He pensado que el delirio colectivo va en aumento. Me he refugiado al llegar a casa en una bañera ardiente y en la lectura de Cunqueiro, Un hombre que se parecía a Orestes.

Jueves, 1 de abril

Trabajo intenso junto a Tomé y Nasarre en el remate del discurso. Estoy satisfecho, aunque sé que el jefe confiará el texto final a Pedro Arriola, que lo reescribirá para que Rajoy le dé su toque. Al final, mis palabras se escucharán como ecos de lo que fueron en su origen. Ya pasó en la campaña electoral.

Viernes, 2 de abril

Paseo desde casa al Congreso bajo un cielo mágico que me hizo disfrutar de una calidez que instala la primavera en el ambiente. Calle Ferraz, Bailén, Plaza de Oriente, Calle Mayor, Palacio de Santa Cruz, Calle de la Bolsa, Plazas de Jacinto Benavente, del Ángel y Santa Ana, Calle del Prado y Plaza de las Cortes. Media hora por el centro para prometer en el hemiciclo durante la apertura de las Cortes. La ceremonia tuvo mucho de comienzo de curso. Nervios, presentaciones, periodistas rondando y sensación de andar sin saber a dónde ir. Al prometer, he pensado en mi abuelo Juan. El nieto de un republicano en las filas de un partido que democratiza el franquismo sociológico. La demostración de que el país está haciendo bien las cosas. O eso parece.

Sábado, 3 de abril

Los islamistas que iban a atentar ayer, cuando se constituían las Cortes, se han inmolado esta tarde durante la operación de los GEOS que iban a detenerlos en Leganés. No se sabe si existe conexión con los artífices de los atentados de Atocha, aunque tiene toda la pinta de que sea así. Con esta noticia crece la sensación de vértigo colectivo. El cambio de gobierno no nos libra de seguir en la mirilla.

Domingo, 4 de abril

Empieza la despedida de la [Fundación] Carolina. Con Nacho Sevilla y Maira Herrero, en Pintor Rosales. Nacho me ha regalado las obras completas de Zweig en dos volúmenes con esta nota:

“Querido José María,

Gracias por confiar en mi en este reto Carolino que espero y deseo que no sea el último que compartamos. Desde aquel café prematuro, pasado por motines, cruzadas, virreinatos, fariseos y algún descenso por el río Pacuare, ambos tuvimos la comodidad y confianza suficiente paras mantener una relación sincera.

Gracias por compartir normalidad, legítima lealtad y honesta defensa de los intereses de España.

Ignacio Sevilla”.

Gracias a ti, Nacho. Sin ti no hubiera afrontado el reto Carolino. Ojalá volvamos a compartir alguna empresa que nos ponga a prueba.

Lunes, 5 de abril

Reunidos en Génova con el discurso de Rajoy, al que hemos dado la enésima vuelta de tuerca. Tensión en el ambiente. José María Michavila, Luis de Guindos, Gabriel Elorriaga, Paco Villar, Baudilio Tomé, Paco Millán, Carlos Aragonés, Eugenio Nasarre, Pedro Arriola, Jorge Moragas, Cortés y yo mismo. Demasiadas manos en el documento. Lo esencial está cerrado, aunque el tono suene rancio. El peso de la reunión lo llevó Arriola. Lo hizo ver una y otra vez a los presentes. De lo que entregué apenas queda nada reconocible. Arriola lo metió en la batidora para hacerlo puré. No importa. Un “speech writer” carece de ego autoral. Para desempeñar el papel hay que asumir que no tienes voz. Entre otras cosas porque eres la de otro. Si no lo tienes claro es fácil caer en la melancolía o la amargura por no verse en los discursos. Algo que pasa con Nasarre y Baudilio, molestos porque Rajoy dejó de hacer suyas sus palabras hace tiempo.

Demasiadas manos en el discurso de Rajoy. Lo esencial está cerrado, aunque el tono suene rancio. El peso de la reunión lo llevó Arriola. Lo hizo ver una y otra vez a los presentes. De lo que entregué apenas queda nada reconocible. Arriola lo metió en la batidora para hacerlo puré. No importa. Un “speech writer” carece de ego autoral. Para desempeñar el papel hay que asumir que no tienes voz. Entre otras cosas porque eres la de otro.

Martes, 6 de abril

La manifestación antiterrorista de ayer en Leganés se convirtió en otro acto anti-PP. La sensación guerracivilista continúa. He redactado la carta de dimisión como director de la Carolina, aunque me habían sugerido que solicitase la compatibilidad con el cargo para forzar al gobierno de Zapatero a que me destituya. Si lo hiciera, cobraría la indemnización que establece mi contrato. He rechazado esta posibilidad, aunque nadie me lo agradecerá salvo mi conciencia. Ya lo hace desde que renuncié también al sueldo como director desde que fui elegido diputado. Hace que duerma bien porque es lo correcto.

Santander, 7 de abril

Escapada al terruño, junto a Gustavo Rovira y Juan Soler. Parada en Landa y conversaciones que muestran cómo gente tan sensata como Juan se niega a admitir que sea justo el desenlace electoral. Lo hace porque piensa que la excepcionalidad del momento resta legitimidad a Zapatero. No es un pensamiento aislado. Lo escucho a mucha gente. Incluso a mi madre. Comprendo el malestar y la contrariedad, pero no comparto su conclusión institucional. El gobierno de Zapatero será tan legítimo como lo es el de Aznar en estos momentos. Ambos salieron de las urnas y no pueden ser puestas en entredicho. No discuto que los socialistas pudieron aprovechar la vulnerabilidad emocional de la sociedad española después de los atentados de Atocha. Pero lo hicieron porque el gobierno no estuvo a la altura. Aznar se equivocó por cabezonería y falta de reflejos. Por eso, me preocupa la actitud de Juan y la de tantos que persisten en enredar en una herida que, de este modo, nunca cicatrizará.

Madrid, 12 de abril

Dos citas. Una, de Tocqueville, de su informe sobre Argelia de 1847: “Solo se puede estudiar a los árabes con armas en la mano”. La otra, de Hannah Arendt, de Los orígenes del totalitarismo: “La corriente subterránea de la Historia occidental ha llegado finalmente a la superficie y ha usurpado la dignidad de nuestra tradición. Esta es la realidad en la que vivimos”. Si se combinan se esclarece el momento schmittiano, que no maquiavélico, en el que vivimos. Y que seguirá en el futuro.

Martes, 13 de abril

Entrega en cuerpo y alma al discurso. La insistencia que muestra Rajoy al repasarlo me hace pensar que se juega más de lo que parece. Tiene que acertar en qué dice y cómo lo dice. Más hacia dentro que hacia afuera. Si se equivoca y no conecta con las bases y la guardia aznarista, comenzarán los tam-tam dentro de la tribu. No porque reclamen la vuelta de Aznar, sino porque buscarán un sustituto.

Miércoles, 14 de abril

Ayer comí con Nacho Diego y José Luis Gil. Me pidieron apoyo. Nacho quiere presentarse a la presidencia del partido en Cantabria y ser candidato frente a Revilla. Les dije que contara conmigo. Lo conozco desde hace años. Somos amigos. Es cabal, moderado y honrado. Sin duda, el mejor candidato. Les he sugerido que esperen a anunciarlo. Gonzalo Piñero vigila y José Joaquín Martínez Sieso está encastillado. En octubre, Rajoy pasará por un Congreso que tendrá que ganar. Hará equipo si sobrevive a la cacería que organizan FAES y el Grupo Parlamentario. José Luis me ha mirado y me ha dicho: “Por eso hemos querido hablar primero contigo. Mucho dependerá de ti”.

Santander, 17 de abril

Imposible reproducir las cosas sucedidas durante estos días del debate de investidura de Zapatero. Apunto tan solo unos breves brochazos que registran momentos de lo vivido que no quiero olvidar.

El primero fue el jueves, en la Sala Argüelles del Congreso tras escuchar el discurso de Zapatero. Cónclave junto a Rajoy al que asistimos Paco Villar, Soraya Sáenz de Santamaría, Michavila, Zaplana, Cortés, Acebes, Jordi Moragas, Aragonés, Paco Millán y Pedro Arriola. En medio de la mesa, Rajoy, que tenía el discurso en las manos mientras Arriola hacía matices y correcciones. Michavila y Acebes hostigaban a Pedro. Insistían en cargar tintas sobre el comportamiento desleal de Zapatero tras el 11 M. A su vez, Zaplana, Cortés, Aragonés y Moragas enfatizaban que el PSOE actuó durante los atentados pensando en clave electoralista. Una deslealtad al Estado que tendría que ser denunciada durante la legislatura. Por su parte, Paco, Soraya, Millán y yo volvimos a la carga con que hay que ofrecer una mirada de futuro que resalte la disponibilidad de Rajoy a colaborar con un gobierno en minoría que tendrá que afrontar la difícil tarea de coser la unidad de un país. El resto, salvo Rajoy y Arriola, nos miraron sorprendidos. Rajoy asintió, pero no hizo suya la reflexión tras escuchar a Arriola decir que no era el momento todavía. Más adelante, no ahora.

El segundo brochazo vino después, cuando me levanté del escaño para pronunciar un “no” a la nominación de Zapatero como presidente. Me costó enderezarme y decir aquella sencilla palabra en un hemiciclo que parecía un volcán en erupción bajo el choque de dos fuerzas telúricas que se han perdido el respeto y se odian. A la izquierda, un PSOE revanchista. A la derecha, un PP resentido. En aquella sencilla palabra estaba la divisoria que pone fin y comienzo a otra etapa de mi vida, pues momentos antes había enviado mi carta de dimisión como director de la Fundación Carolina.

Y el tercer brochazo se produjo ayer por la tarde, cuando a la altura del Páramo de Masa un águila se puso unos metros por delante del coche abriéndome camino durante unos segundos. Al fondo, la imagen de la Cordillera Cantábrica se apreciaba como un limes natural que protegía el terruño sentimental del campo de batalla mesetario en el que voy a vivir los próximos años. Fue un momento mágico.

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