Ballet Español de la Comunidad de Madrid: entre la complacencia política y la artística
La nueva compañía, enmarcada en el proyecto del gobierno de Isabel Diaz Ayuso, no convence en lo artístico con una velada irregular y de poca fuerza interpretativa
El estreno de anoche del Ballet Español de la Comunidad de Madrid llegó envuelto en una notable expectación y no toda tenía que ver con la danza. El acontecimiento, que tuvo lugar en los Teatros del Canal, donde esta nueva compañía tendrá su sede, respondía a la urgencia que hace un año manifestó Isabel Díaz Ayuso por “apoyar la danza” con una nueva compañía que fomentara “el conocimiento y la difusión del folclore y la cultura popular”. Y el bal...
El estreno de anoche del Ballet Español de la Comunidad de Madrid llegó envuelto en una notable expectación y no toda tenía que ver con la danza. El acontecimiento, que tuvo lugar en los Teatros del Canal, donde esta nueva compañía tendrá su sede, respondía a la urgencia que hace un año manifestó Isabel Díaz Ayuso por “apoyar la danza” con una nueva compañía que fomentara “el conocimiento y la difusión del folclore y la cultura popular”. Y el ballet, dirigido por el bailaor y coreógrafo Jesús Carmona, enmarcado en el Plan Integral de la Danza implementado por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, vio la luz el Día de la Hispanidad, en un ambiente más político que artístico y con unos resultados de poco calado coreográfico.
La velada arrancó con un sonoro aplauso para la Presidenta de la Comunidad de Madrid a su entrada a la Sala Roja de los Teatros del Canal y poco después de las 8 de la tarde comenzaba una larga velada en la que la intención de abarcar los diferentes estilos de la danza española y el flamenco marcó lo coreográfico. También marcó la complacencia, como se demostró con la apertura de Suite Española, op. 47, primera obra mostrada en este programa, en la que los bailarines, de blanco inmaculado, sobre un escenario vestido solamente con una intensa luz roja, parecían recrear la bandera de la Comunidad de Madrid en un guiño político y demasiado fácil hacia todo aquello. El vestuario fue cambiando para amoldarse a los diferentes lugares y bailes tradicionales que recorre esta suite. También las luces, que funcionan como escenografía, pasando de ese rojo al verde, aunque de significado poco claro.
De todas las escenas, que transcurrieron de manera amena, aunque a la búsqueda de aplausos con demasiada facilidad y frecuencia, destaca la de Aragón, con un elenco algo más compacto y una mayor riqueza de movimiento. La irregularidad interpretativa, que se notó con claridad en el uso de las castañuelas o palillos en esta primera obra, y en el del zapateado en la segunda del programa, fue una de las fragilidades de la puesta de largo de este Ballet Español de la Comunidad de Madrid. Pero no la única. La ausencia de un convincente discurso coreográfico que sustentara el lenguaje dancístico planeó sobre toda la velada dejando al descubierto no pocas carencias creativas. Destaca en esta primera obra la interpretación de Jesús Carmona. Con formato de solo, irrumpe en la escena para demostrar el bailarín sobresaliente que es. Y repite en la segunda obra del programa con la misma fórmula. Tal vez demasiada presencia para el director de una compañía de titularidad pública.
Tras esta Suite de 45 minutos y un descanso de 15, arrancó la segunda parte del programa con Epifanía de lo flamenco. Un trabajo de una hora de duración que recorrió diferentes palos como la seguiriya, la guajira, los tangos y los caracoles para cerrar con una estética en negro y una iluminación y composiciones coreográficas que recordaron demasiado al Afanador del Ballet Nacional de España, estupendo trabajo del coreógrafo Marcos Morau en colaboración con la compañía estatal (por cierto, se puede ver estos días y hasta el 17 de octubre en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, no se lo pierdan).
No fue un debut por todo lo alto en su concepción artística, ni quedó claro el propósito de esta nueva compañía, aunque siempre es buena noticia el nacimiento de iniciativas alrededor de la danza, arte tan necesitado de apoyo y visibilidad en este país. Y en una comunidad, la madrileña, en la que los Teatros del Canal, tras la salida de Blanca Li, quien los armó con una gran diversidad y cantidad de danza, cuenta en la actualidad con varios directores y ninguno está especializado en esta disciplina.
Ballet Español de la Comunidad de Madrid. Suite Española, op. 47, de I. Albéniz / Epifanía de lo Flamenco. Dirección: Jesús Carmona. Música en directo con la JORCAM. Dirección musical: Manuel Coves. Duración: 2h y 30m. Hasta el 27 de octubre.