El Congreso respalda la candidatura de la rumba catalana a Patrimonio Inmaterial de la Unesco

Los grupos ensalzan el género musical como ejemplo de mestizaje cultural

Peret, gran símbolo de la rumba catalana.

Se habló mucho de Peret, por supuesto, y hasta se recitaron pasajes de sus canciones. Y se habló también de El Pescaílla, de Rumba 3 o de Gato Pérez, aquel argentino que llegó de adolescente a Barcelona y se entregó a la particular mezcla musical que se había generado allí entre raíces flamencas y ritmos caribeños. En un infrecuente clima de casi unanimidad, la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados acordó este miércoles, a iniciativa de ERC y como ya había acordado en su día el Parlament de Cataluña, apoyar la candidatura de la rumba catalana a Patrimonio Inmaterial de la Unesco.

Fue el diputado republicano Francesc-Marc Álvaro el encargado de defender la propuesta para impulsar el reconocimiento a un género que “forma parte de la educación sentimental” de varias generaciones. “Hablamos de uno de los géneros musicales más importantes nacidos en Europa en el siglo XX”, subrayó Álvaro, quien detalló su origen en la comunidad gitana barcelonesa y el particular sello de la rumba catalana como producto de un encuentro entre culturas: “Es una fusión de palos que provienen del flamenco, de sonidos antillanos, del mambo comercial, del rock y de la poesía callejera de las comunidades gitanas. Es una música de barrio que se vuelve universal, nacida del dolor y de la alegría, de las juergas y las celebraciones”. Y que se canta, agregó, en cuatro idiomas: castellano, catalán, caló y francés.

El debate pasó por alto la controversia suscitada el pasado año sobre si la denominación debe ser rumba catalana o española. Ni siquiera Vox discutió la atribución a Cataluña del género musical, aunque presentó una enmienda para dejar claro que es parte de España. “Nos congratulamos de que los grupos separatistas estén a favor de esta forma tan representativa de la música española”, dijo el diputado Joaquín Robles. Pero, como ERC rechazó su enmienda, la extrema derecha fue el único grupo que se abstuvo. Álvaro había evocado unos versos de Peret en su intervención. Con propósitos más hirientes, Robles le replicó con uno de los estribillos más conocidos del desaparecido cantante: “Borriquito como tú, que no sabes ni la u...”.

Fuera de ese mínimo rifirrafe, el asunto concitó una poco habitual concordia entre las formaciones políticas, aunque cada uno tratase de llevarlo a su terreno. El socialista Josep Paré, así como Nahuel González, de Sumar, subrayaron que la rumba es una prueba de lo provechoso del “mestizaje cultural”. Nacho Martín, del PP, echó en falta que la iniciativa incidiese más en el “pluralismo cultural” de la sociedad catalana. Por el contrario, Eduard Pujol, de Junts, reprochó que ERC no hiciese más hincapié en las cuestiones “identitarias”. Fueron matices, en todo caso, así como dos enmiendas técnicas presentadas por los socialistas y los populares, que, estas sí, fueron aceptadas por Esquerra, lo que contribuyó a la casi unanimidad con que salió adelante la iniciativa.

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