Feria de San Isidro: David Galván aumenta su crédito

El torero gaditano confirma su condición de inspirado artista, Daniel Luque dicta otra lección magistral y Víctor Hernández deja una buena impresión ante una corrida mal presentada, mansa y muy descastada de Alcurrucén

David Galván, por bajo durante la faena a su primer toro.Juanjo Martín Efe

A David Galván se le esperaba con justa expectación después de la contrastada torería que demostró el pasado día 22 ante los toros de El Torero. Ha entrado en esta corrida en sustitución de Manzanares, enfermo de neumonía, y a fe que ha aumentado su crédito torero tras otra actuación salpicada de pinceladas de inspiración.

Los dos remates por bajo con la mano zurda con los que inició la faena a su primero destilaron un gusto exquisito, y como tal los recibió la parroquia, muy favorable al torero desde su aparición en el ruedo. Lo que se vio después fue una actitud encomiable, conocimiento de los terrenos, asentada la planta, sentimiento torero, la posesión de un misterio, sentido de la ligazón y detalles de embrujo. Así brotaron muletazos largos por ambos lados, expresión evidente de que siente el toreo y lo expresa con naturalidad. Muy bien dibujados resultaron los naturales, abrochados por bajo de modo excelente; y cuando el toro se apagó culminó su faena con unos muletazos con la pierna contraria genuflexa que rebosaron finura y estilo.

Deslucido fue el quinto, manso como todos, que soltaba la cara en cada embestida, complicado en una palabra, ante el que volvió a mostrar entrega para robar muletazos que el toro no tenía. Fue una labor insistente que no solo tuvo el fruto de limpios muletazos por ambas manos que no consiguieron levantar el vuelo de la faena.

Pero ahí queda el sentimiento torero de David Galván, merecedor de más atención empresarial después de su exitoso paso por San Isidro.

A su lado, un consagrado, Daniel Luque, que vino a decir en su primer toro que tiempo ha que aprobó con nota las oposiciones a la cátedra en tauromaquia y esta tarde, en Las Ventas, ha dictado otra lección magistral de las suyas, pero como quien no quiere la cosa, como una clase más, sin darse la más mínima importancia.

Quizá por eso, el público, más acostumbrado al toreo efectista, no le concedió la importancia debida, de modo que cuando acabó de una media estocada atravesada todo quedó en una ovación de compromiso.

Pero lo cierto es que Luque estuvo hecho un torerazo con ese animal, manso y distraído de salida, de corto viaje y con la cara siempre a media altura. Pronto le tomó la medida a su deslucido oponente, y plantado en el terreno adecuado en todo momento, proyectó una imagen de seguridad y confianza con tal decisión que al animal no le quedó más remedio que aceptar las indicaciones del lidiador, que no eran otras que acudir al engaño y aceptar su mando. Así, surgieron muletazos limpios, ceñidos siempre, antes de optar por un arrimón de verdad, de esos que ponen la piel de gallina porque los astifinos pitones del toro rozaban unas veces la taleguilla y otras la cara misma del torero. De tal manera, exprimió las muy escasas cualidades del animal, y dibujó un cambio de manos primoroso antes de la media estocada final. Manso, también, e igualmente deslucido fue el comportamiento del cuarto, y la lidia se complicó con la aparición de rachas de viento que entorpecieron la labor del torero, menos lucido, aunque igualmente dispuesto que en el toro anterior.

Ceremonia de confirmación de alternativa de Víctor Hernández, vestido de blanco y oro.Juanjo Martín Efe

Y buena impresión, ojalá le sirva para el futuro, dejó el joven Víctor Hernández, la tarde de la confirmación de su alternativa. Hizo el paseíllo dispuesto a darlo todo, muy valiente y entregado en todo momento, aunque su lote no le permitió muchas florituras.

Su primero, un sobrero de Juan Manuel Criado, hizo una brava pelea en el primer encuentro con el caballo al que derribó con estrépito tras empujar con toda su alma; galopó en banderillas con cierta violencia, pero llegó son pocas fuerzas al tercio final. Hernández lo recibió con ceñidos estatuarios, y aprovechó la cara más noble de su oponente para trazar muletazos de cierta hondura, fruto de su insistencia y decisión. El sexto no estuvo por la labor de embestir, muy manso y violento durante toda la lidia. Muy valiente el torero, inició el tercio final con tres muletazos cambiados por la espalda en el mismo centro del anillo, muy quieta la planta, pero su derroche de valentía no le sirvió para aumentar el lucimiento por las complicaciones del toro, agravadas por rachas de viento que, en ocasiones, lo dejaron a merced de su oponente. Una estocada de efecto fulminante fue una culminación de una solvente confirmación de alternativa.

Alcurrucén-El Cortijillo/Luque, Galván, Hernández

Dos toros, primero y segundo, de El Cortijillo -el primero, devuelto por inválido- y cuatro de Alcurrucén, mal presentados, mansos, muy descastados, deslucidos y desfondado; sobrero de Juan Manuel Criado, correcto de presentación, bravo en el caballo, noble y sin fondo en la muleta. 

Daniel Luque: media atravesada (ovación); pinchazo, estocada tendida y trasera y un descabello (silencio).

David Galván, sustituto de Manzanares, convaleciente de una neumonía: estocada corta _aviso_ (petición y vuelta); pinchazo _aviso_ pinchazo (palmas).

Víctor Hernández, que confirmó la alternativa: pinchazo _aviso_ casi entera tendida y trasera y un descabello (ovación); _aviso_ estocada (ovación).

Plaza de Las Ventas. 30 de mayo. Decimoctava corrida de la Feria de San Isidro. Lleno (21.016 espectadores, según la empresa).

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