La Diputación de Zamora busca al autor de los daños sobre tres cuadros, uno cedido por el Museo del Prado
Las obras expuestas en el edificio público han sufrido golpes y cortes pese a la seguridad desplegada; los restauradores confían en reparar los lienzos
La Diputación de Zamora busca al causante de daños sobre tres cuadros, uno de los cuales pertenece al Museo del Prado y se encuentra cedido. Los desperfectos, según los primeros indicios, se produjeron el pasado sábado por la mañana y desde entonces la Policía investiga quién ha podido cometer estos actos vandálicos. Las piezas, una de las cuales, Paisaje de Normandía, la cedió en 1901 el Museo del Prado, han sufrido golpes, cortes en la tela e incisiones. Los restauradores confían en reparar apropiad...
La Diputación de Zamora busca al causante de daños sobre tres cuadros, uno de los cuales pertenece al Museo del Prado y se encuentra cedido. Los desperfectos, según los primeros indicios, se produjeron el pasado sábado por la mañana y desde entonces la Policía investiga quién ha podido cometer estos actos vandálicos. Las piezas, una de las cuales, Paisaje de Normandía, la cedió en 1901 el Museo del Prado, han sufrido golpes, cortes en la tela e incisiones. Los restauradores confían en reparar apropiadamente los percances, mientras la Policía y los responsables del inmueble siguen peinando cámaras de vigilancia y registros de acceso para acorralar al causante. Portavoces del Museo del Prado condenan los hechos y restan responsabilidad a la Diputación, aunque sí sopesan examinar mejor a qué lugares no museísticos ceder piezas.
La constatación del suceso se produjo el sábado por la tarde, cuando uno de los encargados del control del lugar se percató de los desperfectos en tres cuadros: El retrato de Su Majestad la Reina Isabel II, anónimo de 1855; Paisaje de Normandía, compuesto por Jaime Morera y Galicia en 1884; y Vistiendo la novia, de Ricardo Segundo en 1931. Los tres óleos sobre lienzo, ubicados en una misma zona del edificio, padecieron ataques de distinta entidad. Javier Faúndez, presidente de la institución por el Partido Popular, se siente “confundido e indignado” ante la tropelía, pues jamás las obras artísticas atesoradas habían lamentado un acontecimiento similar. El alto cargo sospecha que pudo ocurrir este sábado por la mañana, pues los actos vandálicos fueron notificados por un vigilante esa misma tarde. “Nunca pasó nada, es un edificio abierto y nos gusta que la gente venga a verlo o hacer gestiones. Esto solo lo puede hacer un loco, esto no tiene nombre, a nadie se le ocurre coger un cuadro y darle unos golpes”, reprocha Faúndez, quien reivindica las medidas de seguridad y el equipo humano desplegado.
Poco optimismo en cuanto a la identificación
La noticia desagrada a Carlos Chaguaceda, responsable de comunicación del Prado. “De los tres cuadros solo uno es del Museo, aunque eso no le quita gravedad al asunto. Es lamentable que suceda, estamos pendientes de informes de la Policía científica y qué se puede averiguar”, expone el portavoz, quien se dice “poco optimista” en cuanto a la capacidad para esclarecer quién pudo cometer los daños. Chaguaceda admite que el Prado, que tiene repartidos toda clase de contenidos artísticos por diversas instituciones por todo el territorio, reflexionará sobre la pertinencia de alojarlo en entornos “no museísticos o sin vigilancia constante” ante la posibilidad de que alguien les cause algún desperfecto: “No pasa nada en el 99% de los casos, pero hay quien no respeta el patrimonio común y, por ello, hay que tener prevención”.
La entidad exculpa a la Diputación de Zamora, ente que posee más legado pictórico cedido por la institución, y recuerda que un cuadro de estas características puede dañarse “con las llaves de casa”, si bien un museo u otro espacio mejor preparado, con videovigilancia, puede agilizar el proceso de detención e identificación a los responsables de esas eventuales acciones. “Qué necesidad hay, si se daña para salvarlo de un incendio o inundaciones, bienvenido sea, pero esto es absurdo”, se pregunta Chaguaceda.
Aún queda calibrar los daños y el coste de la solución; y para ello un restaurador se desplazará a la ciudad. Pero el mayor impacto se encuentra en lo artístico y en el posible motivo de la acción: podría tratarse de “un gamberro o un trastornado” pertrechado con un punzón, un bolígrafo u otro objeto contundente. Además, las piezas afectadas ni siquiera cuentan con ningún “simbolismo” que pudiese motivar la agresión. La obra cedida por el Museo del Prado llevaba décadas en depósito sin haber sufrido incidentes como este.