Todos quieren a Dwayne Johnson

La Roca, como se le conocía en el mundo de la lucha ‘wrestling’, es el actor que más ganó en 2021 y de los que mejor controlan su imagen. Pero su último estreno, ‘Black Adam’, ha manchado un currículo lleno de buenas decisiones empresariales

Dwayne Johnson, el pasado 22 de octubre, en su paso por Madrid para el estreno de 'Black Adam'.Pablo Cuadra (WireImage)

Es el producto perfecto de marketing. No da ni un resbalón que no esté previamente estudiado, como buen rey de la comedia familiar de aventuras. En pantalla no ha rodado tórridas secuencias de sexo, a pesar de que en 2016 la revista People le otorgó su título anual de “hombre más sexy del mundo”. Está cachas, pero de tal manera que su cuerpo no deviene en sinónimo de lujuria. Sabe sacar partido a su lado cómico, al truco de levantar exageradamente la ceja derecha, y por ello jamás ha elegido un guion con complicaciones dramáticas. Por su mezcla de etnias es tan irlandés como afro...

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Es el producto perfecto de marketing. No da ni un resbalón que no esté previamente estudiado, como buen rey de la comedia familiar de aventuras. En pantalla no ha rodado tórridas secuencias de sexo, a pesar de que en 2016 la revista People le otorgó su título anual de “hombre más sexy del mundo”. Está cachas, pero de tal manera que su cuerpo no deviene en sinónimo de lujuria. Sabe sacar partido a su lado cómico, al truco de levantar exageradamente la ceja derecha, y por ello jamás ha elegido un guion con complicaciones dramáticas. Por su mezcla de etnias es tan irlandés como afroamericano, tan samoano como canadiense. Su biografía contiene las dosis justas de sufrimiento familiar, pobreza, carrera deportiva truncada y ascenso lento hacia la fama desde los arrabales del showbusiness: la lucha wrestling. A sus 50 años, el actor Dwayne Johnson (Hayward, California) ha logrado convertirse en un imperio del entretenimiento sin fisuras, y solo su aparición en Black Adam, una trampa para alguien como él, centrado en el público familiar, ha sembrado alguna duda sobre su futura trayectoria profesional.

Cuando en 2002 Dwayne Johnson, conocido entonces solo como The Rock por su personaje en la lucha wrestling, fue al programa radiofónico de Howard Stern para promocionar su primera película como protagonista, El rey escorpión, el locutor analizó con cierta rechifla la posibilidad de que el actor se acreditara en el cine con su nombre real. “De verdad, ¿quién va a querer ver una película de Dwayne Johnson?”, soltó entre risas. Dos décadas más tarde, ese Dwayne Johnson ya solo es The Rock en los anales de su antiguo deporte, y se ha convertido en el actor que más ha ganado del mundo en 2021, unos 270 millones de euros, según la lista Forbes, gracias a sueldos de 20 millones de euros por película e ingresos derivados de su imperio de ropa, auriculares, calzado y programas de televisión (un concurso, The Titan Games, y una serie sobre su adolescencia, Young Rock).

Dwayne Johnson (con su famoso arqueo de ceja), Gal Gadot y Ryan Reynolds, en 'Alerta roja'.

Todo ello capitaneado por su exesposa, Dany Garcia, que lidera ese holding de empresas de distintas ramas de ocio. Porque la gran virtud de Johnson es que no cae mal a nadie. Maneja con acierto su increíble popularidad: a inicios de 2021 una encuesta realizada a 30.000 estadounidenses aseguró que el 46% votaría a Johnson como presidente de EE UU. En Instagram, donde esta semana ha superado los 350 millones de seguidores —el sexto más seguido en esa red social, aunque según Scams.info el 24% son falsos—, Johnson coqueteó con la posibilidad, y aunque aseguró que los padres fundadores no hubieran pensado en un presidente como él, “medio negro, medio samoano, bebedor de tequila, conductor de camionetas”, si pasara sería un honor servir al pueblo. Es más, tanteó el terreno al albur de nuevos sondeos muy positivos y habló con políticos, en un curioso final de viaje que ha llevado a Johnson desde el año 2000, cuando acudió tanto a la convención republicana como a la demócrata sin ninguna motivación ideológica, hasta sus comentarios contra Trump, sus declaraciones a favor del movimiento Black Lives Matter tras el asesinato de George Floyd, subrayando la necesidad de “normalizar la igualdad”, y su apoyo al actual presidente, Joe Biden. En octubre de 2021, en la revista Vanity Fair aclaró: “Aunque poseo algunas cualidades de liderazgo honesto, eso no me hace un gran candidato presidencial”. Fin, por ahora, de la cuestión para un tipo de 1,96 metros y 118 kilos de desopilantes músculos: el Despacho Oval nunca ha visto algo parecido tras el escritorio presidencial.

El actor, con su hija Jasmine, el año pasado horas antes de los Oscar.Instagram

En ese control de su imagen, que incluye chequear todas las bromas en sus tres apariciones en El hormiguero (algo habitual entre las estrellas de Hollywood), está su visita el pasado 27 de noviembre a un Seven Eleven de Hawái dispuesto a “enmendar un error del pasado”. Durante años, Johnson contó que en su adolescencia, con su padre, también luchador de la WWE de gira y lejos de su madre y de él, “no tenía ni un dólar, así que solía robar una chocolatina snickers tamaño gigante todos los días durante casi un año, cuando tenía 14, de camino al gimnasio. Siempre estaba la misma dependienta y ella se limitaba a girar la cabeza. Nunca me llamó la atención”. El domingo pasado entró en la tienda, arrampló con todos los snickers que encontró en el estante, los regaló a la salida y además pagó las cuentas de los clientes que en ese momento estaban allí. No fueron más de 300 dólares, aunque en Instagram arrasó.

En 1998, Dwayne Johnson se convirtió en el campeón de lucha libre más joven de la historia en la categoría de peso pesado, y una de las mayores estrellas de la WWE.Instagram

La infancia de Johnson no fue sencilla. En 1987 su madre y él fueron desahuciados de su casa por impago en Hawái, algo dramático para el adolescente, pero que su padre, el afrocanadiense Rocky Johnson —que vivía por su profesión, luchador profesional de la WWE, en Tennessee―, ninguneó en sus memorias. El actor juró que no dejaría que a su familia le volviera a ocurrir algo así y arrancó una amarga relación con su progenitor. Ese año, su madre le envió con él a Nashville y, sin embargo, el chaval vivió con otro luchador. Cuando un mes más tarde se mudó su madre, la bronca del matrimonio Johnson fue gigantesca y nunca cerraron la herida (aunque no se divorciaron hasta 2006, un año antes de que lo hiciera su hijo de su primera esposa).

Brendan Fraser, el director John Woo y Dwayne Johnson en 2001, en los premios MTV promocionando 'El regreso de la momia'.Jeff Kravitz (FilmMagic, Inc)

The Rock sufrió otra epifanía tiempo después, a los 22 años, cuando se acabó su carrera en el fútbol americano, deporte que le había pagado los estudios universitarios. Despedido de la liga canadiense, volvió a casa de sus padres con un billete de cinco dólares, otro de uno y calderilla. De ahí el nombre de su productora, Seven Bucks Productions. Y en ese momento se pasó a la lucha wrestling, a competir en la WWE.

Johnson posa con su padre, el luchador profesional Rocky Johnson, y su madre, tras estampar la huella de sus manos en el Teatro Chino de Los Ángeles en 2015.JIM RUYMEN (Getty)

El giro interpretativo en Black Adam lo lleva mascando desde hace años. En la lucha americana ya encarnó el rol de villano, así que sabía qué terreno pisaba. Sin embargo, el Johnson de 50 años no es el mismo de los 25: ahora ha suavizado el personaje para no que no sea tan despiadado como en los cómics. En la gran pantalla esconde una coartada moral. “Llevo 15 años detrás del proyecto”, contaba en The New York Times. “De crío me gustaba Marvel, pero amaba DC [la editorial de Black Adam y de la Sociedad de la Justicia de América, sus antagonistas en el filme]”. La crítica no le ha apoyado y el público ha estado remiso: Black Adam lleva recaudados en todo el mundo 375 millones de euros, tras haber costado cerca de 200 millones. Y los fans del tebeo se han indignado con la justificación del mal que genera el personaje, que en las viñetas siempre fue implacable porque sí.

Vin Diesel y Dwayne Johnson, en 'Fast & Furious 5' (2011).Foto: Alamy

Black Adam será solo un pequeño borrón en la carrera del hombre que mejor sabe arquear la ceja derecha, truco que adquirió en sus años en la WWE. En Hollywood, nadie habla mal del actor simpático de Papá por sorpresa, las dos Jumanji, Viaje al centro de la Tierra 2, Los vigilantes de la playa, Un espía y medio, Proyecto Rampage, San Andrés o Alerta roja. Y solo Vin Diesel y su hija mayor, Simone Alexandra Johnson, fruto de su matrimonio con Diaz (del segundo tiene dos niñas pequeñas, de 7 y 4 años), le sacan de quicio. Lo pasó peor en su enfrentamiento detrás de las cámaras con Diesel en los cuatro rodajes que compartieron en la saga A todo gas (Fast & Furious). El choque de trenes fue inevitable, con un Diesel que no quería que le pisaran el terreno. A sus 21 años, Simone Alexandra se ha hecho luchadora y ha firmado un contrato con la WWE, lo que al principio exasperó a su padre. “Hubo temporadas en las que peleé 250 noches al año, y sé que eso acaba con los matrimonios, las familias y el cuerpo de cualquiera”, explica sobre sus reticencias iniciales. Él, mientras, seguirá a la suyo: entrenando dos veces al día desde el cuello —posee una máquina solo para muscular esa parte— a los tobillos; alimentándose seis; cuidando e invirtiendo en su cuerpo como producto de lujo que es. Ha rodado Red One con Chris Evans, prepara Alerta roja 2... En el imperio de Johnson no se pone el sol; ni sus descomunales deltoides pueden taparlo.

El actor Dwayne Johnson y su hija Simone en el estreno de 'Los vigilantes de la playa' en 2017.GETTY IMAGES


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