La encrucijada del Reina Sofía: ¿quién sucederá a Borja-Villel en la dirección de uno de los museos más importantes del mundo?
El Patronato de la institución iniciará el 1 de febrero un proceso de selección de candidatos del que se todavía no se conocen los plazos ni los miembros del comité que elegirá al ganador
Una de las plazas más cotizadas en el sector del arte contemporáneo internacional queda libre. El próximo 20 de enero termina el mandato de Manuel Borja-Villel tras 15 años al frente del Museo Reina Sofía. En el mundo del arte ya se intuyen los primeros movimientos. El Patronato del museo, reunido este lunes, ha determinado que el proceso de selección para buscar un nuevo director se convocará el 1 de febrero de 2023. Ese día, ...
Una de las plazas más cotizadas en el sector del arte contemporáneo internacional queda libre. El próximo 20 de enero termina el mandato de Manuel Borja-Villel tras 15 años al frente del Museo Reina Sofía. En el mundo del arte ya se intuyen los primeros movimientos. El Patronato del museo, reunido este lunes, ha determinado que el proceso de selección para buscar un nuevo director se convocará el 1 de febrero de 2023. Ese día, los candidatos sabrán si se presentan contra el actual responsable, que tiene vía libre para optar de nuevo al cargo tras haber agotado las tres prórrogas reglamentarias. “¿Retirarme? En absoluto, de nada. Existe más vida aparte de esto”, es lo último que ha declarado Borja-Villel. La puerta a un cuarto mandato, por tanto, no está cerrada.
El actual director no pone las cartas sobre la mesa. La campaña que ha empezado a su alrededor trata de mostrarlo como un candidato independiente, uno más. Si es que finalmente se presenta. Mientras, el murmullo que se levanta en el mundo del arte es otro. Muy pocos quieren hablar. Los que acceden a hacerlo, sin dar su nombre, lanzan el mensaje de que la renovación al frente del museo es necesaria y se muestran expectantes por conocer las normas de un concurso elegido por un patronato del que forma parte el actual director. De hecho, Borja-Villel tenía previsto levantarse este lunes de la mesa en el momento en que se comenzara a debatir la renovación. No era el único punto del día. Pero finalmente no lo ha hecho porque “todo se ha tratado en términos muy objetivos”, según ha podido saber EL PAÍS. “No ha sido necesario”. El director, según el comunicado del Patronato, ha intervenido para hacer un balance de sus 15 años de gestión.
A partir de febrero, se conocerán también los plazos para la composición de un grupo de trabajo que será el responsable del proceso y un comité de expertos que evaluará los proyectos de los candidatos, tal y como sucedió en 2007 cuando fue elegido por unanimidad el actual responsable. Por tanto, esta primera reunión solo ha servido para establecer una fecha de inicio, aún quedan los detalles por conocer.
El relevo
Borja-Villel ha cumplido los 65. La generación llamada a sucederle está en los 50. Candidatos de dentro y fuera de España muy vinculados a museos que, según explican fuentes del sector, aspiran a un cargo de este tipo casi como una culminación de carrera. Con un sueldo de más de 128.000 euros anuales. En el anterior concurso, se presentaron 29 personas.
“El Reina Sofía está ahora en una encrucijada”, dice Álvaro Rodríguez Fominaya, director del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León). “Se debe insistir en profundizar en la idea de museo nacional, una visión de Estado que no ha cumplido plenamente estos años. Han quedado fuera demasiados artistas y narrativas. Esto eleva el nivel de expectación ante el relevo de su dirección”. A falta de conocer los detalles del concurso, Rodríguez Fominaya considera que será necesario “un proyecto nacional que se inserte en las redes internacionales”. Y añade: “Lo que deseo es que independientemente de quién sea el director o directora, el futuro MNCARS avance por este camino”.
Manuel Borja-Villel es ese tipo de directores de museos incapaces de poner de acuerdo a la crítica. Genera las mismas pasiones que odios. La etiqueta que más veces ha recibido su trabajo ha sido la de “ideológico y político”, en el mejor de los casos, cuya traducción viene a ser: “podemita”. No le ayudó que Pablo Iglesias eligiera la plaza anexa al museo como lugar fetiche para dar sus mítines. Han dicho de su proyecto que “desprecia al público común” y que promueve “un indisimulado relato propagandista que supedita la autonomía y la libertad de las obras”. A su vez, ha recibido el elogio de aquellos que consideran que con sus ideas ha conseguido “enriquecer tanto a las grandes como a las pequeñas personalidades del arte español de los últimos 100 años”.
20 de enero
El 20 de enero, cuando Borja-Villel deje de acudir a su despacho en el Reina Sofía y ejerzan la gestión sus segundos, el subdirector gerente, Julián González Cid, y la subdirectora artística, Mabel Tapia, se activará un concurso cuyas normas las establecerá el Patronato, pero que está amparado por la ley de autonomía de la institución que se firmó en 2011, respaldada por el Consejo de Ministros. Es decir, bajo el mandato de Borja-Villel se consiguió esta independencia, de la que también disfruta el Museo del Prado, para gestionar sus cuentas y su funcionamiento interno.
Además, el concurso, como sucedió en 2007, cumplirá con los requisitos del Código de Buenas Prácticas del Ministerio de Cultura. “Esto ha sido un avance indiscutible en el sector, aunque los dos últimos años ha habido un retroceso en la calidad de estas prácticas y esto no contribuye a la transparencia ni a la profesionalización del sector”, opina el director del MUSAC.
Ni en la ley de autonomía del museo ni en este código (que no es de obligado cumplimiento) se impide al actual director presentarse. “En justicia puede hacerlo”, explica Marta Pérez Ibáñez, presidenta del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), una de las instituciones que participaron en la redacción de este código. En el IAC siempre se ha abogado por una limitación de mandatos de unos 10 años en las instituciones culturales. Unos plazos que no aparecen entre los puntos de este manual porque, como explica Pérez Ibáñez, no contaron con el consenso de los directores de los museos. “Suelen argumentar que son proyectos que no se hacen en 10 años”, continúa la responsable del IAC. Y pone de ejemplo los 31 años de Philippe de Montebello al frente del Museo Metropolitano de Nueva York. Miguel Zugaza estuvo 15 años al frente del Prado. Guillermo Solana es director artístico del Thyssen desde 2005.
“Se tarda un mínimo de entre cuatro y cinco años para poner en marcha un proyecto de museo, comenzar a ver resultados, crear redes y generar conocimiento”, explica el director del MUSAC. “Un proyecto expositivo debe contar con unos dos o tres años de desarrollo idealmente, y las redes internacionales se activan con unos cuatro o cinco años de antelación para compartir proyectos”.
Habrá que esperar a la primavera de 2023 para saber si el proyecto que inició Borja-Villel hace 15 años continúa o un nuevo candidato toma las riendas de uno de los museos de arte contemporáneo más importantes del mundo.