“Era sexo, drogas y rock. Duró hasta los 50 años. No está mal, ¿eh?”, grandes frases de Joaquín Sabina en el documental de Fernando León
Hoy se ha presentado en el festival de cine de San Sebastián ‘Sintiéndolo mucho’, donde el cantante ofrece un buen repertorio de su lapidaria oratoria
Aparece en pantalla fumando. Mucho. También bebiendo. Whisky, cava, tequila, combinados… Elementos que potencian el discurso socarrón y granuja de Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 73 años). El director Fernando León (Madrid, 54 años) ha sido la sombra del músico durante 14 años. El resultado de esa convivencia es Sintiéndolo mucho, un documental de dos horas sobre el artista que se ha proyectado este viern...
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Aparece en pantalla fumando. Mucho. También bebiendo. Whisky, cava, tequila, combinados… Elementos que potencian el discurso socarrón y granuja de Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 73 años). El director Fernando León (Madrid, 54 años) ha sido la sombra del músico durante 14 años. El resultado de esa convivencia es Sintiéndolo mucho, un documental de dos horas sobre el artista que se ha proyectado este viernes en el festival de cine de San Sebastián y que todavía no tiene fecha de estreno comercial. Son 120 minutos de exaltación de la figura del cantante, que en sus reflexiones aborda temáticas que han jalonado su carrera. Estos son algunos ejemplos. Ojo, el texto que sigue contiene destripes de la trama (o sea, spoilers).
- SOBRE EL MIEDO ESCÉNICO. Una temática constante en el documental. León se toma su tiempo para describir las sensaciones del cantante minutos antes de salir al escenario. “Es bueno que pases miedo”, dice Sabina. Aunque luego se siente sobrepasado: vomita media hora antes de un recital. “Parece mentira que con 40 años de profesión me pase esto. ¡Que salga el toro ya! Cuando salgo se quita el miedo”, afirma comparando las sensaciones previas al directo con las de una corrida de toros.
- LOS ESTIMULANTES. En uno de los momentos más tronchantes del documental, aparece Sabina preparándose antes de un recital, sentado en una mesa. Al lado, se ve un platito que acoge una montañita blanca. “Esto es sal, no vayáis a pensar, ¿eh”, se carcajea. Luego añade: “Sal para salivar”. Más tarde habla de su publicitado consumo de drogas: “Era sexo, drogas y rock and roll. Duró hasta los 50 años. No está mal, ¿eh?”. Desvela cuándo lo dejó y cómo se siente ahora al respecto: “Me quité de la coca hace ya 20 años. Y lo dejé sin internarme y esas cosas que hace la gente. Para mí fueron experiencias felices. Y cuando dejaron de serlo simplemente lo dejé”. Y añade: “¿Que si las echo de menos? Sí. ¿Que si caeré otra vez? No”.
- SU RELACIÓN CON SERRAT. Sabina y Serrat han estado de gira durante varios años en un espectáculo tan nostálgico como atractivo. Los dos comparten mánager y núcleo de seguidores. En el documental se ven impagables imágenes del dúo planeando un concierto y se aprecia sus diferentes personalidades: el metódico Serrat y el caótico Sabina. “Somos totalmente distintos. Serrat es el tipo muy organizado. Tiene un lado encantador, y otro rígido, con el gesto torcido”, apunta el jienense, que al poner en valor a su compañero le patinan las fechas: asegura que Serrat grabó Mediterráneo cuando tenía 19 años. En realidad, el catalán contaba 27.
- DE DÓNDE SURGEN LAS CANCIONES DE SABINA. Se habla con profusión en Sintiéndolo mucho del proceso creativo del protagonista. ¿Son autobiográficas las canciones de jienense? Así lo explica: “Tengo poca imaginación. Sería incapaz de inventar una historia que no tenga mucha relación conmigo o con alguien que haya visto. Por ejemplo, Pacto entre caballeros, no fue tal como lo cuento, pero sí me robaron y me lo devolvieron, y eso pasó dos veces en una semana. Luego exagero el final”.
- EL AMOR COMO MOTOR CREATIVO. El cantante aclara que no escribe sobre el amor, sino sobre el desamor: “El amor de eso que ahora llaman tóxico da unas canciones cojonudas. Todas las canciones que a mí me gustan son de desamor. Es una canción que haces para que esa hija de puta que te ha dejado tirado no pueda salvarse de oírla una y otra vez”.
- Y SABINA SE EMOCIONA. Uno de los momentos de mayor voltaje emotivo de Sintiéndolo mucho es cuando el cantante visita Úbeda, la ciudad donde nació, para un homenaje. Allí rescata unos escritos de su padre y los lee en voz alta para el documental. Se le hace un nudo en la garganta. “Uno de los nubarrones que casi nunca cuento y que llevo en el alma es que cuando empecé a tocar en sitios grandes, mi padre estaba con alzhéimer y mi madre muy enferma. Murieron enseguida. No disfrutaron del éxito del niño, que lo hubieran disfrutado como locos”.
- SUS INFLUENCIAS MUSICALES. Habla poco de rock Sabina en el documental. Eso sí, nombra a Bob Dylan. “Quería ser como Dylan, electrificarme”, señala para justificar su trasvase de los garitos cantautoriles a armar una banda y encontrar el éxito. Le juega otra mala pasada la memoria cuando afirma que Dylan actuó en el festival de Woodstock en 1968. Pero no lo hizo. Se declara “enamorado de los mariachis” y de José Alfredo Jiménez, “el que mejor ha tratado el tema del desamor”. Y ensalza el tango: “Tiene todo lo que a mí me gusta: el arrabal, los cuchillos, las putas…”.
- ADORACIÓN POR LOS TOROS. Si a alguien le gusta Sabina pero odia los toros, quizá tenga un conflicto a la hora de tratar al personaje. La fiesta es muy importante en el documental. Su padre lo llevaba a los toros cuando era pequeño. “Le tocaba subrepticiamente el traje a los toreros. Y me provocaba mucha emoción. Soy de la última generación en la que los niños jugábamos a los toros en lugar de al fútbol”, afirma. Las imágenes de su amigo José Tomás en una corrida en México donde casi pierde la vida por una cornada son un documental en sí. Preciosas y terribles a la vez. El rostro y las sensaciones de José Tomás antes de salir al ruedo podrían dar para mucho metraje.
- ¿PUEDE SABINA TODAVÍA COMPONER ALGUNA CANCIÓN MEMORABLE? El último disco del cantante es de 2017, Lo niego todo. No está entre los mejores del artista para sus seguidores. En su reciente entrevista con El País Semanal afirma que seguramente entrará a grabar otro álbum este otoño. En el documental dice: “Las grandes obras, con algunas maravillosas excepciones como Kant o Borges, están escritas por borrachos, drogadictos y pendencieros, gente de muy mal vivir. Se trata de explorar lugares turbios”. Luego se pone profundo al valorar si lo que resta de Sabina puede superar a lo que ya hay: “No soy capaz de mejorar viejas canciones que he hecho. Me considero incapaz de mejorarlas. A mí los discos de Dylan que más me gustan son los primeros. No creo que vaya a mejorar canciones como Contigo, Y sin embargo o Yo me bajo en Atocha. No lo creo”. El final del documental es un buen ejemplo de estas dudas. Para saber lo que ocurre, mejor verlo.