Un gran espectáculo de toreo a caballo
Guillermo Hermoso, con tres orejas, y Lea Vicens, con dos, salieron por la Puerta Grande, ante una extraordinaria corrida de El Capea
El día que los rejoneadores no tengan que matar a los toros, —todo se andará—, habrá que ensanchar las puertas grandes de las plazas para que puedan salir con holgura, porque el nivel técnico y artístico de la élite a caballo raya a mucha altura, y los toros criados para este espectáculo parecen hechos a medida.
Los de Carmen Lorenzo y su marido, Niño de la Capea, han sido perfectos para el lucimiento de Lea Vicens y ...
El día que los rejoneadores no tengan que matar a los toros, —todo se andará—, habrá que ensanchar las puertas grandes de las plazas para que puedan salir con holgura, porque el nivel técnico y artístico de la élite a caballo raya a mucha altura, y los toros criados para este espectáculo parecen hechos a medida.
Los de Carmen Lorenzo y su marido, Niño de la Capea, han sido perfectos para el lucimiento de Lea Vicens y Guillermo Hermoso, de buenas hechuras, con muchos pies, fijos en las monturas, nobles y con una clase extraordinaria en todos los tercios.
La tarde quedó en un mano a mano tras la lesión que ha sufrido Pablo Hermoso en un entrenamiento; al parecer, sufrió una caída, lo pisó el caballo en el tórax y le ha provocado un traumatismo costal y cervical que le impidió estar en Las Ventas.
Lea y Guillermo protagonizaron un gran espectáculo de toreo a caballo; los dos rayaron a gran altura, mostraron unas cuadras espectaculares y solo fallaron de manera reiterada con el rejón de muerte, lo que impidió que ahora se hablara de un esportón de orejas.
Quizá haya sido esta la mejor de la rejoneadora francesa en esta plaza. Tiene un defecto —nadie es perfecto— y es que bate demasiado pronto en el encuentro con el toro, y, a veces, se ve obligada a estirar al brazo para poder clavar rejones y banderillas.
Por lo demás, muestra una notable evolución como torera a caballo, y se lució, por ejemplo, a la hora de parar a sus toros en un palmo de terreno, y, sobre toro, templando a dos bandas, de manera excelente.
A lomos de Bético, un caballo que siente el toreo y conoce el temple, emocionó a los tendidos en el tercio de banderillas del primer toro y el último; Diluvio es otro torero de alta gama, y fue el protagonista de la lidia del cuarto, junto a Aladín, otra estrella de la cuadra.
No mató bien a ninguno de sus toros, y solo la generosidad del público le permitió pasear las dos orejas que la llevaron en volandas por la Puerta Grande, que ya estrenó en 2019. Pero su evolución es manifiesta, se le nota más aguerrida y menos encorsetada, más torera; solo que debe arriesgar más —hay que clavar, no tirar— y entrenar con el rejón de muerte.
Lo de Guillermo Hermoso es otra historia. Da la impresión de que se cayó de la cuna y acabó montado en un caballo. Lo sabe todo, o eso parece; lo hace bien, conoce la técnica, se siente torero, tiene facilidad para llegar a los tendidos y su cuadra se acerca a la perfección. Es lo que se dice ‘un niño repelente’ porque si con 24 años que cumplirá en agosto se manifiesta con la madurez de un maestro veterano, no se sabe a qué puede aspirar.
Pulcro, clásico y cohibido se le vio en el toro de su confirmación de alternativa; bien, sin epatar. Pero fue otro muy distinto en los otros dos. Sin nervios y plenamente confiado en sus posibilidades, destacó en todos los tercios a lomos de Berlín, una maravilla de caballo, con el que templó a dos bandas y se lució con unas hermosinas espectaculares; con Disparate, otra estrella de su cuadra, sin olvidar los quiebros de Ecuador, arrebató a los tendidos. También mató mal, a pesar de lo cual cortó tres orejas y allá que salió por vez primera a hombros hasta la calle Alcalá.
A pesar de las imperfecciones, una gran tarde de toreo a caballo. (Se supone que la empresa no le habrá ofrecido el puesto vacante a Diego Ventura, el gran ausente de esta feria. Pero, claro, hubiera sido el padrino de Guillermo, y eso no lo aceptaría su padre de ningún modo. Maldita política taurina…).
El Capea-Lorenzo/Lea Vicens, Guillermo H. de Mendoza
Toros reglamentariamente despuntados de El Capea y Carmen Lorenzo, bien presentados, nobles, codiciosos y con mucha clase y movilidad.
Lea Vicens: dos pinchazos, rejón contrario y bajo y siete descabellos (silencio); pinchazo y rejón en dos tiempos (oreja); rejón trasero y caído (oreja). Salió a hombros por la Puerta Grande.
Guillermo Hermoso de Mendoza, que confirmó la alternativa: rejón contrario y bajo, pinchazo, rejonazo y un descabello (silencio); pinchazo y rejón en lo alto (oreja); rejón trasero en dos tiempos (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta Grande.
Plaza de Las Ventas. 29 de mayo. Vigesimosegunda corrida de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).