¡Qué poco duró el rigor presidencial!

Álvaro Lorenzo corta una orejita y Daniel Luque da una vuelta al ruedo ante una corrida de Montalvo de pobre juego

Daniel Luque, en el comienzo de faena al cuarto toro de la tarde.Alfredo Arévalo

Fue cuestión de media hora. Un poco más, quizás. Ese fue el tiempo que le duró el rigor al presidente. El tiempo que transcurrió entre la petición de oreja a Daniel Luque tras la muerte del cuarto y la concesión del trofeo a Álvaro Lorenzo en el sexto. “¡Qué necesidad tengo yo de esto!”, debió pensar el usía tras la tímida bronca que escuchó al acabar la vuelta al ruedo del sevillano. Así que, cuando volvie...

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Fue cuestión de media hora. Un poco más, quizás. Ese fue el tiempo que le duró el rigor al presidente. El tiempo que transcurrió entre la petición de oreja a Daniel Luque tras la muerte del cuarto y la concesión del trofeo a Álvaro Lorenzo en el sexto. “¡Qué necesidad tengo yo de esto!”, debió pensar el usía tras la tímida bronca que escuchó al acabar la vuelta al ruedo del sevillano. Así que, cuando volvieron a florecer los pañuelos, no se lo pensó dos veces.

Y así, gracias a esa exigua exigencia del palco, Álvaro Lorenzo paseó una orejita tras una faena insulsa en la que dio muchos muletazos, pero casi ninguno merecedor de ser recordado. Mecánico, carente de toda pasión o expresión artística, ejecutó algunos naturales estimables, pero de insuficiente calidad. Claro está, la voltereta que sufrió al inicio de la faena, y que le costó una cornada de pronóstico reservado, y la estocada, trasera, pero cobrada a la primera, tuvieron una influencia capital en el ánimo de este generoso y triunfalista público moderno.

Pese a la oreja, no fue la tarde de Lorenzo. Si bien ante ese noble y soso sexto al menos anduvo aseado, mucho más perdido se mostró frente al deslucido tercero, que se movió siempre a la defensiva. Incómodo, nunca se acopló, y sufrió hasta dos desarmes.

Mucho más claro lo vio Daniel Luque. Tras su reciente triunfo en la Feria de Abril de Sevilla, volvió a demostrar que es uno de los toreros en mejor forma del escalafón. El de Gerena se inventó una faena que fue a más ante el manso y descastado cuarto, que iba y venía, con nobleza, pero sin la menor codicia. A base de adelantarle mucho la muleta y ligar rápido, sin dejarle parar, logró algunas tandas muy aplaudidas y de indudable mérito y limpieza, aunque despegadas.

A ese toro, al igual que al inválido primero, al que templó muchísimo sin posibilidad de lucimiento, lo mató bien. Y eso, hoy en día, ya es noticia.

Y de un torero que vive uno de los mejores momentos de su carrera, a otro que permanece en el extremo contrario. López Simón. ¡Qué mal anda López Simón! A él le correspondieron los dos astados de mejor juego de la blanda y descastada corrida de Montalvo -de muy desigual presentación, además-. Pero ni por esas. No hay nada peor en el toreo que la indiferencia, que el no decir ni transmitir nada cuando uno está delante del toro. Y eso es lo que le ocurre al madrileño: da pases, muchos pases, pero que no despiertan sentimiento o emoción alguna.

El anovillado segundo, que dio muestras de invalidez en los primeros tercios, aguantó, sin embargo, y tuvo movilidad en la muleta; mientras que el muy hondo quinto, de 633 kilos y contada casta, desarrolló nobleza y calidad. Despegado, destemplado y metiendo pico a destajo, López Simón los desaprovechó.

Capítulo aparte merece lo ocurrido en el segundo tercio del toro que cerró el festejo. Hasta en ocho ocasiones tuvieron que pasar Curro Javier y Víctor Cañas para dejar tres tristes banderillas. Bien es verdad que el de Montalvo esperó y cortó mucho por ambos pitones, pero no es de recibo que dos contrastados profesionales no sean capaces de dejar, ni siquiera, los cuatro palos reglamentarios. Rejoneo a pie y cacicada del presidente cambiando el tercio de forma antirreglamentaria. ¡Qué poco duró el rigor!

MONTALVO/LUQUE, LÓPEZ SIMÓN, LORENZO

Toros de Montalvo, desiguales de presentación, con algunos muy serios y hondos, y otros muy justos de trapío; nobles, blandos y descastados en conjunto.

Daniel Luque: estocada ligeramente atravesada (silencio); _aviso_ estocada (vuelta al ruedo tras petición de oreja).

López Simón: pinchazo y estocada desprendida _aviso_ (saludos); estocada desprendida _aviso_ (silencio).

Álvaro Lorenzo: estocada trasera, caída y atravesada (silencio); estocada trasera (oreja). En el sexto sufrió una cornada de 15 centímetros en la cara posterior del muslo derecho. Pronóstico reservado.

Plaza de toros de Las Ventas. 1ª corrida de la Feria de San Isidro. Algo menos de tres cuartos de entrada (15.348 espectadores, según la empresa).

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