Los cuartetos de Conrado del Campo en un concierto antológico
El compositor ha sido calificado durante más de cien años como wagneriano, germanófilo, maestro
Velada importante en la Fundación March. Concierto consagrado al proyecto de recuperación de todos los cuartetos de cuerda del maestro madrileño Conrado del Campo (1878-1953), un proyecto con un carácter patrimonial tan necesario como meritorio.
Catorce cuartetos de cuerda son muchos y cuando se va conociendo su sustancia musical queda claro que convierten a Del Campo en el principal cuartetista español del siglo XX y, ¿por qué no?, quizá del XXI de momento. Pe...
Velada importante en la Fundación March. Concierto consagrado al proyecto de recuperación de todos los cuartetos de cuerda del maestro madrileño Conrado del Campo (1878-1953), un proyecto con un carácter patrimonial tan necesario como meritorio.
Catorce cuartetos de cuerda son muchos y cuando se va conociendo su sustancia musical queda claro que convierten a Del Campo en el principal cuartetista español del siglo XX y, ¿por qué no?, quizá del XXI de momento. Pero esta ambiciosa producción necesitaba atención editorial, revisión crítica y una puesta a disposición del públicos, aficionados y profesionales a la altura del corpus.
El proyecto integral de los cuartetos de Del Campo se inició el pasado año con un concierto que reunía los cuartetos 1 y 4. Esos mismos cuartetos han sido presentados el lunes pasado en pulcra edición y exquisita revisión crítica; y ayer, se ofrecía el segundo concierto con los números 3 y 5, la edición de estos será ofrecida el año próximo con un nuevo concierto de los siguientes, y así, escalonadamente, hasta cubrir todo el proyecto. La Fundación Marcha ha contado con la colaboración de la Fundación SGAE y la Sociedad Española de Musicología. En lo que respecta a los cuartetos escuchados anoche, las ediciones críticas y los doctos comentarios al programa han correspondido a Aldo Mata y Tomás Garrido para el Cuarteto nº 3, y a Garazi Echeandia para el Cuarteto nº 5.
Pero queda la guinda del pastel, el concierto de anoche ha corrido a cargo de una de las agrupaciones más destacadas de Europa, el Cuarteto Diotima. Este grupo francés se ha asentado como uno de los grandes y, sin duda, el más importante de los dedicados a música contemporánea y, como buenos amigos de España que son, el próximo 9 de mayo volverán a los escenarios madrileños para interpretar la integral de cuartetos de Mauricio Sotelo.
Conrado del Campo ha sido calificado durante más de cien años como wagneriano, germanófilo, maestro (siempre como descalificación de su fibra creadora y de su inspiración). Pues sí, era wagneriano, germanófilo y maestro. El problema es que estas etiquetas no aclaran nada de su música, más allá de ciertos tecnicismos que ya a nadie interesan.
Para el público actual, su música ante todo idiomática. Así lo han entendido los virtuosos del Cuarteto Diotima, que seguramente se enfrentaban por primera vez a esta música. El conocimiento Del Campo del cuarteto de cuerda (fue miembro del Cuarteto Francés durante dos décadas), lo convierten en un músico que siempre dice cosas, y muchas, a músicos de cualquier ámbito. Los Diotima, aparte de la música más reciente, son perfectos conocedores del repertorio de principios del siglo XX, Alban Berg, Bela Bartók, Leoš Janáček, etc., y han atisbado el olor del verdadero cuartetista con un concierto de antología.
Los dos cuartetos, el 3 y el 5, son muy contrastantes. El número 3 es prácticamente desconocido, sus editores estiman que quizá sea una primicia mundial la audición de anoche, lo que se extiende a una breve y jugosa pieza extra añadida, el Intermezzo-Scherzo sobre el apellido Mi-la-nés. Por el contrario, el Cuarteto nº 5 es probablemente el mejor conocido y más escuchado, aunque mucho más en vida del autor que en tiempos modernos. El nº 3 es corto porque solo se conservan dos movimientos, el nº 5 es largo, contiene seis y su tamaño ya fue desde el principio controvertido, se inspira en Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer y tiene un carácter de música de programa que, en apariencia, debilita su eficacia. Sin embargo, como contraste, cada unos de sus seis movimientos son de una belleza subyugante y si la belleza puede cansar, allá cada cual. La versión escuchada apuesta por la completa de los seis movimientos y el oído actual solo encuentra allí calidades y brillos suficientes como para que se pueda considerar una barbaridad que esta música siga oculta o casi silenciada. El proyecto de la March/SGAE/SEdeM se ha pronunciado en voz alta contra esta barbaridad.