Ese cuadro que aparece en tu serie favorita no es ‘atrezzo’
El cuarto capítulo de la segunda temporada de Euphoria muestra obras y secuencias de películas milimétricamente elegidas
Esta pieza corresponde a uno de los envíos del boletín semanal Correo del Arte, que se envía cada dos miércoles y que es exclusivo para suscriptores de EL PAÍS. Si quiere apuntarse para recibirlo, puede hacerlo en este enlace.
Hola, soy Ana Marcos, redactora de Cultura. Hoy, por primera vez, este boletín solo llegará a los suscriptores y suscriptoras de EL PAÍS. Seguimos siendo unos cuantos, más de 7.000. Espero que esta comunidad siga creciendo.
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Este Correo del Arte mezcla varias disciplinas: el arte (claro), el cine y las series. No pretendo hacer spoilers, así que puedes seguir leyendo con tranquilidad. Lo vamos a ver con un ejemplo concreto: los primeros segundos del cuarto capítulo de la segunda temporada de Euphoria mezclan una sucesión de obras y secuencias de películas milimétricamente elegidas. Como ha sucedido en tantas ocasiones en el cine y las series, la decoración no es solo atrezzo, a veces encierra tantas capas de significados que un cuadro en un salón puede convertirse en un personaje más.
En este caso, la selección que ha hecho Sam Levinson, director de la serie, responde a varios temas. Por un lado, el amor. Ese sentimiento que se apodera de todo, también de la relación de las dos adolescentes protagonistas. Mientras Jules (Hunter Schafer) le practica sexo oral a Rue (Zendaya), ella deja volar su imaginación y nos dice a los espectadores: “No creo que entendáis lo mucho que quiero a Jules”. Por si acaso lo llegamos a entender, nos comparte lo que se le va pasando por la cabeza en ese momento de excitación, serotonina y oxitocina.
El nacimiento de Venus del pintor renacentista Sandro Botticelli. La diosa que Rue se imagina es su chica. Una mujer desnuda, de larga melena, que flota en una concha por el mar. Los vientos soplan una lluvia de flores sobre Jules, cuyo pelo deja al descubierto sus pechos y solo le cubre el pubis. Primera capa de significado: Hunter Schafer es una mujer trans. Al otro lado, una sierva espera para vestir a la divinidad. La obra representa, como explican en la Galería Uffizi de Florencia, donde cuelga el cuadro: el nacimiento del Amor y de la belleza espiritual como la fuerza motriz de la vida.
Yoko Ono y John Lennon. Rue hace un viaje artístico y temporal y se imagina como Yoko Ono mientras recibe los besos de su amante desnudo, Lennon, amarrado a ella, en la cama, en una imagen que Annie Leibovitz tomó antes del asesinato del artista en 1980. Fue un encargo para la revista Rolling Stone. “Eso es, esa es nuestra relación”, recuerda siempre la fotógrafa las palabras del intérprete de Imagine que no llegó a ver la imagen.
Los amantes del pintor surrealista René Magritte. Jules y Rue recrean el beso de esta pintura con sus rostros cubiertos por una tela. El original está en el MoMA de Nueva York. Hay varias interpretaciones del cuadro, una que plantea que es la manera en la que el artista se liberó de una imagen que le quedó grabada de pequeño cuando vio cómo sacaban el cadáver de su madre de un río envuelto en una tela. Hay otra que encaja más con la trama de Euphoria: una metáfora del deseo, del amor imposible.
Diego en mi pensamiento, autorretrato de Frida Kahlo. Jules se convierte en la pintora mexicana, un icono del feminismo, y en su frente se dibuja el retrato de Rue, de su amor, como la artista se pintó el de Diego Rivera. Es una obra que llega con el divorcio de la pareja de creadores, pero en la que Kahlo viste un vestido tradicional tehauna que a Rivera le encantaba. Él está en su cabeza, en el centro de sus pensamientos, como les pasa a las protagonistas de la serie, incapaces de separarse, ni siquiera en el deseo. Frida Kahlo se pinta con bigote y entrecejo, desafiando todas las convenciones heteronormativas, como representa el personaje de Jules.
Demi Moore y Patrick Swayze en Ghost. Jules y Rue también son alfareras, muy amateurs a tenor del resultado que consiguen al amasar el barro en el torno. Esa secuencia de una pasión y amor trágico llevada al paroxismo por las dos adolescentes.
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet en Titanic. “Estoy volando, Jack”, le dice Rose cuando subida en la proa del barco despliega los brazos y siente que todas las constricciones sociales que pesan sobre ella desaparecen mecidas por el viento y la sal del océano. Una sensación que Jules y Rue parecen percibir siempre que logran escapar a su coyuntura.
Jake Gyllenhaal y Heath Ledger en Brokeback Mountain. Una historia de amor entre dos hombres, dos cowboys que no pueden sortear la violencia de una sociedad hostil incapaz de tolerar la homosexualidad. Euphoria recrea otro momento histórico en el que pese a los avances en igualdad, el prejuicio y la homofobia se mantienen.
Blancanieves. El beso que el príncipe Rue le da a la princesa Jules hace saltar por los aires todos los clichés machistas en los que se sustentan las versiones Disney de los cuentos tradicionales. Antes de que el personaje que interpreta Zendaya pueda agacharse y besar obtiene el consentimiento de su amada. Una adaptación moderna, feminista, tolerante y respetuosa.
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En una casa. Genealogía del trabajo del hogar y los cuidados. Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Un proyecto multidisciplinar que cuenta la vida de 13 mujeres de diferentes procedencias. Están unidas por la invisibilidad y la precarización de sus trabajos a pesar de su centralidad en la vida de tantos: limpian, lavan, cocinan, compran, cosen, cuidan de las casas y de las personas. En este reportaje de Ferran Bono puedes consultar más detalles de esta iniciativa.